Ernesto Bertani
APLAUDIDO SIN DESCANSO
Ernesto Bertani fue aplaudido sin descanso por el público tandilense que llenó el Museo
Comenzó la charla con este Diario diciendo que para él era un placer llegar a Tandil “porque es un lugar hermoso. Las veces que vine como artista o turista me encontré muy bien entre la gente. Además, tiene lugares hermosos. Cuando era chico mi abuela pasó una temporada en Tandil porque tenía un problema asmático y en esa época veníamos a visitarla. Es una ciudad donde me gustaría vivir, porque es lo suficientemente grande como para tener todo lo que uno necesita y lo suficientemente chica para no ser el `loquero´ que es Buenos Aires”.
-Llega con una selección de veinte años para compartir con los tandilenses...
-Traje veinte años de trabajo, una selección. Trato de hacer este tipo de muestras en lugares donde expongo por primera vez. Me interesa hacer una retrospectiva de una cantidad de años, para la gente que no me conoce, que no conoce mi obra o no tuvo la oportunidad de ver mis muestras en Buenos Aires u otros lugares. Así puede tener un panorama más amplio. Trato de elegir una obra de cada año o de cada serie.
-Su obra se expuso en el Fondo Monetario Internacional, en la Casa Rosada, pintó la tapa del libro de Lanata...¿Cómo se siente con eso?
-En realidad son los lugares que menos me entusiasman. Todo lo que tiene que ver con el poder... Es interesante en cuanto es un cierto reconocimiento, pero son los lugares que menos me interesan, por varias causas. Primero porque lo que más me cautiva es la gente llana. No trabajo para conocedores, expertos, para habitués de las galerías, sino para el público masivo, por eso me gusta hacer muestras en ciudades donde no expuse nunca, donde hay otra avidez. Lo otro, son cuestiones que tienen que ver con lo institucional, donde al otro no le importa demasiado.
De serie en serie
-Usted trabaja por temas o series...
-Sí, que no sólo tienen que ver con la unidad temática, sino con la técnica, porque hay series hechas sobre casimir, géneros estampados, lienzos, otros simulando arrugas, grandes telones. Yo siempre trabajo sobre el hombre y la mujer porteños, que podrían ser de cualquier gran ciudad. Los porteños tienen ciertos tics que los identifican. A veces, los personajes son los mismos, aunque cada actitud o situación prefiero manejarla con un soporte acorde. Por lo menos, la gente que ve la muestra tiene un panorama de los últimos veinte años.
-En su obra se muestra cierta ironía sobre algunos temas, ¿qué me puede decir de esto?
-Cuando expuse en lugares así, como el Fondo Monetario Internacional, pinté algo que tenía que ver con la corrupción, porque me gusta ser un poquito desafiante desde ese lugar, que particularmente detesto, no me interesa. Quise mostrar algo que sea un poco inquietante.
-Cuando uno recorre su obra, también están presentes el amor, las relaciones...
-En esta muestra traté de traer un poco sobre las diferentes series, y los personajes son el hombre y la mujer de Buenos Aires, que tienen ciertas cosas en común con el hombre y la mujer de cualquier lado. Dentro de esos personajes, me interesa mucho el tema del poder, por eso lo de la corrupción. Me interesa la identidad, la idiosincrasia de los porteños, de los argentinos, por eso también hay obra que tiene que ver con cierta mitología.
-¿El amor está enmarcado en series?
-Sí, la serie de los amantes, donde hay un amor pasional, intenso, aunque efímero, por eso hay papeles arrugados y soportes que están relacionados con la fragilidad. Otra serie es la de los matrimonios, donde la pareja está más sólida, más simbiotizada, fundidos el uno con el otro.
-En su obra, la figura humana está como unida al lienzo ¿Por qué?
-En general está unida porque me interesa que el soporte participe de la imagen, no me gusta hacer un fondo. En general, yo trabajo mucho el primer y el primerísimo primer plano, que hace que uno encuentre un fragmento de la figura, sobre todo, centrada en la vestimenta, que para mí es la piel del hombre urbano, donde el cuerpo está totalmente presente por la forma, pero la piel está tapada.
-¿Y los tatuajes?
-Esa es una serie sobre el tema del tatuaje, porque yo voy trabajando mucho sobre lo que va pasando socialmente. Esta moda del tatuaje es algo sobre lo que trabajé bastante en forma crítica e irónica. No estoy de acuerdo con el tatuaje como cosa de consumo, impuesta por la moda. Aparte, hay una cuestión muy grave y es que la gente que más se tatúa no tiene en cuenta que el tatuaje es una moda y, por definición, es efímera, va cambiando y el tatuaje es lo inverso, es eterno. Esa contradicción que está impuesta por una cuestión de consumo o de moda me parece absurda. El tatuaje que yo hago es con una tela estampada, porque busco que el tatuaje sea un producto industrial, de la moda, no de un artesano o artista, sino un sello estampado, como si fuera sobre la tela, aunque es sobre la piel.
Posición personal
-Desde el arte tiene la oportunidad de denunciar, llamar la atención...
-Yo creo que no es mucho lo que uno puede influir. Yo particularmente trabajo estos temas porque es como sacarme los fantasmas, las angustias y manifestarme yo, lo que es mi ideología. Que la gente lo perciba y lo lea como yo quiero es absolutamente personal y muy difícil de conseguir. No es que yo quiero hacer un panfleto para movilizar a la gente. Yo lo hago porque necesito sacarme eso. Estar todo el día en mi taller haciendo estas cosas, es metabolizar ese mundo que no me gusta, que me duele o me molesta y sale por ahí. Pero también trabajo con estas cuestiones que tienen que ver con el amor, la pasión.
-¿En qué está trabajando actualmente?
-En este momento yo estoy haciendo una muestra en Buenos Aires que es una serie de trabajos que está basada en los lápices de colores. Para mí, el lápiz es mi herramienta de creación y además, lo que sintetiza todos los elementos que el hombre usa para expresarse y crear. Un empresario, un ingeniero, un comerciante, un abogado, necesitan siempre graficar, ya sea escribiendo o dibujando. Empecé a utilizar los lápices en los `80 con ese sentido; ahora siento que desde hace unos cuantos años hay una gran falta de creatividad en todos los aspectos: políticos, económicos, sociales, la relación entre las personas, en la pareja; no hay un sistema que realmente funcione entre los hombres; entonces es una especie de llamado a la creatividad la que estoy haciendo, de decir “pongámonos a pensar qué hacer”. Utilizo mucho la frase del Mayo Francés “La imaginación al poder” y a partir de eso estoy trabajando sobre el tema de la creatividad y con los íconos de esta época que son el signo peso y el de interrogación, que se vincula a preguntarnos qué queremos de la vida, de los demás. Estoy muy contento y entusiasmado trabajando con esa serie. Es una época que me motiva mucho y me moviliza para cuestionarme cosas y tratar de profundizar.
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