miércoles, 27 de diciembre de 2017

China condena a ocho años de cárcel al ciberactivista Wu Gan



Wu Gan en una imagen de 2015


China condena a ocho años de cárcel al ciberactivista Wu Gan

El bloguero, que denunciaba abusos de poder de cargos públicos, ha sido declarado culpable de "subversión"


XAVIER FONTDEGLÒRIA
26 DIC 2017 - 10:12 COT

La Justicia china condenó este martes a Wu Gan, un conocido activista y bloguero, a ocho años de cárcel tras ser declarado culpable de "subversión al poder del Estado". Wu, más conocido por su alias "Supercarnicero Vulgar", denunció a lo largo de una década varios casos de corrupción y abuso de poder por parte de cargos del Partido Comunista chino. Además de ser un azote en las redes, sus métodos de protesta poco convencionales lograron que algunas de sus causas trascendieran a la opinión pública china, pese al fuerte control que el Gobierno ejerce sobre los medios de comunicación e Internet.
El tribunal intermedio número dos de la ciudad de Tianjin consideró, tras un proceso a puerta cerrada, que Wu "llevó a cabo una serie de acciones criminales para subvertir el poder estatal y derrocar el sistema socialista, además de dañar la seguridad del Estado y la estabilidad social". El bloguero, de 45 años, ha recibido una de las condenas más severas sobre activistas políticos de los últimos años. Las organizaciones de derechos humanos consideran que su detención y sentencia está estrechamente relacionada con la llamada campaña 709, por el 9 de julio, el día de 2015 que comenzó una redada masiva contra decenas de abogados y disidentes en todo el país.

El activismo político de Wu empezó en 2009, cuando logró mediatizar el caso de Deng Yujia, una joven que mató a un cargo local en la provincia de Hubei cuando este quiso abusar sexualmente de ella. Tras la presión de la opinión pública, la fiscalía rebajó los cargos de "asesinato" a "asalto intencional" y Deng, aunque fue declarada culpable, obtuvo una sentencia menos severa porque el juez reconoció que había actuado en defensa propia. Su primera detención llegó en 2015, acusado de "provocar disturbios" cuando protestó enérgicamente por la condena a cadena perpetua de cuatro hombres que afirmaban haber sido encarcelados injustamente por asesinato. Un año después y tras la revisión del caso, la Justicia china exculpó a los acusados tras demostrarse que su confesión fue forzada.

Sus protestas contra el sistema, a veces poco ortodoxas (en una ocasión publicó una imagen de tres cerdos con las caras de tres cargos públicos corruptos), le pusieron en el punto de mira de las autoridades. Wu volvió a ser detenido -ya de forma definitiva- cuando cuestionó la versión oficial sobre la muerte de un peticionario que fue abatido por la policía. Desde entonces los medios estatales, que una vez le elogiaron por el caso de Deng Yujia, empezaron una campaña para desacreditarle.
En estos últimos años entre rejas, sus abogados han denunciado que Wu ha sido torturado para forzar su confesión. Las organizaciones de derechos humanos especulan con que su juicio y sentencia ha tardado tanto porque el "supercarnicero" se ha negado repetidamente a admitir los cargos que se le imputaban. Los abogados del bloguero denunciaron ante la Fiscalía que su cliente había sido interrogado "más de 300 veces" desde que fue privado de libertad. Este mismo martes, en cambio, otro abogado de derechos humanos, Xie Yang, también ha sido declarado culpable de "subversión" pero ha eludido la cárcel tras confesar durante el proceso.
"Usando la excusa de salvaguardar los derechos y llevar a cabo artes escénicos, causó numerosos problemas, exageró casos controvertidos, diseminó información falsa, incitó la protesta social, desacreditó a los órganos del Estado y atacó el sistema establecido por la Constitución", ahondó el tribunal sobre Wu. Sus abogados han asegurado que apelarán la sentencia, informa Reuters.
Patrick Poon, investigador de Amnistía Internacional, asegura que el bloguero "nunca debería haber sido detenido por ejercer su derecho a la libertad de expresión" y señala "lo vergonzoso" de haber hecho pública la sentencia un día después de Navidad, cuando la atención de diplomáticos, periodistas y observadores es menor. "Al tratar de evitar el escrutinio de la prensa y la comunidad internacional, el Gobierno chino revela el hecho de que sabe bien que estos falsos juicios no pueden sostener este escrutinio", dice Poon. Otros procesos contra célebres disidentes han tenido lugar durante estas fechas: Hu Jia fue arrestado, en 2007, un 27 de diciembre; Liu Xiaobo, que sería galardonado después con el Nobel de la Paz, fue condenado a once años de cárcel el Día de Navidad del año 2009.
Las organizaciones de derechos humanos denuncian que desde el año 2012, coincidiendo con la llegada del presidente Xi Jinping al poder, la mano dura contra la disidencia ha alcanzado unos límites no vistos en décadas. Con el mandato renovado y aupado como uno de los líderes más poderosos desde Mao Zedong, casi nadie vislumbra un cambio que permita las críticas.

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