Elena Garro / Ninguna vida cabe en un libro ‘La reina de espadas’, de Jazmina Barrera, es un perfil agudísimo y profundo sobre Elena Garro, la autora de ‘Los recuerdos del porvenir’. No es, en ningún sentido, una biografía tradicional
La difícil personalidad de la creadora ha hecho que muchos de quienes la conocieron la tildaran de loca. Sin embargo, Barrera se aleja de dicha interpretación: “El problema con la palabra ‘loca’ es que ha sido por siglos un término paraguas para referirse a cualquier mujer deprimida, asustada, protagónica, enojada, extrovertida o rebelde. Una forma de descartarlas a todas, sin hacerse cargo de la complejidad de sus emociones, de su situación y de la responsabilidad que la sociedad ha tenido de sus circunstancias”. Así, buscando precisar su descripción, la personalidad de la escritora adquiere diversas manifestaciones: tormentosa en sus relaciones íntimas, pésima administrando dinero —al tiempo que pasaba pellejerías, gastaba montos excesivos en ropa elegante—, difícil en su relación con los directores y guionistas que querían llevar su obra literaria al cine, iracunda y ácida en sus interacciones… No es un retrato amable, pero sí uno que logra hacerle justicia a una trayectoria vital plagada de complejidades y dificultades a la hora de relacionarse con los demás.
Este perfil de Jazmina Barrera permite acercarse a una figura quizás poco conocida fuera de México, sabiendo, como dice la autora, que “ninguna vida cabe en un libro”. En un momento en que desde distintos lugares se rescatan plumas femeninas poco reconocidas o leídas, La reina de espadasaporta en ese movimiento. No se queda en lo puramente documental, pues al ponerse Barrera a sí misma en escena, y al fragmentar su biografía en breves capítulos —algunos de ellos sugerentes fogonazos de un solo párrafo— ilumina una trayectoria que había tenido, después de la muerte de Garro, “una historia injusta y, hasta ahora, de mucho silencio”, pero cada vez con más reediciones y lectores en el horizonte.
Como dijo alguna vez la misma Elena Garro, “creo ser un ángel aunque creo que fui un demonio”. La reina de espadas parece inclinarse por esta última alternativa, aunque la primera no queda suprimida, sino puesta en un segundo plano, donde la alcanzamos a ver siempre de reojo.
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