Olga Malaver Villavicencio, 2010 Fotografía de Triunfo Arciniegas |
LOS POETAS
Los poetas
no toman remedios amargos
ellos tienen un jarabe
para el olvido de sus penas
y una noche sagrada
que les riega
en sus cabezas
células doradas
Cuando el corazón
les crece grande
y extenso
reinan y viven todo el tiempo
A veces
padecen torrentes agitados
que canalizan
entre lunas y soles extranjeros
y hay que leerlos
con ojos delicados
porque ven y oyen distinto
y cambian de sueño
con frecuencia.
CIRCUNPLANETARIO
Sin estar libre de culpa
he arrojado piedras al agua
para dibujar
círculos concéntricos
y casi siempre lo hago de cuclillas
no sé por qué me gusta
herir el agua…
ahora intuyo
que en los círculos concéntricos
del golpe
veo el remedo de sondas espaciales
aventuradas a contar anillos
y órbitas lunares
o puede ser
una forma de no hablar…
cosas simples
que me hacen entrar en el silencio.
LA EXPLORADORA
Tan fácil partir
de modo horizontal una pera
y tropezar en su centro
con una flor anticipada
por la distribución de sus semillas
tan fácil ver en su corola mutante
un planeta girando
más cerca del sol que de la tierra
tan fácil expandir
en esa superficie imaginaria
los rebosantes de anfibios
blancuzcos y marrones
desiertos brillantes
como mares cubiertos por aceite
océanos de rocas con cumbres lisas
donde se posen gotas de fuego
en moldes de astronaves
tan fácil acomodar
en unos bordes clementes y accesibles
de grietas acuosa
musgos y mohos que persistan
en dominar sus reinos
tan fácil sentir al Universo
cambiando formas para darnos otras
El punto de atracción que sacia
mi visión mágica del cosmos
y la comunión con un planeta hermano
excluye la fuerza de la técnica
en dichas percepciones
mis ojos siempre se mueven hacia dentro
A mi mano podría tener
un aluvión de informaciones
pero una intuición quiere encontrar
lava en mi saliva
anhídrido carbónico en mis huesos
volcanes microscópicos en mis poros
ventanas errantes de absorción
que quizás algún día se empaparon
en energías descargadas
por una luna hospitalaria
Tan fácil sentir
en las rugosidades de mis codos
la existencia lejana de guerras nucleares
donde millones de hombres fueron víctimas
hombres anteriores a Adán
felices como árboles
y a quienes les dieron –por fortuna-
un medio pensado para ellos
tal vez por eso la historia los tenga en el olvido
Tan fácil adivinar
los nuevos modelos de naves espaciales
que serán vistos como reliquias
o como capas de polvo levantadas en terrazas
todo será una historia de aventuras
igual a la que hace mi corazón de exploradora
con figuras de artificio o cubilete
a fin de retrasar la seducción que brilla sin sentido
con una voluntad de extraña creación.
Olga Malaver
Adhesión íntima del fuego, Antología personal
Ibagué, Caza de Libros, 2010
OLGA MALAVER
Nació en Armenia (Colombia). Doctora en Derecho de la Universidad Externado de Colombia.
Ha publicado El mismo poema (editorial Lucia Muelle, 1998), esa sustancia tenue (Editorial Magisterio, colección de poesía Piedra de Sol, 2001), Mudanza a sentidos nuevos (Editorial Magisterio, colección de poesía Piedra de Sol 2003), He perseguido mis ojos (Editorial Entreletras, 2005), Entre dos luces, sobras y cristales (Tercer Mundo Editores, 2007) y Objetos que nos miran (Editorial Presencia, 2009)
Ha participado en el festival internacional de poesía en Medellín (2001), en el festival internacional de escritores de Bogotá (2002 y 2003) y en el festival de la Casa de Poesía Silva “Alzados en almas”.
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