Ni Santos ni Zuluaga: ¡oposición!
A mi juicio, los candidatos más ejemplares de la izquierda en Colombia han sido Jaime Piedrahíta Cardona y Carlos Gaviria Díaz.
Por Esteban Carlos Mejía
El Espectador, 31 de mayo de 2014
Piedrahíta Cardona fue candidato del Frente por la Unidad del Pueblo en 1978, cuando ganó Turbay Ayala. Sacó 27.059 votos. ¿Una bicoca o una hazaña? Venía de la Alianza Nacional Popular, Anapo, del general Rojas Pinilla, y migró a la izquierda por convicción. Sin tregua atacó al imperialismo, fase superior del capitalismo, y sus estructuras semifeudales. Honesto y valiente, jamás se humilló ante los poderosos ni se afligió por su magra votación. Era (¡es!) consecuente con sus ideales. Paradigma de oposición.
Décadas después, en 2006, Carlos Gaviria, con el Polo Democrático Alternativo, sacó 2’613.157 votos, la más alta votación izquierdista. Inteligente, sensato y culto, Gaviria Díaz tampoco se ha arrodillado ante el poder ni ha conciliado con sus chupamedias. Lector apasionado de Wittgenstein, entiende que “lo que siquiera puede ser dicho, puede ser dicho claramente; y de lo que no se puede hablar, hay que callar”. Otro paradigma de oposición.
Así como ellos —Piedrahíta Cardona y Carlos Gaviria— millones de ciudadanos están hoy en la oposición, a pesar de la represión o... la cooptación. Sin concesiones a Santos. Sin coqueteos con Zuluaga. Sin simpatías por la lucha armada o el foquismo guerrillero. Mucho menos, sin aceptación de la consigna de “combinando todas las formas de lucha, ¡venceremos!”, esa entelequia que tanta sangre ha costado.
Hoy muchos le piden a la izquierda que, por favor, vote por la derecha para que no gane la extrema derecha. Bajo la lógica del alarmismo imperante, Santos sería mejor que Zuluaga. O menos malo. ¿Menos peor? Para mí, en esencia, Santos y Zuluaga, o sea, Santos y Uribe, son “la misma perra con distinta guasca”: neoliberales y antimarxistas. Uribe negoció el TLC con Estados Unidos y Santos lo firmó. Uribe impuso el modelo Carimagua, con Agro Ingreso Seguro, y Santos siguió por ahí. Uribe desmejoró las condiciones laborales de los trabajadores nocturnos y Santos ni se mosqueó. Se diferencian en el talante. Santos, a ojos de Uribe, es un “oligarca comunistoide” y Uribe, según Santos, es “un rufián de esquina”. Santos se comporta como un chief executive officer, CEO, siempre calculador y displicente. Uribe, los gamines me perdonen, es un guache.
¿Y la paz? Perdonen mi candidez, pero ¿de veras ustedes creen que Santos o Zuluaga traerán la paz a Colombia? ¿En serio? A riesgo de que me maldigan o bendigan, les digo una cosa: votaré en blanco. Seguiré el ejemplo de dignidad y coraje de Piedrahíta Cardona y Carlos Gaviria y me mantendré en la contraria. Ni derecha ni extrema derecha, ni Santos ni Uribe: ¡resistencia civil!
Rabito de paja: si gana Zuluaga le echarán la culpa al voto en blanco, a los abstencionistas, al MOIR o al senador Robledo. Si gana Santos, ah, no, eso sí fue un plebiscito moral, un triunfo de la Paz, con mayúscula y con zeta, no de zorro ni de zorrillo sino de zánganos.
Rabico: por tercera y última vez cito a Karl Kraus (1874-1936): “Si he de escoger el menor de ambos males, no escogeré ninguno”.
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