viernes, 5 de enero de 2024

Sid Row / El lado oscuro de los Ángeles

Un vagabundo empuja un carro de supermercado con todas sus pertenencias en una calle
de Skid Row, la zona más degradada de los suburbios de Los Ángeles.

Sid Row
EL LADO OSCURO DE LOS ÁNGELES
Fotografías de Jae C. Hong
19 de octubre de 2013


Los Ángeles, capital del lujo y la ostentosidad, se desangra.

La ciudad del cine, de la tele y de la música se desangra. Los Ángeles, antaño una urbe referente en todo el mundo, vive en una perpetua crisis que está provocando una rápida y brutal decadencia de la que no se vislumbra final. Al menos es la conclusión principal de un estudio elaborado por Los Angeles 2020 Comission, una comisión independiente y privada presidida por Mickey Kantor que cuenta con 12 personas más, líderes de la comunidad que han trabajado voluntariamente en sacar adelante este análisis.
Y sus datos son absolutamente demoledores. La pobreza extrema, el tráfico, el sistema educativo o la crisis de liderazgo son graves problemas que están atenazando el desarrollo de la ciudad de una manera muy preocupante.
"Los Ángeles apenas se mueve (...) cuando el resto del mundo marcha hacia delante. Estamos fallando en adaptarnos a las realidades del siglo XXI y nos estamos convirtiendo en una ciudad en declive”, comienza el estudio que ahonda en los errores que está cometiendo la ciudad, anclada en el pasado y viendo impotente el desarrollo de otras urbes en el país y en el mundo entero.
La pobreza es sin duda una de las principales lacras de Los Ángeles. La congelación de los salarios y el alto desempleo, rozando el 10% y muy por encima de la media nacional, han provocado que cerca del 40% de la población viva en condiciones complicadas, lejos del lujo y la ostentosidad de la que tantas veces ha presumido a lo largo de los años. A la urbe californiana se la conoce en Estados Unidos como la “ciudad de los sin techo”, ya que tiene a más de un millón de personas en esta situación.
Pero si es mala la situación social, no se queda atrás la educativa debido al fracaso de las escuelas públicas, que no solo comprometen el presente, sino que dejan el futuro de la ciudad tambaleándose peligrosamente. El informe no duda en señalar que este año Los Ángeles gastará más de 7.000 millones de dólares en educar a 640.000 estudiantes, pero poco más del 60% acabarán graduándose en la escuela superior, una cifra muy por debajo de la media del resto de California.
Problemas de tráfico con unos transportes públicos insuficientes y paralizados, un déficit crónico en los presupuestos con los gastos subiendo anualmente mientras los ingresos se mantienen estables, o una grave crisis de liderazgo que se traduce en políticas ineficaces son otros de los factores que hacen temer un sombrío futuro por delante.
Sin embargo, la comisión acaba el informe viéndolo desde una óptica positiva y afirma que “Los Ángeles tiene todos los ingredientes para superar este declive y salir adelante” y publicará un escrito próximamente en el que recomendará varias medidas necesarias para que la ciudad recupere cuanto antes el esplendor perdido.

Dos indigentes en una calle de Skid Row. A la izquierda, Cesar Solozano de 60 años. Son varios miles de vagabundos los que conviven cada día en este suburbio de Los Ángeles.
Una mujer rebusca en la basura en una calle de Skid Row.
Torrance Moore, vagabundo de 46 años, prepara su cama con cartón en el interior de una tienda en la acera de una calle de Skid Row. Las autoridades locales permiten acampar a los mendigos de 9 de la noche a 6 de la mañana. A partir de esa hora, todas las tiendas deben haber sido recogidas.
Un alto porcentaje de la gente que vive en Skid Row son personas con problemas de abuso del alcohol o las drogas y veteranos de guerra con trastornos mentales. En la imagen, en primer plano, George Mendez, ex-alcohólico de 55 años.
Un vagabundo se esconde tras un recorte de una fotografía de Buda.
Un vagabundo duerme en el suelo en una calle de Skid Row. Varios miles de indigentes pernoctan cada día en sus calles; los más afortunados consiguen una cama que ofrecen las asociaciones benéficas, pero la mayoría acaban durmiendo en la calle.
El pastor Emmanuel Okoli, a la izquierda, oficia un acto religioso para personas sin hogar en la misión de Outreach, en Skid Row.
Antoinette Theus (izquierda) es vagabunda en las calles de Skid Row desde hace 30 años.

Shawn McGray, vagabundo de 34 años, busca comida en el interior de un contenedor de basura.
Margaret Warrick, una indigente de 55 años de edad, se acomoda en el patio de un refugio improvisado donde los vagabundos pueden pernoctar.


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