Léa Seydoux:
«Podría enamorarme de cualquiera,
aunque no de una bestia»
La actriz pasa página tras «La vida de Adèle»
con una nueva adaptación de «La Bella y la Bestia»
De «La vida de Adele» a «La Bella y la Bestia». Un cambio de registro radical para Léa Seydoux, que olvida el ruido que generó la película de Abdellatif Kechiche con la última adaptación del clásico de Jeanne-Marie Leprince de Beaumont. «Una bella historia de amor y magia, un mundo fascinante», describe Seydoux por teléfono.
La pregunta es obligada: ¿qué aporta este filme frente a la famosísima cinta de Disney «Esta versión es más feminista, Bella sabe lo que quiere, lucha y va a por ello, es más dura», aclara la actriz. Y aporta más diferencias: «Se centra más en una historia sobre la aristocracia. Los protagonistas eran ricos pero ahora son pobres y tienen que vivir en el campo. Están avergonzados porque ya no tienen dinero». A partir de ahí, lo ya sabido: el padre de Bella cae en las garras de la Bestia y su hija se sacrifica ocupando su lugar.
A pesar del rechazo inicial que le provoca la desagradable y autoritaria Bestia, Bella acaba cogiéndole cariño hasta sentir el amor. ¿Podría ocurirle algo así a Seydoux, enamorarse de alguien que no le gustara en absoluto en un primer momento «Sí, aunque no de una bestia, sería difícil», confiesa entre risas.
Para Seydoux, esta adaptación «es casi un videojuego». Es el sello de Christophe Gans, que regresa tras ocho años de ausencia. «Es una película cara, tardó más de dos años en lograr desarrollarla», explica la intérprete. Pero ha valido la pena: la cinta ha sido un fenómeno absoluto en Francia, donde 500.000 espectadores la vieron en su estreno y lleva recaudados más de 10 millones de euros.
«Se está perdiendo la magia»
Los videojuegos, precisamente, han venido a sustituir a los libros, como el que inspira esta película, en las habitaciones de los niños. «Cuando era pequeña me contaban muchos cuentos. Ahora tienen juegos interactivos. Es una pena, se está perdiendo la magia», reflexiona Seydoux.
La actriz, que optó al Bafta a la mejor estrella emergente, comparte cartel con Vincent Cassel como la Bestia («me impresionó mucho, es uno de los mejores actores de Francia») y el español Eduardo Noriega como el rufián Perducas. «Fue muy agradable. Hizo una escena conmigo, en la que intenta matarme, y yo tenía que gritar. Es algo que no me gusta, me resulta duro. Me dijo que me sintiera cómoda y me ayudó mucho», relata.
Apenas un momento incómodo en un rodaje agradable, el de una película familiar con la que cambia el chip tras la transgresora «La vida de Adèle».
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