Raquel Jiménez Jiménez
24 de junio de 2016
Oso es uno de esos felices alumbramientos de la editorial Impedimenta. En 1976 Marian Engel publicó esta novela que causó una gran controversia en Canadá. Se alzó ese mismo año con el Governor General’s Literary Award y consiguió que autores como Margaret Atwood y Alice Munro la idolatrasen.
El secreto de cómo una activista por los derechos de los escritores, Marian Engel, lo consiguió, radica en la sutil composición que aúna erotismo, amor a la naturaleza y una idílica trama costumbrista.
Se podría resumir la trama de esta novela en una única frase: una mujer encuentra el placer de espaldas bajo las zarpas de un viejo oso. Escandalizó en su momento, no tanto por sus ingredientes explícitamente zoofílicos como por la aseveración de que un oso podía dar placer a una mujer de un modo en que un hombre no había sido capaz previamente: de manera altruista, anteponiendo el placer femenino a todo lo demás. ¿Escandalizaría Oso igualmente hoy día?
Oso cuenta la historia de Lou, una bibliotecaria que pasa un verano en una mansión victoriana en una isla recóndita, con el objetivo de hacer inventario de los libros que sobrevivieron a su dueño, un coronel recientemente fallecido. Irá catalogando la biblioteca del coronel Cary, al tiempo que va desarrollando una relación con el oso que habita en la casa. Una relación que ambos irán poco a poco estrechando a la par que Lou descifra, gracias a escuetas notas contenidas en los libros, la relación que los anteriores habitantes de la mansión habían mantenido con dicho animal. Lou parece escapar de una vida anodina y carente de sentido y encuentra en esta isla recóndita la emoción, un trabajo que la apasiona y el amor bajo las zarpas de un oso.
Narrada con una prosa ágil la novela sorprende por su sencillez. Y aún cuando se podría creer que una historia transgresora como ésta golpearía al lector hasta dejarlo inconsciente, la autora sube un escalafón más en exquisitez: la trama se desenvuelve como un delicado fluir en el que todo cobra sentido poco a poco y nada estorba o parece fuera de lo común. Ninguna escena causa repulsión al lector pues la relación se desarrolla con total naturalidad. La prosa de Engel goza de sutilidad y un leve toque de sensualidad y misterio.
Además de las particularidades que una relación amorosa con un oso conllevan y que Lou irá descubriendo y disfrutando a la vez que el lector, el trabajo de la bibliotecaria permitirá al lector repasar a algunos autores como Aphra Behn o James Fenimore Cooper o asombrarse con la relación entre el pirata Trelawny, Shelley y Byron. Pero sin duda la esencia que quedará de esta novela es el goce estético de la vuelta a la naturaleza que defendía Rousseau.
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Título: Oso. Autora: Marian Engel.
Traductora: Magdalena Palmer.
Editorial: Impedimenta.
Páginas: 168.
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