jueves, 12 de diciembre de 2019

Peter Handke, ante la polémica / “Me gusta la literatura, no las opiniones”

Peter Handke, durante la rueda de prensa que ha ofrecido en Estocolmo. 


Peter Handke, ante la polémica: “Me gusta la literatura, no las opiniones”

El escritor, cuyas posturas proserbias han generado protestas, mantiene un tenso careo con la prensa en vísperas de recibir el premio Nobel



Estocolmo, 7 de diciembre de 2019
La tradicional rueda de prensa que celebra la Academia Sueca en vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura no consiguió relajar hoy la tensión que ha generado la concesión del máximo galardón literario al austriaco Peter Handke. La polémica sobre la posición proserbia del escritor durante las guerras en la antigua Yugoslavia volvió a aflorar en el incómodo encuentro con la prensa cuando Handke se negó a contestar las preguntas que estaban relacionadas con sus posturas políticas. "Me encanta la literatura, no las opiniones", sentenció el escritor.
El ambiente en Estocolmo sigue caldeado y el martes durante la ceremonia de entrega se ha convocado en la calle una manifestación de protesta. Paradójicamente esta edición excepcional del Nobel que se entregará por partida doble el 10 de diciembre (a la polaca Olga Tokarczuk ganadora en 2018, y a Handke en 2019), pretendía calmar las aguas tras la profunda crisis y los escándalos en los que se vio sumida la Academia y que desembocaron en la decisión de aplazar el fallo de 2018 hasta este año. Pero el premio a Handke, anunciado en octubre, ha vuelto fracturar la Academia y a situar a esta institución en el centro de la polémica. Dos miembros del comité externo creado para supervisar la regeneración de la Academia presentaron su dimisión este lunes. Hoy Peter Englund, exsecretario permanente y una de las caras más conocidas de la institución, anunció que no asistirá a la lectura del discurso que se celebra mañana, ni a la ceremonia de entrega el martes. "Celebrar el premio Nobel de Peter Handke sería una algo grotescamente hipócrita por mi parte", declaró Englund al diario sueco Dagens Nyheter.
En torno a la una de la tarde en la sala de prensa Handke trató de esquivar el espinoso asunto de su apoyo a Milosevic, el líder serbio que fue juzgado por la Tribunal de La Haya. Al ser preguntado sobre si había cambiado de opinión sobre lo que había sucedido en los Balcanes en los 90 insistió: "Aborrezco las opiniones". El escritor se negó a presentar su versión sobre lo ocurrido en Yugoslavia —"es una larga historia y creo que este no es el momento de volver a contarla", informa EFE—. Sí señaló que había intentado varias veces, en vano, establecer un diálogo con sus detractores, y que le gustaría realizar un gesto de "reconciliación".  "Le pregunté a un amigo en Bosnia-Herzegovina cómo conseguirlo, pero él me dijo que por el momento no era posible. Yo quería encontrarme (...) con dos madres que perdieron a sus hijos en la guerra: una del lado serbio y otra del musulmán, pero no fue posible", dijo.
Un periodista de The Intercept le preguntó por qué en sus libros no tomaba nota del trabajo del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), que reconoció el genocidio de Srebrenica por el cual Ratko Mladic, jefe militar de los serbios de Bosnia, y Radovan Karadzic, su homólogo político, fueron condenados. "Continúe con sus preguntas, me gustan sus preguntas", ironizó Peter Handke, antes de leer una carta hostil que le fue enviada recientemente con papel higiénico. "Prefiero una carta anónima con papel higiénico a sus preguntas vacías e ignorantes", dijo, antes de agregar que también ha recibido muchas cartas de apoyo.
En 1996, un año después del final de los conflictos en Bosnia y Croacia, Handke publicó un texto, Justicia para Serbia, que generó gran  polémica. El autor, que vive cerca de París, condenó en 1999 el bombardeo occidental de Serbia, cuyo objetivo era obligar a Slobodan Milosevic, el hombre fuerte de Belgrado durante este período, a retirar sus tropas de Kosovo. En 2006 Handke acudió al funeral de Milosevic, quien murió antes de escuchar su veredicto por crímenes de guerra.
Desde que se hizo público el premio a Handke, escritores y figuras públicas han manifestado su indignación, y el coro de detractores ha ido subiendo el volumen de su queja. En noviembre, Anders Olsson, presidente del Comité del Nobel, mandó tres cartas a destacadas figuras de Kosovo y Bosnia-Herzegovina que habían criticado la decisión de la Academia. “Cuando a Handke se le otorga este premio, el objetivo es celebrar su excepcional trabajo literario, no su persona... Deberíamos intentar repetarnos sin pasar por alto nuestras visiones frontalmente divergentes sobre asuntos importantes", escribió Olsson. Sus palabras no han aplacado la protesta ni fuera ni dentro de Suecia. 

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