martes, 30 de diciembre de 2025

Jean Pierre Serna / El modelo salarial de Chávez

 

Jean Pierre Serna
EL MODELO SALARIAL DE CHÁVEZ

El entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, anunció en un acto público un incremento del 30 % en el salario mínimo, efectivo desde el primero de mayo, reconociendo de manera explícita el fuerte impacto fiscal de la medida. El salario pasó a 799 bolívares fuertes y el propio mandatario admitió que el ajuste implicaba un “desembolso grande”, pero lo justificó como un acto de justicia social para trabajadores y pensionados

Chávez dejó constancia de que el aumento fue aprobado pese a las advertencias técnicas sobre su costo. “Me presentaron las tablas y los impactos fiscales, que son grandes, pero ustedes lo merecen”, señaló al firmar el decreto. La decisión, celebrada en su momento por amplios sectores, marcó uno de los episodios más representativos del uso del salario mínimo como herramienta política.

Con el paso del tiempo, economistas y analistas coincidieron en que estos incrementos por decreto alimentaron un ciclo de inflación acelerada. El aumento del consumo no estuvo respaldado por mayor productividad ni producción interna, lo que terminó erosionando rápidamente el poder adquisitivo del nuevo salario y profundizando los desequilibrios macroeconómicos.

El impacto también fue severo para el sector privado. Pequeñas y medianas empresas, asfixiadas por alzas salariales obligatorias y controles de precios, optaron por cerrar o migrar a la informalidad. La compresión de las escalas salariales desincentivó la formación técnica y profesional, mientras el Estado incrementaba su dependencia del gasto público financiado con emisión monetaria.

Hoy, el debate resurge en Colombia, donde el presidente Gustavo Petro insiste en incrementos del salario mínimo muy por encima de la inflación. Empresarios, industriales, centros de pensamiento y analistas han advertido que repetir esta fórmula, ya aplicada en Venezuela, ignora los riesgos sobre empleo formal, inflación y sostenibilidad fiscal, configurando una receta populista cuyos costos económicos suelen pagarse a mediano plazo.

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