Mark Z. Danielewski |
23 de abril de 2014
En enero publicamos nuestra reseña de La casa de hojas, la obra que el norteamericano Mark Z. Danielewski publicó en el año 2000 y que este año ha llegado a nuestro país gracias a una colaboración entre Pálido Fuego y Alpha Decay y a la encomiable traducción de Javier Calvo.
Coincidiendo con la celebración del Día Internacional del Libro y, concretamente, con la celebración de Sant Jordi, Danielewski está visitando Madrid y Barcelona. Ayer 22 de abril, Marc y Rocío de La Casa de EL pudimos escuchar las opiniones de un hombre que habla de su obra con un marcado tono académico y que trata de evitar posicionarse ante ella para primar la experiencia lectora. Al igual que su obra, el autor se mantiene en el misterio, eludiendo los temas más concretos sobre sus creaciones, llenando el hueco con maestría y un punto socarrón. No podíamos esperar menos del autor de obras tan rompedoras como La casa de hojas, The 50 year sword u Only Revolutions.
Presentación para blogs y prensa en la nueva Gigamesh.
Por Rocío Rincón
Mark Z. Danielewski apareció puntualmente acompañado de Claudia Cucchiarato, la responsable de comunicación y prensa de Alpha Decay. Claudia hizo una breve introducción en la que explicó que, aunque considerada esencialmente una obra de terror, La casa de hojas es mucho más. Además, afirmó que le había sorprendido conocer a Mark, una persona afable, pero responsable de uno de los libros más convulsos y perturbadores que hemos leído en los últimos tiempos.
Tras su intervención, Mark Z. Danielewski empezó con un par de puntos clave para entender su posición ante su ópera prima. Aunque la edición española apareció en noviembre de 2013, La casa de hojas empezó a escribirse hace 25 años y se publicó en inglés hará unos 15. En consecuencia, Danielewski se ve a sí mismo como el padre orgulloso de un niño prometedor, que va creciendo a medida que los lectores lo reinterpretan.
Tras sentar estas bases, empezó directamente un interesante turno de preguntas en inglés en el que pronto descubriríamos que no hay respuestas fáciles en lo que se refiere a un libro como La casa de hojas. Durante la charla, Danielewski habló:
De sus influencias: Danielewski considera que sus influencias son transparentes y pueden verse reflejadas en el texto. Entre sus influencias en castellano, cita a Borges, Neruda y Bolaño. Cuando se le pregunta por las novelas gráficas de Chris Ware, explica que han coincidido brevemente y que los paralelismos entre sus estilos no le sorprenden: Ware y él comparten editorial en Estados Unidos. A la cuestión de qué siente cuando comparan su obra con Moby Dick o el Ulises de Joyce, afirma que sentir algo al respecto es un lujo que ahora no se puede permitir por falta de tiempo.
De su último proyecto: La causa de esta falta de tiempo es que acaba de entregar a su editor el primero de los primeros diez tomos apalabrados de The familiar, una ambiciosa obra de 27 volúmenes sobre una niña de doce años que encuentra un gatito. Para que nos hagamos una idea de la que le viene encima al editor, menciona que su ordenador de última generación no paró de colapsarse mientras trataba de convertir este primer tomo en una copia de mala calidad que, sin embargo, ocupaba un cuarto de giga. Si La casa de hojas observaba la novela a través del cine, Only Revolutions lo hacía a través de la música y The fifty year sword el cuento oral, The familiar será una remediación (cambio de medio) de la serie televisiva.
De sus lectores: Danielewski afirma categóricamente preferir el término lector a “fan”. Cuando se le preguntó por el cambio de mentalidad del lector en los quince años que separan la edición original de la traducción de Javier Calvo, confiesa que le es difícil seguir y estudiar los cambios en la forma de que sus lectores aprecian la obra. Es muy consciente de que en estos años ha habido toda una revolución tecnológica y cultural (la popularización de la cámara de vídeo gracias a los teléfonos móviles o la aparición de los reality). Con todo, le parece que a grandes rasgos puede dividir a sus lectores entre los que prefieren el aspecto de conexión y experiencia comunal de La casa de hojas y los que quieren resolver cada enigma del texto.
De realidad e imaginación: Detesta la moda de la autobiografía y el “basado en una historia real” y afirma que La casa de hojas sigue la tradición de Tolkien y C.S. Lewis, afirmando desde la primera página que su contenido no es real. Considera que lo importante es capaz de imaginar la oscuridad a un nivel muy personal y que la imaginación puede ser entrenada.
De la traducción: Danielewski no tuvo más que elogios para la edición española, la única que ha incorporado las notas a mano fotografiadas en el apéndice también escritas en castellano. Considera que cualquier traductor que acepte trabajar con sus obras es un poeta en su propia lengua y que por lo tanto nuestra edición de La casa de hojas sin duda tiene “un poco de sabor castellano”.
Del libro digital: Cuando le preguntan cómo es posible pasar sus libros, tan complejos a nivel de diseño y tipografía, a formato de libro electrónico, Danielewski afirma que es algo que se está planteando. Le parece que el formato en e-book no está despegando como lo hizo el MP3 y que, por ahora, el libro en papel es más estable y fiable a la hora de tomar notas y ser personalizado. Además, le parece que el problema de los dispositivos de lectura es que a menudo son multifunción y “una vez has corrompido tu tableta” (recibiendo correo, navegando, etc.) es más probable que te distraiga. Con todo, le parece que la tecnología todavía es algo primitiva y que tiene mucho por evolucionar, algo que espera con ganas.
La charla acaba cuando le preguntan si es consciente de que está en Gigamesh y que Gigamesh editorial publica a George R.R. Martin en castellano, comparando Canción de hielo y fuego con el proyecto de The familiar. En este aspecto, le parece que George R.R. Martin tiene las de ganar, ya que le contó el final a Benioff y Weiss (los productores de Juego de Tronos). Le parecería muy interesante que Martin esperara a que la serie acabara con el final que sugirió al principio para luego acabar la saga él, habiendo cambiado ese final y llevándose la última palabra.
La casa de hojas: Literatura de Culto.
Encuentro con Mark Z. Danielewski en el CCCB
Por Marc J. Miarnau
Después de su paso por Gigamesh, teníamos otra cita con el misterioso autor en lo alto del Mirador del CCCB. Esta segunda vez tenía otro aire, menos íntimo, menos cercano, aunque los presentes no llegáramos a 100. Esta conversación, organizada dentro del marco de la programación continua del festival Kosmopolis que se celebrará el año que viene en Barcelona, gozaba de una mejor iluminación, se emitía simultáneamente en línea, traía sus propios fotógrafos e interpretación consecutiva castellano-inglés.
Javier Blánquez, crítico musical y literario para varios medios, hizo de moderador, presentando a Danielewski como a un hito de la literatura moderna, creador, a nivel formal, de nuevas técnicas de narración nacidas de la cinematografía, aplicadas a un formato tan inamovible como es el libro. Continuó su presentación definiendo La casa de hojas como un ente difícil de clasificar. Para muchos será una novela de terror experimental, para otros una novela hiperrealista, para otros una novela de amor. Es también una parodia de un ensayo académico y una obra poética.
The Fifty Year Sword |
Aprovechó, antes de pasar a las preguntas, para recordarnos que The 50 year sword se publicará en castellano de cara a otoño de este mismo año. Muy buenas noticias para los lectores de Mark Z. Danielewski. Hablando pues, de traducciones, Javier lanzó su primera pregunta, acerca de cómo se sentía sobre la existencia, por fin, de una traducción de su House of Leaves al castellano.
Empezó contando que para él el español es una música familiar, con la que había crecido en Los Ángeles, así que en cierto modo le hace especial ilusión que la edición en nuestro idioma sea la más trabajada, a todo color, con todos los detalles traducidos, incluso las fotos adjuntas que en otros idiomas se dejaron en inglés. Sabe, además, que Javier Calvo ha hecho un trabajo excelente y que la edición en castellano tiene secretos propios muy interesantes. Contó, además, que de pequeño había estado en España, a principios de los 70. Su padre estaba haciendo una película sobre el franquismo que al final no pudo salir a la luz y tuvieron que irse del país casi huyendo.
Cuando Javier le preguntó sobre si se consideraba un escritor experimental, Mark explicó que sí, su obra se ha considerado experimental porque no sabían cómo definirla. También se ha dicho que su libro es postmodernista y sí, en cierto modo lo es, debido a sus múltiples influencias, entre las que menciona a Borges, Vonnegut o Cortázar, pero a la vez va más allá. Para definir su obra, ha acuñado un término, signiconic, una combinación de signo e icono, texto e imagen. Considera que hay dos grandes facciones en la cultura: la imagen, rápida, instintiva, que no requiere aprendizaje y el lenguaje, que implica menos esfuerzo mental, pero requiere aprendizaje. La literatura signicónica no elije un bando, sino que muestra un mundo al que no le importa la distinción entre imagen y texto.
Después Javier Blánquez le preguntó sobre cómo definiría La casa de hojas, sobre qué género le otorgaría, teniendo en cuenta que Stephen King había dicho que era el Moby Dick del género de terror. Danielewski, maestro en ser esquivo, respondió con un chiste:
Dos ancianos se encuentran un pozo que parece no tener fondo. Al borde del pozo, hay un yunque. Los ancianos tiran al pozo el yunque, que cae sin hacer ningún ruido. A los pocos segundos, ven una cabrita que se dirige corriendo al pozo y se tira adentro. Los ancianos siguen sin oír ningún ruido. Al cabo de un rato, aparece un granjero, que anda buscando la cabra y les pregunta a los ancianos si la han visto. Los ancianos responden que la han visto tirarse al pozo, a lo que el granjero contesta: “Imposible, si la tenía atada al yunque”.
Nos dejó a todos con la pregunta: “¿Es el comentario de Stephen King el yunque o la cabra?” A lo que continuó diciendo que el libro es para cada uno lo que cada uno quiere que sea, que para él es su monstruito y no le da miedo.
La primera pregunta del público tuvo que ver con las primeras ediciones del libro, ya que por internet corren muchas leyendas urbanas sobre el origen de la novela. Danielewski empezó aclarando que la primera edición de su libro se publicó el 29 de febrero del año 2000, pero que antes hubo versiones previas en internet. Había un par de versiones en PDF, difíciles de adjuntar por aquella época en un correo electrónico, que mucha gente imprimía y repartía entre familiares y amigos. Eso fue el año 1998 y había diferencias entre las versiones, ya que no eran definitivas y Mark hacía retoques una y otra vez.
Se le preguntó también por el origen de la idea para La casa de hojas, a lo que contestó de forma bastante interesante. Tenía varias ideas en la cabeza, como lo de la casa un poco más grande por dentro, que podía servirle para un poema, o un pie de página, o un cuento corto. También tenía la idea de hablar de una familia, de hablar de un joven que toma demasiadas drogas, de hablar de una “loca brillante”, Pelafina, pero todo era inconexo. Tenía una oscuridad dentro de sí que tenía que transformar en algo, en algo que fuera suyo y no fuera él. Esa oscuridad acabó tomando forma de novela, porque esa es la manera que tuvo de expresarla. Claro que podría haber quitado la parte filosófica, o la parte de Truant y haberse centrado en la familia americana y haber sido una novela más. Pero prefirió llevar toda la carga consigo mientras creaba, no desprenderse de nada. Uno de sus mangas favoritos es Lobo solitario y su cachorro, en la que el protagonista lleva a cuestas a su hijo siempre. De ese mismo modo, Danielewski nunca quiso dejar atrás ningún componente de su novela. Alrededor del año 93, cuando su padre murió, empezó a darle más vueltas al asunto, hasta que llegó al momento Eureka: La familia de la que quería hablar vivía en la casa y es el chico el que encuentra la historia de esa familia. Desde ahí, solo fueron 7 años de intenso trabajo.
También comentó cómo integró su trasfondo cinematográfico y pictórico, heredado de sus padres, en su creación literaria. De pequeño, cuando veían películas con su padre, este le preguntaba sobre los motivos de ciertas decisiones artísticas en el cine de Welles o Kubrick. Su madre le hacía copiar pinturas y entablaba discusiones con él sobre aspectos formales del arte. Este trasfondo influenció claramente a la hora de crear todas esas páginas medio vacías, esos juegos de tipografías y notas a pie de página. Quería usar el efectismo del cine y el arte en un medio, la literatura, que aún no lo había integrado.
Habló también de la reacción de sus editores al ver su obra. De 40 editoriales, sólo una se mostró interesada, y tuvo que pelear por cada pequeño detalle que hacía su obra única. Afortunadamente, pudo explicar la lógica debajo de todas esas decisiones y la editorial acabó aceptándolo.
La última pregunta de la velada fue sobre los límites de la página y del libro en sí, a lo que Danielewski respondió con una metáfora de surf, en la que las olas son la libertad, pero la tabla es el control. Considera, por tanto, que el libro, como formato, da estabilidad a su creación. Acabó su intervención recordando que no son las palabras las que tienen que ser libres, sino el lector.
Para acabar, no nos queda más que dar nuestro agradecimiento a Gigamesh, por acogernos una vez más; a Kosmopolis y al CCCB por la buena organización del evento; a Alpha Decay y a Pálido Fuego por editar el libro y traernos a su autor y a Mark Z. Danielewski por la maratón de preguntas a la que se está enfrentando estos días.
Para los que estáis en Madrid, recordad que tanto hoy como mañana podréis seguir al autor en su tour español.
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