martes, 18 de marzo de 2014

Léa Seydoux / La bella y la bestia




Léa Seydoux
LA BELLA Y LA BESTIA
 "Estuvimos tres meses y medio sin ver la luz del día"

El misterio, la parte oculta, el enigma que esconde un comportamiento tan reservado, o simplemente el ser distinto al resto hacen que muchas mujeres emprendan una imprudente gesta para demostrar que tras una armadura de tipo duro se encuentra el príncipe azul con el que toda niña sueña. Esta teoría vuelve a irrumpir en la gran pantalla de la mano de Christophe Gans.
El directot estrena 'La Bella y la Bestia', una novedosa adaptación de la novela de Madame de Villeneuve. Sus caras visibles, Vincent Cassel, Léa Seydoux y Eduardo Noriega. Hablamos con la actriz francesa sobre su papel como Bella en el filme.



¿Cómo reaccionó cuando le ofrecieron el papel de Bella?

Me sentí muy halagada y enseguida pensé que quería participar en la película.
¿Tuvo alguna corazonada sobre la película?
Tuve una especie de premonición mientras rodaba 'Sister' de Ursula Meier. Me imaginé lo genial que sería trabajar en una adaptación cinematográfica de un cuento de hadas, me veía haciendo 'La bella durmiente', por ejemplo. La idea fue cogiendo fuerza en mi cabeza, todavía no había empezado la película de Kechiche, y entonces me propusieron 'La Bella y la Bestia'. Acepté nada más leer el guión, a sabiendas de que además de una historia maravillosa, estaría compartiendo cartel con Vincent.
¿Le ayudó imaginarse a Vincent en el papel de Bestia?
Sin duda, pero lo que más me motivó fue que este cuento de hadas siempre me ha inspirado mucho. De niña vi un montón de veces la versión de Cocteau. Leía cuentos de hadas, veía clásicos de Disney como 'Cenicienta' y 'La bella durmiente', y me sentía muy identificada.
¿Con algún personaje en particular?
Sentía gran afinidad con la Bella Durmiente y con Cenicienta. No voy a entrar en detalles, pero hay bastantes parecidos. El caso de Bella es diferente: ha perdido a su madre y vive con su padre. Me parece un personaje muy mágico. A día de hoy me sigue impresionando la belleza y riqueza de la película de Cocteau y la espectacularidad de unos efectos especiales hechos con tan pocos recursos.
Dicen que no le ha costado nada adaptarse a este mundo...
Me he sentido muy cómoda porque todavía lo siento muy cercano. De niña, los cuentos de hadas ya me tocaban la fibra sensible al hablar de cambiar tu destino, coger las riendas de tu vida y tomar tus propias decisiones. Ahora disfruto contándoles esos cuentos a mis sobrinos. A los niños les encantan, pero los adultos también disfrutan de estas historias porque entendemos las metáforas y la mentalidad de los personajes.
¿Se refiere a cómo cambia Bella al conocer a la Bestia?
Por supuesto, es la historia de una joven que abandona su hogar en busca del amor.
Cuando leyó el guión, ¿se imaginaba a André Dussollier como su padre?
No, pero cuando nos conocimos fue todo muy natural y establecimos una relación paterno-filial enseguida. He de decir que nos llevamos muy bien nada más conocernos. Además, admiro su dicción, su forma de elegir las palabras, su tono de voz. Se ha formado en el mundo del teatro, por lo que su parlamento siempre tiene una cualidad muy nítida y transmite sus intenciones de una forma muy clara. Ese estilo interpretativo se ha perdido un tanto últimamente, pero me intriga mucho y me anima a probar suerte sobre las tablas.
¿Cómo ha sido trabajar con Vincent ?
Ha sido genial, aunque llegué con un poco de miedo. Vincent impone bastante. Al principio tenía que esforzarme por no soltar una carcajada. Me costaba mucho no reírme al verle porque iba caracterizado, pero había que imaginarse la cabeza de Bestia porque durante el rodaje Vincent llevaba la cara llena de marcas y un casco verde. Tenía que imaginarme que estaba interactuando con una bestia terrorífica, sabía cómo era porque la máscara ya estaba fabricada y la había visto. Se le veía sudar un montón con el traje, pasaba mucho calor. Me dijo que perdió 10 kilos durante el rodaje.
¿Cómo ha sido llevar esos vestidos?
Son impresionantes. Creo que contribuí un poco al diseño porque hablaba mucho con Christophe, estábamos en la misma onda, nos emocionaban las mismas cosas. En cuanto a los vestidos, él quería ceñirse al estilo imperio, que me parece precioso, pero le comenté que era una pena limitarnos a una época y que deberíamos aproximarnos más al concepto de los vestidos de las princesas, con cinturitas de avispa y faldas que fluyen hasta el suelo con mucho vuelo. Creo que tuvo en cuenta mi opinión.
¿Llevar esos trajes ayuda a meterse en el papel y en la película?
Desde luego, pero no solo en esta película sino en todas. El vestuario es una parte fundamental de la actuación porque encierra las claves del contexto, del personaje y de lo que expresa ese personaje. En 'Adios a la reina' casi se me olvida que llevaba un traje de época, porque siempre llevaba el mismo. En cambio en esta película me he podido poner varios vestidos de princesa maravillosos. Me hizo pensar en lo mucho que van a disfrutar todas las niñas que vean el filme.
¿Cómo ha sido recorrer esos decorados?
Algunos son impresionantes por su belleza, como el comedor o la habitación de Bella, pero muchas veces hemos rodado con croma, así que había que echarle mucha imaginación. Me he quedado muy sorprendida al ver posteriormente los efectos especiales, porque casi se me había olvidado que tenían que añadirlos.
A toro pasado, ¿qué ha sacado de esta experiencia?
Ha sido bastante complejo, porque llegados a un punto se impone la tecnología y eso limita la libertad de expresión de los actores. Pero lo más difícil fue pasarnos tres meses y medio sin ver la luz del día. Rodamos en Babelsberg cerca de Berlín en pleno invierno, y solo teníamos unas cuatro horas de luz al día. Rodábamos siempre en el estudio, con un vestuario impresionante, grúas y equipo por todas partes, todo muy técnico y con las escenas desordenadas. Físicamente fue duro, pero mentalmente ha sido un reto genial. Nos hemos llevado todos genial. He congeniado especialmente con Christophe, hemos formado un equipo genial. A los dos nos tiran mucho las cosas mágicas. La experiencia ha sido muy agradable. Si tuviera que repetirlo, lo haría encantada. En el fondo me ha gustado esto de trabajar en una superproducción.

EL MUNDO



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