Martin Landau y Woody Allen en el cartel de Delitos y faltas o Crímenes y pecados (1989) |
Eric Lax
WOODY ALLEN SALE DE VIAJE
Septiembre de 1988
Woody ha regresado hace poco de un largo viaje por Europa, incluyendo Escandinavia. Antes de su partida había manifestado su deseo de no trabajar en un guión que tenía medio acabado: “Por lo general, cuando escribo un guión no hago pausas tan largas como esta. Puede que lo deje una semana guardado en un cajón, pero estas van a ser unas vacaciones de dieciocho días”. Para su sorpresa, terminó el guión aprovechando las mañanas para escribir en el papel de carta de los diversos hoteles donde se alojaba; luego doblaba las hojas de papel y se las guardaba en el bolsillo de la pechera del abrigo. A medida que avanzaba el viaje, las cuartillas del Grand Hotel de Estocolmo se juntaban con los grandes folios rectangulares del Villa d’Este del lago de Como, las anchas y níveas hojas con el membrete dorado en relieve del Gritti Palace de Venecia, las hojas más pequeñas y apenas sin grabar del hotel Hassler de Roma, diversos papeles tipo télex y varias hojas de papel arrancadas de una libreta de colegial comprada en un comercio de Copenhague. Al llegar a Londres el bolsillo del abrigo de Woody abultaba como si llevara una barra de pan. Al final su ayudante Jane Martin lo convenció para que dejara el material en el hotel a buen recuado en lugar de cargar con él todo el día, aunque solo fuera para evitar que acabara manchado de sopa en un restaurante; así pues, cada día varias hojas pequeñas del elegante papel en azul del Claridge acababan dobladas por la mitad, apiladas encima del montón y guardadas bajo llave antes de que Woody abandonara la habitación del hotel para deambular por las calles de la ciudad.
Cuando regresó a Nueva York tenía terminada la primera versión de lo que provisionalmente se tituló Brothers, pero que finalmente acabaría siendo Delitos y faltas.
Eric Lax
Conversaciones con Woody Allen
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