Bella Freud, bisnieta del padre del psicoanálisis: “En mi familia no se hablaba de sentimientos”
La diseñadora, tumbada sobre la alfombra del salón. La creadora decoró su casa con la ayuda de Maria Speake, cofundadora del famoso estudio de interiorismo Retrouvius. Todas las estancias tienen un aire art déco, el movimiento de diseño de los años veinte y treinta del siglo pasado.MANUEL VÁZQUEZ
Bella no recuerda cuándo empezó a sentir curiosidad por la moda. De niña ya se fijaba en la ropa que llevaba la gente y, especialmente, su padre. “Él vestía muy bien. Cuando estaba trabajando, llevaba unas prendas harapientas. Y cuando salía, usaba unos trajes de franela fantásticos. Era tan elegante y tan poco convencional”, dice. Cuando le anunció a su padre que quería dedicarse al diseño, el pintor se alegró. “Algo característico de los miembros de mi familia es que somos muy creativos y disruptivos. Nos gusta romper con lo anterior. Mi padre, por ejemplo, no estaba interesado en lo que habían hecho sus ancestros y creó su propia identidad. Me enseñó que no tenía que ser complaciente con lo que habían hecho mis antepasados. Solía decirme: ‘Lo único que importa es lo que hagas y consigas tú”.
Sillon de su Padre, donde veía carreras de caballos. MANUEL VÁZQUEZ
Así que, con 22 años, Bella se mudó a Roma para estudiar moda en la Accademia Costume e Moda. Durante su estadía en Italia volvió a coincidir con Vivienne Westwood, que entonces también vivía allí. “Nos veíamos mucho. Cuando estaba de visita en Roma, se quedaba conmigo, y cuando yo volví a Inglaterra, fui a trabajar con ella”. Fue asistente de la diseñadora durante tres años y en 1990 empezó su propia marca. Lucian Freud diseñó el logo de la firma inspirándose en Pluto, su perro. Fascinada por los carteles de las marchas y protestas, Bella ha convertido los eslóganes en una seña de identidad de sus colecciones. “Ginsberg is God” (Ginsberg es Dios, en alusión al poeta de la generación beat), “Head high and fuck them all” (Cabeza en alto y que les den a todos) o “Dad is a dick” (Papá es un gilipollas) son algunos de sus lemas más famosos. Están bordados en jerséis, sudaderas y camisetas, pero también impresos en tazas, velas aromáticas, ceniceros, platos, mantas y cojines.
“La gente habla del poder del amor, pero el poder del lenguaje es mucho más grande. Existen guerras que se libran con palabras. No es lo mismo que hable Nelson Mandela o Desmond Tutu a que lo haga Donald Trump. Hay lenguajes inclusivos y lenguajes exclusivos. Hay palabras que unen y palabras que dividen”, explica. “En mi caso, me gusta formular frases que generen una reacción en la gente. Mis lemas no dicen lo que tienes que hacer, no son instrucciones. Son puntos de partida y mensajes que abren la cabeza o el corazón. Pueden ser divertidos o el resumen de un momento significativo”.
En el recibidor de su casa, Bella Freud tiene pósteres de exposiciones de su padre, retratos de sus amigos famosos, incluido uno del músico australiano Nick Cave (en el centro de la imagen).MANUEL VÁZQUEZ
El judaísmo también está muy presente en su vida, aunque dice que se crio en un ambiente laico. Los Freud nunca fueron religiosos, pero sí están orgullosos de su cultura judía. “Es muy difícil no sentirse conectada con el judaísmo. Me gusta el sentimiento de formar parte de algo superior a mí, aunque nunca he ido a una sinagoga”, reconoce. En la cocina de su casa cuelga un cartel de Hoping for Palestine, el concierto benéfico que dio su amigo Nick Cave junto a Primal Scream y Spiritualized en 2004 para recaudar fondos para los niños palestinos. La diseñadora ha visitado muchas veces Palestina y define la situación que ha visto allí como “terrible y devastadora”. “Si vas a estar pisando a alguien y a dejarlo en el suelo, eso te obliga a ti también a estar en el suelo. Nunca vas a estar en una buena situación si estás subyugando a otra persona o a otra raza o a otra sociedad. Todo el mundo sabe eso”, reflexiona. “Yo me siento judía, pero estoy a favor de Palestina. Y creo que así es como debería sentirse un judío de verdad. Lo que está haciendo Israel a los palestinos no tiene nada que ver con el judaísmo. Es una traición al judaísmo y a sus valores”, sentencia.
Discos de su colección. MANUEL VÁZQUEZ
Es el único momento de la entrevista en el que la creadora hace una breve pausa. Se la ve dubitativa. “No debería hablar de política. Soy una pesadilla para mi agente de prensa”, dice entre risas. Pero cuando se le pregunta por el Brexit, no se calla. Se queja de que la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha golpeado su negocio. Señala que ahora le cuesta más exportar o importar y que el precio de los suministros que necesita para producir la ropa de su marca están por las nubes. “Era obvio que iba a ocurrir esto, que íbamos a estar más aislados, que íbamos a tener que hacer más papeleos para hacer hasta las cosas más sencillas”, dice. “El Brexit ha destruido al Reino Unido. Hemos retrocedido décadas. Y los líderes políticos, tanto laboristas como conservadores, no tienen el valor de reconocer que se han equivocado y mucho menos de revertir la situación”.
Freud suele hablar de estos temas con su hijo. “Jimmy y sus amigos tienen 22 años, pero se muestran muy curiosos e interesados por la política y la actualidad. No están tan dominados por las redes sociales como creemos”, concluye. “Veo a los chicos de 22 años mucho más responsables que cuando yo tenía esa edad. Mi generación estaba más perdida y era más alocada. Los padres de antes tampoco tenían tiempo o ganas de explicar a sus hijos de qué va la vida. Eso tenías que aprenderlo solo”.
Un rincón del salón, donde tiene sus discos de vinilo. MANUEL VÁZQUEZ
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