Fotos memorables
Kevin Carter
Por Julio Mateos
Para mí son fotos, que más allá de la dureza del momento que captura, me llenan de sentimiento de impotencia. De saber de si yo hubiese estado allí … habría actuado … habría hecho algo. Son fotos que también invitan a saber más, a querer saber qué pasó.
De la historia de Kevin Carter sabemos mucho. La fotografía fue tomada en Sudán y publicada en el New York Times el 26 de Marzo de 1993. Hay historias que cuentan que Carter esperó a tener una toma totalmente desgarradora. Que esperó a que el buitre abriese sus alas. Se le culpó de no ayudar a la niña, ni de denunciar verdaderamente la hambruna de Sudán.
Un compañero de Carter, Joao Silva, comentó que Carter esperaba a que la niña defecara (era lo que el buitre realmente quería comerse) y que para nada peligraba la situación de la niña. Walter Astrada, que poseía información de primera mano (precisamente le interrogué por esta fotografía) me comentó que los padres de la niña estaban a su lado, sólo que no se veían en el encuadre.
Lo cierto es que Kevin Carter se suicidó en Julio de 1994 (poco tiempo después de recoger el premio Pulitzer). Dejó una nota con el siguiente mensaje: “Ante todo, he de decir que lo siento, lo siento mucho, he llegado a un punto en el que el dolor de la vida supera con creces a las alegrías en el que la dicha ya no existe. Me persiguen los recuerdos de las masacres y los cuerpos…”
¿Qué pasó realmente con esa niña? Parece que está claro que no le pasó nada en el momento de la foto. Hoy aparecía en el Mundo el artículo Kong Nyong, el niño que sobrevivió al buitre. Ahora sabemos que no era niña, sino niño; que sobrevivió a aquel día y que murió hace 4 años. Aquí el padre nos muestra la famosa foto, sin saber lo famoso que era su hijo.
http://www.mundoparalelo.com/category/fotografos/
La historia no contada de la fotografía que ganó el Pulitzer
Kong Nyong, el niño que sobrevivió al buitre
Alberto Rojas | L. Núñez Villaveirán
- EL MUNDO viaja a Sudán a encontrar al niño que fotografió Kevin Carter
- La imagen, publicada en 'The New York Times', ganó el Pulitzer
- El fotoperiodista Carter se suicidó pocas semanas después
¿Por qué la camisa del miliciano de Capa luce tan inmaculada en el momento de recibir un disparo mortal? ¿Estuvieron alguna vez enamorados el chico y la chica que retrató Doisneau frente al Hotel de Ville de París? ¿Cómo se llama aquel hombre que detuvo el avance de una columna de blindados en Tiananmen?
Todos los grandes iconos fotográficos cargan con su ración de mitología. Pero hay otros en los que la mitología ha virado hacia la leyenda negra.¿Por qué Kevin Carter no ayudó a la niña a escapar del buitre?
No es fácil imponerse a las leyendas, y más cuando estas tienen el color negro de la muerte. El fotógrafo sudafricano Kevin Carter visitó en avioneta la aldea sudanesa de Ayod en 1993 para denunciar la hambruna y la guerra que sufría el país.
Antes de irse, vio a un bebé desnutrido tendido en la arena justo en el mismo plano que un buitre, dos símbolos poderosos que representaban la mejor metáfora de lo que sucedía en aquel lugar en aquel instante, una de las catástrofes humanitarias más importantes del siglo XX.
Carter dejó Ayod sabiendo que había conseguido una gran fotografía y así fue. 'The New York Times' la publicó días después con un efecto que él desconocía. La opinión pública se volvió contra él por no haber hecho nada para salvar a la criatura de las garras de ese buitre amenazante, llegando a acusarle de ser el auténtico carroñero de la foto. Un año después, en 1994, ganó el Pulitzer y se suicidó.
Nadie vio morir a aquel bebé y es la propia imagen la que desmiente ese destino trágico, al menos en parte, ya que la criatura de la foto lleva en su mano derecha una pulsera de plástico de la estación de comida de la ONU, instalada en aquel lugar. Si se observa la foto en alta resolución, puede leerse, escrito en rotulador azul, el código "T3".
A Carter se le criticó por no ayudar al bebé y el mundo le dio por muerto a pesar de que el propio Carter no lo vio morir, sólo disparó la foto y se fue minutos después. La realidad es que ya estaba registrado en la central de comida, en la que atendían enfermeros franceses de la ONG Médicos del Mundo.
Florence Mourin coordinaba los trabajos en aquel dispensario improvisado: "Se usaban dos letras: "T", para la malnutrición severa y "S", para los que sólo necesitaban alimentación suplementaria. El número indica el orden de llegada al feed center". Es decir, que Kong tenía malnutrición severa, fue el tercero en llegar al centro, se recuperó,sobrevivió a la hambruna, al buitre y a los peores presagios de los lectores occidentales.
Con esa premisa, y la posibilidad de que la criatura siguiera viva a pesar de la hambruna y la guerra, Crónica ha viajado a Ayod 18 años después para reconstruir la historia de aquella fotografía.
Después de varias reuniones con decenas de habitantes de la aldea, una mujer que repartía comida en aquel lugar hace 18 años llamada Mary Nyaluak dio la primera pista sobre el paradero de la misteriosa criatura. "Es un niño y no una niña. Se llama Kong Nyong, y vive fuera de la aldea".
Dos días después, aquella pista llevaría hasta la familia del pequeño, cuyo padre identificó al pequeño y confirmó que se recuperó de aquella hambruna pero que murió hace cuatro años de "fiebres".
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