Tanja Nijmeijer |
El lado oscuro de Tanja,
la holandesa de las Farc
Por: REDACCIÓN POLÍTICA |
Tanja fue recibida por 'Jesús Santrich',
de las Farc, al llegar a La Habana.
Foto: AFP
Autoridades la señalan de participar
en la planeación de actos terroristas en Bogotá.
De la imagen que Colombia tenía de la holandesa Tanja Nijmeijer en el 2007,
cuando se dieron a conocer fotos y apartes de sus diarios en las Farc, ya no
queda nada.
En esas fotografías, reveladas tras una operación en el Meta, aparecía con
cara de niña dulce, y en sus escritos, como una idealista y educada joven
europea que criticaba abiertamente las políticas internas del grupo armado
ilegal y desafiaba a sus comandantes.
Documentos conocidos por EL TIEMPO señalan que la holandesa integró en Bogotá
el frente Antonio Nariño, del bloque Oriental, donde no solo ha fungido como
figura mediática. Las autoridades la señalan de participar en la planeación de
actos terroristas como la bomba a una estación de la Policía en Kennedy,
atentados contra TransMilenio y acciones contra almacenes de cadena.
Esto indicaría que las Farc han puesto esmero para que la extranjera
reciba preparación y entrenamiento, que la hagan ver ante el mundo como un
miembro de peso en el grupo. Pero en Oslo, 'Iván Márquez' dijo de ella:
"Es una guerrillera menuda. No sé por qué suscita tantos temores, tal vez por su
condición internacional".
En un correo a 'Márquez', del 28 de diciembre del 2009, el 'Mono Jojoy'
escribe que la sigue alistando: "Esa está buena es para la comisión
internacional, sabe cinco idiomas, la estamos preparando ideológica, política y
militarmente".
Y en la selva, la cara de Tanja también habría sido usada por las Farc como
arma de intimidación contra los tres contratistas estadounidenses secuestrados
en el Caquetá en el 2003.
Por este hecho, Taja está pedida en extradición por el gobierno de EE.
UU.
En documentos desclasificados por autoridades de ese país se da cuenta del
papel de la holandesa durante ese secuestro.
Uno de los contratistas relata como, a finales de julio del 2003, cinco meses
después del secuestro, 'Martín Sombra', el jefe de las Farc que los custodiaba,
los trasladó a un sitio y les anunció que harían un video de prueba de vida.
Tanja estaba ahí. Los contratistas la describen como una mujer de aspecto
europeo y con un inglés impecable, a quien luego reconocieron en fotografías y
videos.
Uno de los exsecuestrados asegura que la mujer los intimidó contándoles que
tras un intento fallido del Ejército de rescatar a varios rehenes, los
guerrilleros que los custodiaban los mataron, cumpliendo órdenes superiores.
Según otro de los contratistas, todos quedaron sorprendidos con la guerrillera.
"Estaba por los 20 (años), era muy guapa y llevaba el uniforme camuflado de las
Farc", aseguró.
El simple acto de matar |
Una ficha mediática
Así como en la selva la presencia de Tanja deslumbró a los estadounidenses,
detalles de interceptaciones a miembros del secretariado indican que desde antes
del proceso de paz las Farc esperaban concentrar en ella la atención de la
prensa mundial.
En un correo electrónico, 'Márquez' define muy bien el objetivo de mantener a
la joven en boca de los medios. "Para tener vivo el interés por las Farc en
Europa le hemos pedido a Jorge (Enrique Botero, periodista colombiano) una
entrevista con la holandesa sobre diversos temas", se lee en uno de los correos
del 18 de enero del 2010.
En otro mail, en referencia a una entrevista con un medio holandés, 'Márquez'
señala: "La idea es que sus respuestas sean ante cámaras, y con periódicos de la
fecha (...) Dicen que de llegar a aparecer en las pantallas diciendo que está
conscientemente (en las Farc), sería noticia de amplitud mundial".
Las Farc saben que la imagen de Tanja, la joven holandesa, políglota, que
dejó un cómodo futuro para pelear una guerra en un país remoto y desconocido, no
deja de tener un halo enigmático para el público europeo. Aunque muchos no
entendían cuál sería su papel en La Habana, ahora parece más claro.
http://www.eltiempo.com/politica/el-lado-oscuro-de-tanja-la-holandesa_12371583-4
Tanja Nijmeijer |
TANJA NIJMEIJER | GUERRILLERA DE LAS FARC
“El Gobierno intenta convertirnos
en culpables en vez de en víctimas”
Tanja Nijmeijer, la holandesa guerrillera de las FARC, explica los motivos que han conducido a los insurgentes a las armas
ROBERT-JAN FRIELE La Habana 24 NOV 2012 - 18:30 CET
En el mesón Maraka's, Tanja Nijmeijer se levanta de la mesa para despedirse, con un nuevo cigarrillo en la mano. Es martes por la noche, y en su rostro se dibuja una expresión atormentada, la misma que ha mostrado durante las dos últimas horas, igual que ocurrió el lunes durante las seis horas de nuestra conversación.
“Estoy cansada de tener que estar defendiéndome continuamente”, dice la holandesa que actúa en nombre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en las negociaciones de paz de Colombia. “Es importante que entiendas por qué hemos recurrido a las armas y que en Colombia hay una guerra en la que se producen muertes. Y sí, a veces cometemos errores”.
Nijmeijer, de 34 años, nacida en Denekamp (Holanda) y la segunda de las tres hijas de la familia, cuenta, llena de ardor, cómo es su vida en las FARC, la organización guerrillera de la que forma parte desde 2002. Está muy sorprendida por el interés que ha despertado en los medios de comunicación. “Me gustaría que se prestara más atención a las condiciones de vida de la gente. ¿No sería eso mucho más importante que hablar de mí?”.
Le brillan los ojos cuando habla de su vida en la selva colombiana, donde las FARC levantan un nuevo campamento cada tres días. Nos cuenta también que entiende mejor el mundo desde que siguió el curso de marxismo que la organización da a todos los guerrilleros. Igualmente entusiasmada se muestra al hablar sobre el contacto con la población en las áreas dominadas por los rebeldes, especialmente con los campesinos pobres.
Las FARC están en guerra con el Gobierno colombiano desde 1964. Una guerra que desde los años ochenta —cuando los enormes ingresos del tráfico de cocaína comenzaron a funcionar como catalizador— ha hecho aflorar lo peor de ambas partes. Todos los días caen decenas de víctimas inocentes, principalmente campesinos colombianos pobres, atrapados entre las luchas, los deseos y los intereses de las dos partes en litigio.
“Nos gustaría que no hubiera víctimas, nos gustaría que no hubiera guerra, nos gustaría no estar en las montañas. Pero, si dejamos la lucha, ¿qué va a hacer el pueblo?”. Después se va de la habitación para volver al complejo vigilado donde se aloja junto con otros 29 guerrilleros para participar en las conversaciones de paz iniciadas el 19 de noviembre.
La última vez que vi a Nijmeijer fue en agosto de 2001, mientras fregábamos los platos en la diminuta cocina de una residencia de estudiantes de Groninga. Era la mejor amiga de una compañera. Ya había estado una vez en Colombia y no dejaba de calentarme las orejas con las noticias sobre ese país. Once años después, llega a mi puerta un lunes a las 9.00 de la mañana en una furgoneta Mercedes blanca conducida por un chófer del Servicio de Seguridad cubano. Va en el asiento delantero, con Camila y Shirley en los asientos de detrás: “Son dos camaradas”.
Cuando, un poco más tarde, nos sentamos en un deteriorado restaurante del Malecón, Camila y Shirley abren sus ordenadores portátiles para trabajar. El holandés de Nijmeijer sigue siendo magnífico, pero para hablar de las FARC prefiere el español.
El camino que la llevó a la guerrilla colombiana fueron dos acontecimientos que vivió en 2001 durante las prácticas que realizaba en aquel país. El primero fue la visita a un barrio desfavorecido de la ciudad de Pereira. Su acompañante le dijo que tenían que salir a las nueve porque a esa hora la gente se iba a dormir. “Cuando pregunté a un vecino del barrio por qué se iban a dormir tan pronto, me dijo que los paramilitares podrían considerar como delincuente a cualquiera que anduviera a esas horas por la calle y matarle de un tiro. A eso se le llama limpieza social en Colombia”. El otro ocurrió en Bogotá. Fue a visitar Ciudad Bolívar, el gigantesco barrio de chabolas al sur de la capital. Después la llevaron al Centro Andino, el centro comercial de la élite del norte de la ciudad. El contraste fue dolorosísimo.
Nijmeijer profundizó en la Historia de Colombia, buscó en el país los contactos adecuados y se introdujo en el movimiento guerrillero. “Para mí estaba claro que la democracia en Colombia solo existía sobre el papel. Y así sigue siendo actualmente”. Su tapadera era su trabajo en una cara escuela de idiomas.
Más tarde, Nijmeijer también cometió atentados: entre otros ataques, colocó bombas en el Transmilenio, el sistema de transporte de autobuses de Bogotá, y a un rico comerciante. Según ella, no hubo muertos en sus ataques, que estaban planteados solo como protesta.
Cuando en 2003 la policía desmanteló la red de militantes, Nijmeijer optó por una huida hacia adelante: luchar en la selva, ametralladora en mano. Su alias en las FARC fue Alexandra desde el primer día, y es con el que firma sus correos electrónicos. No se plantea un posible papel en política si tiene éxito el proceso de paz. “Me adaptaré a las necesidades que haya. ¿Qué necesitan las FARC, qué necesita Colombia, que necesita el pueblo?”.
Pregunta. Algunos piensan que las FARC recurren a usted —una mujer occidental, inteligente y elocuente— para mejorar su imagen.
Respuesta. Me molesta que digan que formo parte de la campaña de comunicación de las FARC. Lo que queremos es contar nuestra visión de las cosas.
El Gobierno colombiano ha puesto muchas dificultades a mi participación en las conversaciones de paz.
P. Las FARC nacieron en 1964. ¿Cuál es su lucha actual?
R. Los tiempos cambian, pero la opresión continúa. Nos consideramos un partido político armado, cuya ideología está basada en el marxismo-leninismo. Esas son las ideas por las que luchamos. Queremos hacer reformas radicales. Lo que nos preguntamos es ¿cómo podemos participar en la política? De eso tratan nuestras conversaciones con el Gobierno.
P. Por el modo en que habla de su vida en las FARC, parece como si no hubiera guerra. También en el vídeo musical que han grabado da la impresión de que se trata de una alegre pandilla.
R. Y eso es lo que somos. Si no estás alegre, no lo podrías aguantar. Precisamente son los momentos más difíciles los que nos inspiran la mayoría de las bromas.
P. Las FARC tienen fama de imponer severos castigos en caso de infracción y la pena de muerte en caso de deserción. ¿No le ha disuadido eso nunca?
R. Cuando en una ocasión llamé a escondidas a casa se me impuso, entre otros, el castigo de cavar más de 30 metros de letrinas y escribir 20 páginas sobre mi infracción. Somos un Ejército y tiene que haber disciplina. Pero el que deserta es un traidor".
P. ¿Ha asistido a alguna ejecución?
R. No. Pero he oído hablar de ellas.
P. ¿Se ha vuelto más dura en todos estos años?
R. Nosotros, los guerrilleros, somos duros por fuera, pero suaves por dentro.
P. ¿Estaría dispuesta a pedir perdón por vuestras víctimas?
Me mira indignada.
R. Hay un dicho: El pueblo sabe quiénes son sus verdugos. El Gobierno intenta convertirnos en culpables en lugar de víctimas.
P. Como el objetivo que dicen perseguir es bueno, ¿no hay nada que reprocharles?
R. Yo no tengo que justificarme. La lucha está justificada. Estamos en guerra.
http://internacional.elpais.com/internacional/2012/11/24/actualidad/1353778248_429402.html
LA OTRA CARA DE LA MONEDA
LOS POBRES MUERTOS
Medellín, 17 de diciembre de 2010
Miembros de la Fiscalía colombiana se colocan detrás de urnas que contienen los restos de desaparecidos en la guerra civil de esa nación.
Los familiares de 15 personas víctimas de la guerrilla recibieron los restos, que fueron encontrados en fosas comunes gracias a información proporcionada por algunos combatientes desmovilizados, en el marco del proceso de paz de Colombia.
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Fosa común Víctimas de la guerrilla en Colombia |
Ladrillos con nombres de algunas víctimas de la guerrilla, en la Plaza de Bolívar de Bogotá (Foto colección privada) |
Víctimas de las FARC |
Protesta contra las FARC |
Protesta contra las FARC |
Protesta y llanto |
Secuestrados de las FARC |
Piden no olvidar a cuatro uniformados asesinados por Farc hace un año
Las familias permanecen unidas
y durante esta fecha realizan homenajes.
Hace un año el país conoció una aterradora noticia. Cuatro uniformados que permanecieron secuestrados durante 13 y 14 años habían sido fusilados por las Farc. La espera de cuatro familias y de miles de colombianos había terminado de la forma más inesperada, de la forma más dolorosa.
Los féretros, cubiertos con banderas de Colombia, recordaban que se estaba despidiendo a unos héroes, al sargento del Ejército José Libio Martínez Estrada; y a los integrantes de la Policía Nacional, coronel Edgar Yesid Duarte Valero, el teniente coronel Elkin Hernández Rivas y el intendente jefe Álvaro Moreno. Hoy, cuando el país está con los ojos puestos en La Habana (Cuba) y tiene la esperanza de que los diálogos que allí transcurren prosperen, los familiares de los uniformados conmemoran un año de aquel trágico 26 de noviembre.
“Sigue siendo duro, pero cada vez que recordamos quiénes fueron y lo que hicieron por el país, nos llenamos de fuerza”, asegura Susy Abitol, esposa del coronel Duarte.
Las familias de los uniformados, a excepción de la del sargento José Libio Martínez, que vive en Nariño, se reunieron este domingo en el cementerio Jardines de paz, en el norte de Bogotá. Este lunes lo harán en la capilla de la Catedral Primada de Bogotá, mientras en Cali se realizará también en este día un homenaje en la catedral de esa ciudad.
En la ceremonia religiosa se hizo presente el sargento de la Policía Luis Alberto Erazo, quien estuvo 12 años en cautiverio con ellos y que en medio del fuego cruzado, logró escaparse de la muerte ese 26 de noviembre.
El tema de los diálogos entre el Gobierno y las Farc entusiasma a estas familias. No es para menos. Dicen que no quieren que más generaciones sigan viendo el horror que ellas tuvieron que vivir en carne propia.
“Ya lo vivimos nosotros. Sabemos qué es ser víctimas de la guerra. Lo que esperamos es que la paz reine, que podamos decir que sí se pudo”, dice Susy, que no deja de lamentar que a pesar de que, como se sabe, los acercamientos entre la guerrilla y el Gobierno empezaron hace más de un año, su esposo y sus compañeros hayan tenido que morir de esa forma.
“No entendemos por qué tuvieron que ser asesinados, es doloroso tratar de entenderlo”, asegura la mujer, que celebra que aunque ha pasado un año y no volvieron a recibir una manifestación de solidaridad del Gobierno, las familias siguen unidas.
“Nos comunicamos con frecuencia, estamos siempre conectados, apoyándonos y dándonos ánimo”, dice.
La conmemoración del año de asesinados de los uniformados continuará este martes, también con una eucaristía a medio día en la Catedral Primada de Bogotá.
http://www.eltiempo.com/justicia/un-ano-despues-del-asesinato-de-cuatro-uniformados-a-manos-de-las-farc_12401001-4
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