domingo, 20 de septiembre de 2020

Marieke Lucas Rijneveld / Sobre la soledad, las vacas y el duelo


Marieke Lucas Rijneveld

Marieke Lucas Rijneveld 

Sobre la soledad, las vacas, el duelo y convertirse en finalista del International Booker Prize de Literatura con tu primera novela

‘La inquietud de la noche’, la primera (y semiautobiográfica) novela de Marieke Lucas Rijneveld, que presenta a una niña tratando de procesar la reciente muerte de su hermano mayor y el consiguiente desmoronamiento de la unidad familiar, le ha valido convertirse en finalista al célebre International Booker de literatura.
Paloma Abad
7 de junio de 2020
¿Cuantas probabilidades hay de que escribas tu primera novela al mismo tiempo que tu primer poemario y ambos cosechen infinidad de premios y nominaciones internacionales? El caso de éxito de Marieke Lucas Rijneveld (Holanda, 1991), difícilmente replicable hasta por autores más asentados, podría ser, cuanto menos, digno de estudio.
Su primer poemario, Kalfsvlies (2015), se alzó con el premio C. Buddingh a la mejor obra novel en Holanda. Pero la repercusión global -al menos en el endogámico universo literario- llegó con su debut en la novela. La inquietud de la noche (publicada ahora en español por Temas de hoy), escrita prácticamente en paralelo al poemario, se ha alzado como finalista del célebre International Booker's Prize de 2020. Y todo ello, sin abandonar su trabajo en una granja de vacas.
La premisa de esta narración, escrita con la voz de Jan, una niña holandesa que ha perdido recientemente a su hermano mayor (con todo el dolor que esa situación puede acarrear en una familia y el desconcierto que indudablemente genera en la muchacha), tiene tintes autobiográficos: Marieke Lucas Rijneveld perdió a un hermano durante su propia infancia. A partir de ahí, asegura, la realidad se mezcla con la fantasía. En este debut literario, lleva a la joven Jan a buscar la manera (en ocasiones macabra, con sesgos patéticamente ingenuos) de devolverle la vida a quien con su desaparición ha roto la armonía familiar y, con ella, todos los esquemas vitales que conocía. No es una novela optimista. No deja un regusto placentero en el lector. Pero la crudeza con la que narra la agonía adolescente, llena de inquietudes y desazones, es absolutamente arrebatadora.

¿En qué momento recuerdas que sentiste, por primera vez, interés en la escritura?


Empezó en primaria, después de leer el primer libro de la serie Harry Potter de J.K. Rowling. Me impactó tanto que quise hacer lo mismo. Y cuando me fui de casa a los diecinueve años para estudiar, ese deseo volvió, y sentí la necesidad de ponerme a escribir. Y todavía más después de leer a Jan Wolkers, mi escritor favorito: escribió de un modo tan bonito sobre la naturaleza, sobre sus deseos, sobre su juventud, sobre la sexualidad y sobre la fe, que se convirtió en un ejemplo para mí. Quería escribir como él, sin morderme la lengua.

¿Cómo ha sido el proceso de creación de La inquietud de la noche?


Lo escribí al mismo tiempo que los poemas de Kalfsvlies, y eso se nota. Hay frases que se repiten en ambas obras, de modo que trabajé para encontrar la forma adecuada para la novela.

¿Hay algo de biográfico en tu novela?  ¿El qué?  


Lo importante no es qué es biográfico o no en el libro, pero siempre he admitido abiertamente que la muerte de mi hermano fue el punto de partida. He escrito el libro partiendo de esta base. Es una mezcla entre fantasía y realidad.

Dadas tus experiencias personales, ¿te ha resultado emocionalmente difícil la escritura de este libro?


La verdad es que lo escribí como una novela, así que me distancié de la carga emocional, pero sin permitir que desapareciese, porque son sentimientos que necesitas mientras escribes. A veces, después de escribir, sentía lo que había escrito, pero sobre todo sentía lo necesario que era el libro y el placer de componer.

Las vacas han sido importantes en tu vida.  Desde pequeña, pero también ahora (que trabajas en una granja con ellas) y en la novela. ¿Qué significado tienen para ti?
Las vacas son unos animales maravillosos, dulces y sensibles. Me encanta estar con vacas. Presienten tu estado de ánimo. A veces me resulta más fácil tratar con vacas que con personas. Las cosas son más claras.

¿Es posible extraer de la novela alguna conclusión optimista?


No creo que sea necesario sacar una conclusión optimista de una novela: hay historias que cuentan, justamente, el otro lado de la vida. Y por cierto, que no es solo un libro duro, también tiene humor. Trata sobre la capacidad de supervivencia de la persona, y de cómo te forma el duelo. Creo que la conclusión es que a veces hay que tener agallas para mirar las cosas tristes, para sentirlas, para dejarlas entrar, porque así destacan todavía más las cosas bellas y agradables.

¿Qué reflexiones extraes de que esta novela, la primera que publicas, haya tenido tan buena acogida de público y crítica (incluyendo la nominación al International Booker? 


Es maravilloso y un tremendo honor que me hayan nominado, estoy contentísima con ello. Me sirve para tener todavía más ganas de escribir.

¿Estás escribiendo más ficción?


Estoy trabajando en una segunda novela, pero lamentablemente todavía no puedo decir nada al respecto.

¿Qué libros has estado leyendo estos extraños meses de confinamiento? 


Los escritores estamos solos a menudo, y antes de esto yo ya era una persona solitaria, pero hay una diferencia entre estar solo y sentirse solo. He sentido soledad, especialmente al principio de la cuarentena, porque fue el momento en que todo se desmoronó. Me ha servido para darme cuenta de lo importante que es invertir en el contacto humano. Ahora estoy leyendo Max, Mischa and the Tet Offensive, un libro precioso de Johan Harstad.

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