Fred Vargas |
MANUEL RODRÍGUEZ RIVERO
2 DE JUNIO DE 2017
Decía Umberto Eco que la esencia de la novela policiaca es eminentemente filosófica. Y que su pregunta fundamental —quién lo hizo: whodunnit?— se la planteaban ya los presocráticos y no ha dejado de acompañarnos desde entonces. El maestro italiano llegó a decir que la demostración de la existencia de Dios tal como la explica santo Tomás era una auténtica obra maestra de la investigación policiaca. Posiblemente tenga razón, y quizá por ello haya tantos filósofos y pensadores aficionados al género. Lo cierto es que, aun no siendo un fanático de la novela negra, yo también la uso (escojo la palabra adrede) para cargar pilas narrativas. Me pasa especialmente con algunos autores. Con las novelas de Fred Vargas, por ejemplo, a cuya traducción española nunca puedo esperar. Quand sort la recluse (literalmente: cuando sale la reclusa), su novela decimocuarta y la novena protagonizada por el intuitivo comisario Jean-Baptiste Adamsberg, colma las expectativas creadas por esa obra maestra del género que es Tiempos de hielo, que con más de 450.000 ejemplares vendidos en Francia (unos 25.000 en España, entre Siruela y DeBolsillo) encaramó otra vez a su autora al primer puesto de la lista de más vendidos. De nuevo asistimos al despliegue del universo vargiano: personajes secundarios excéntricos (estupendos el erudito comisario adjunto Adrien Danglard), lugares misteriosos, símbolos antiguos y animales, siempre animales. Fred Vargas, que además de medievalista es especialista en arqueozoología, centra esta vez su relato en la diminuta —y venenosa— araña reclusa (Loxosceles reclusa, por su nombre latino) y a una serie de misteriosas muertes por ella producidas, pero el calificativo también remite a otras reclusas más humanas que, tanto en el medievo como más cerca, eran encerradas en celdas. La novela, de la que me resisto a contarles más por no chafarles la compleja y apasionante trama, es, además de la historia de una venganza, un alegato feminista contra la violencia y los abusos. Vargas, que cumplirá 60 años uno de estos días, se ha convertido en una de las más ineludibles referencias de la novela negra europea de esta década. Por eso resulta una rareza el hecho de que sus ventas en España todavía no estén a la altura de su importancia.
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