Una represión sin sentido
Todo diálogo debe darse lejos de la manipulación y el engaño y estar dirigido a volver a la democracia plena y el respeto a los derechos humanos
Sergio Ramírez
23 de abril de 2018
En Nicaragua el régimen está usando la violencia desproporcionada y sin sentido para reprimir la justa protesta ciudadana encabezada por los jóvenes que están siendo masacrados por fuerzas paramilitares y policiales. Centenares han sido apresados y no se sabe de su paradero.
El reclamo, que empezó ante la imposición de medidas en el sistema de la seguridad social que afectan a empresas de todo tamaño, a trabajadores y ancianos, se ha convertido en un clamor popular por el restablecimiento de la democracia y la libertad conculcadas. Me sumo a este reclamo y junto con miles de nicaragüenses, que forman la inmensa mayoría del país, exijo el cese de la violencia, que se libere a los presos, que se de cuenta de los desaparecidos y que no se siga asesinando a la gente indefensa.
Todo diálogo debe darse lejos de la manipulación y el engaño y estar dirigido a volver a la democracia plena y el respeto a los derechos humanos. La comunidad internacional y los organismos de derechos humanos deben contribuir a detener la represión y el derramamiento de sangre, a que se de la plena libertad de prensa y a que cese la violencia oficial, condiciones que se deben cumplir de manera urgente e inmediata antes del inicio de cualquier diálogo con el Gobierno.
Sergio Ramírez es escritor y fue vicepresidente de Nicaragua. Hoy recibe el premio Cervantes.
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