Beatriz de Moura |
Beatriz de Moura
“A esta edad el poder es afirmar lo que tengo”
La brasileña fundó Tusquets hace 45 años. El momento actual le desconcierta
¿En qué convirtió su vida la lectura?
Es un puntal contra la desgana. Son luces. Cuando no te atreves a seguir un camino la lectura te ayuda a abrirlo. Las novelas rusas, por ejemplo, te enseñan el XIX, tan conflictivo. Y siempre Stendahl; su Fabricio (de La cartuja de Parma) es el personaje de los jóvenes de hoy.
¿Por qué?
Te parece odioso cuando eres joven. Se pasea por la guerra de Waterloo sin darse cuenta de lo que ocurre. Con esa especie de desengaño de la época.
¿Qué le hace a esta sociedad la escasez de lectura?
Caminar a ciegas. La información es pasajera, no deja tiempo para la reflexión. Puede que sea el principio de otro tiempo.
Un momento oscuro.
No lo sé: es un momento que me desconcierta. Quizá por la edad, pero también porque pienso que una humanidad alimentada por inputs tan sin reflexión, ¿a dónde va? Siento desazón.
¿Cómo ve esa oscuridad trasladada a Europa?
Estaba en Roma en 1971 en la primera reunión de jóvenes por Europa; éramos entusiastas del proyecto europeo, lo sigo siendo. Pero, mira a Francia, por ejemplo: el país que mejor ha representado la república en Europa y ahora está en manos de una derechona peor que la que tenemos nosotros. Y aquí discutimos si monarquía o república cuando el asunto es democracia.
Santos Juliá explicó que aquí la de la república es una tradición inventada.
Porque se asimila la idea de democracia a república. La de España es una historia de poderes absolutos, de reyes absolutos y de dictaduras militares. Y llevamos 30 años de una monarquía democrática auténtica. Veremos si el PP no es capaz de destruirla y mangonearla. Es el país con la democracia más avanzada de Europa.
En este panorama, ¿qué significa la cuestión catalana?
Soy brasileña. Vivo aquí desde 1956. Me siento de maravilla en Barcelona y adoro la ciudad. Me siento muy bien en España porque tengo un pasaporte español. La primera lengua que aprendí fue el español, en Quito, donde crecí con mi padre diplomático. No entiendo el sentimiento nacionalista; me cuesta porque no pasa por la razón.
No lo entiende pero lo escucha. ¿Un resumen de la situación?
Me parece demencial. Como es irracional, las contradicciones son permanentes, constantes, y se ve en el desarrollo del discurso que quiere darle identidad a esa idea, a ese sueño más bien, a ese deseo, a ese sentimiento.
75 años. Una edad en la que se piensa más en lo que hubo que en lo que vendrá.
Ahora me van bien las cosas. Algunas no han sido fáciles pero me gusta el resultado final hasta el momento. Me he regalado una vida bastante buena. A esta edad el poder es afirmar lo que tengo.
Su generación creó un mundo. Como un milagro. ¿Y ahora?
Ahora es todo preocupante, también en Europa, lo digo con tristeza. Vi a Pablo Iglesias en la tele, en Estrasburgo. Me recordó a los revolucionarios de la época de [Daniel] Cohn-Bendit. Éste se corrigió en el momento en que tuvo que pasar a la política. Iglesias habla como si fuera Cohn-Bendit hace medio siglo.
Un tiempo preocupante y mortecino.
Vivimos una guerra continua, pequeñas guerras en todo el mundo. Se ha interrumpido la conversación, la lectura, la reflexión. Hay debates insensatos y no somos felices.
Lledó dice que dentro de todo sí hay un pequeño no.
De este desconcierto podríamos aprender algo nuevo.
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