Ilustración realizada para EL PAÍS por Borja Fresco, alias Nekro, que trabaja para editoriales estadounidenses en proyectos como La torre oscura, de Stephen King. |
¡Tiembla, Stephen King!
El festival Celsius 232 reúne en Avilés a autores de literatura fantástica en español
El género acumula éxitos en el extranjero y vive su mejor momento de la historia
En Avilés hay dos bebés que sueñan con ser gigantes. Uno es un festival de literatura fantástica de nombre Celsius 232; se celebra este fin de semana en la localidad y cumple su segundo año tras el éxito de su primera edición, que congregó a unos 40.000 asistentes y fue bendecida por la presencia de George R. R. Martin, todopoderoso creador de Juego de tronos. El otro es el género fantástico en español, que vuelve a reunir en tierras asturianas a buena parte de sus autores en un momento histórico para esta literatura.
Manel Loureiro, Félix J. Palma y José Carlos Somoza son tres de los principales responsables del inusitado auge del movimiento. Son una especie de nuevos conquistadores. Se han hecho con las Américas, dándole la vuelta a la tortilla a base de triunfar en territorio estadounidense, hogar de los mandamases del fantástico mundial. Somoza es, desde 2008, el primer (y de momento único) español candidato al John W. Campbell Memorial, uno de los premios más prestigiosos de la ciencia ficción que han ganado autores como Arthur C. Clarke o Philip K. Dick. Además, ha publicado ya tres novelas en ese inexpugnable mercado.
Palma entró en 2011 en la lista de los 50 libros más vendidos de The New York Times y ha rendido a críticos de medios como The Washington Post. Y Loureiro se ha permitido superar en ventas al mismísimo Stephen King y auparse al puesto de escritor número uno en Amazon en Estados Unidos el pasado otoño. “Creo que han llegado para quedarse, con todo lo bueno y lo malo que el éxito conlleva”, afirma Jesús Palacios, experto en el género que ha sido jurado este año del Premio Celsius a la mejor novela fantástica. “Se rigen por un patrón, más industrial que artístico, muy similar al que regula el cine comercial”, apostilla el crítico.
Un fin de semana de miedo en Avilés
- Uno de los principales atractivos de esta edición de Celsius 232 es la presencia de David Simon, creador de series de televisión como The wire o Tremé. Ofrecerá una conferencia sobre la nueva era de la ficción televisiva y sus modos revolucionarios.
- El de Avilés se trata, sin duda, de un festival con sentido del humor. Entre las actividades más divertidas del programa están la celebración combate con armadura orquestado por la Escuela Asturiana de Esgrima Antigua y una fabada al aire libre en la cita con la II Comida Pantagruélica del Celsius 232.
En todo caso, no solo importan los números. Es indudable que hay un vivero de talento más allá de las ventas. Emilio Bueso, ganador de los dos últimos premios Celsius, opina que “esta generación se diferencia de las anteriores en que cuida mucho más su voz literaria”. Basta un vistazo a la temática y estilo de los autores españoles para entender que los dos puntos de vista, el de Palacios y el de Bueso, son compatibles. El punto en común de la literatura fantástica contemporánea en España es el eclecticismo. Todas las historias caben.
La carrera de Emilio Bueso, compuesta hasta el momento por tres novelas y una cuarta en ciernes, define bien el boom diverso del fantástico en España. Ha escrito una historia de fantasmas con trasfondo de la Guerra Civil, una de vampiros protagonizada por un pintor yonqui y otra sobre el fin del mundo capitalista en la sierra de Castellón. En su nueva novela, titulada Esta noche arderá el cielo, narra una trama de amor y horror con toques de westernprotagonizada por un motorista y rockero de Quebec. Sus compañeros tampoco se quedan cortos. Félix J. Palma juega a la metaliteratura con H. G. Wells y Julio Verne en su trilogía victoriana. Carlos Sisí, sin salirse del terror, lo salpimienta de zombis, con el océano como amenaza, en una nave espacial o en el contexto más minimalista posible: un apartamento, un informático estresado y un perro que no deja de ladrar. Y escritoras como Laura Gallego, que ya lleva vendidos 30.000 ejemplares en 2013 de El libro de los portales, su última novela, según datos de su editorial, han hecho de la literatura juvenil su bastión.
A todos esos públicos se dirige Javier Ruescas, que dará una charla hoy en la carpa frente al Auditorio de la Casa Municipal, en pleno casco histórico de Avilés. “Lo que ha cambiado para el género juvenil con la crisis es que ahora solo dos o tres autores venden mucho y el resto casi nada. Pero sigue habiendo oportunidades”, apunta este autor madrileño que a sus 25 años ha publicado seis novelas. En el otro extremo del arco generacional se encuentra José Carlos Somoza, que repasó ayer su carrera ante una legión de los entregados fans que han tomado esta apacible localidad de pasado industrial. Este autor español de 53 años nacido en La Habana ve la efervescencia actual “con cierto pesimismo”. Cree que aunque se vende más que nunca, la posibilidad de entrar en una editorial generalista para un autor español es limitada.
Somoza y Ruescas pertenecen a la que podría llamarse, si se permite el símil futbolístico, primera división del fantástico español literario. Los autores de este género juegan en dos ligas muy diferentes. Están los (muy contados) casos que consiguen situarse en la lista de los más vendidos y está el escritor medio que ve el dedicarse a las letras en exclusiva como una quimera. Según los editores de Salto de Página y Minotauro, dos de los sellos que se dedican a este género apostando por novelistas españoles, la media de las ventas de los autores que aún no han conquistado la primera línea oscila entre 900 y 3.000 ejemplares. Y eso no da para vivir de esto.
Portada de 'Frankenstein M.C.' (Tyrannosaurus Books, 2013), otra ilustración de Expósito, el artista que expone en el Celsius 232 de Avilés.
En medio de este panorama, en junio arrancó el sello Fantascy, que dentro del mastodonte Random House promociona a novelistas extranjeros consagrados y a viejos y nuevos valores del fantástico nacional. Y lo hace con una tirada base de vértigo: 6.000 ejemplares. Su responsable, Emilia López, es consciente del riesgo y aún no tiene cifras de venta que apunten a un triunfo o a un descalabro. “Es el momento de apostar fuerte”, dice.
En el sector digital parece que tanto autores como editores son aún algo reticentes a jugársela. Los responsables de Fantascy, Salto de Página y Minotauro coinciden en que es el futuro, pero este último apunta a que si bien el lector de fantástico es muy abierto a la nueva forma de leer también lo es a la vieja usanza de piratear. “Creo que es una cuestión cultural”, afirma el editor de Minotauro, José López. “En nuestra línea digital, Scylla, hemos llegado a poner libros a 99 céntimos. Y la gente los pirateó igual”. Pablo Mazo, editor de Salto de Página, confiesa que tardó en entrar en Amazon porque la política de reparto de porcentajes de beneficio con el portal electrónico fue “muy dura”.
Estas amenazas pueden condicionar la explosión definitiva de este género y sus autores nacionales. Pero, en medio de la terrible crisis, España vive un momento mágico para el fantástico en todas las facetas artísticas. Un director de cine, F. J. Gutiérrez, dirigirá la nueva versión de El cuervo para Hollywood. Un dibujante, David Aja, ha ganado dos Eisner, el galardón más importante del cómic, este año por su trabajo para Marvel. Borja Fresco, alias Nekro, trabaja como ilustrador para editoriales estadounidenses en proyectos, como La torre oscura de Stephen King, mientras que Daniel Expósito, el artista que ha diseñado el cartel del festival de Avilés, firma la exposición del certamen. Y hay dos compañías españolas de videojuegos de éxito internacional, una en el sector indie (Tequila Works) y otra en el más mainstream (Mercury Steam). Las estrellas parecen alineadas. Pero algo retarda el gran estallido. “Nos falta un Stephen King, un Clive Barker, un Neil Gaiman”, afirma Emilio Bueso. “Alguien que sea un referente absoluto”.
Tal vez sea ese el tercer bebé que sueña con ser gigante en Avilés.
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