domingo, 1 de marzo de 2015

Octavio Escobar / Lo que nunca se dijo del coyote


Octavio Escobar
LO QUE NUNCA SE DIJO DEL COYOTE
Todo comenzó con la inmigración. Conciente de sus capacidades para la comedia física, el Correcaminos se embarcó hacia América y debutó en uno los peores teatros de Nueva York; sin embargo, uno de nuestros ejecutivos quedó impresionado por su habilidades y lo trajo a Hollywood.

Un comienzo difícil pero poco a poco ganó prestigio en la industria. Fue cuando se conocieron. El Coyote había pasado de la posición de galán a la de actor maduro, sin alcanzar el éxito. Era buen amigo de los directivos del Estudio que le proporcionaban papeles muy por encima de sus posibilidades y él correspondía a tales amabilidades adulando sin descanso. Cuando vio el trabajo del Correcaminos urdió la estrategia: ganar su confianza, fingirse su benefactor y convencerlo de que Norteamérica no soporta a los perdedores. Juntos idearon al perseguidor y al perseguido, reservándose el Coyote la parte que intuía más importante. Aceptada la propuesta, el Correcaminos se vio en la obligación de planear las acrobacias que el Coyote realizaba. El verdadero artista quedó restringido a fantasmagóricas apariciones sin carácter, al odiado beep beep, mientras para el Coyote preparaba una variedad de boom, crash, plash y pumm. El contrato también era injusto: el Coyote, con la disculpa de su mayor renombre y experiencia, cobró por siempre un cuarenta por ciento más que el Correcaminos, una fortuna cuando la serie ganó popularidad.
La historia posterior es trágica: acorralado, frustradas sus expectativas dramáticas, el Correcaminos tiró todo por la borda. Fue reemplazado a la perfección por un actor singularmente parecido, ya que el Coyote conocía bien las rutinas. Los Estudios se confabularon para borrar su nombre del mundo del espectáculo y murió en una oscura pensión de los barrios bajos de Chicago, cerca al bar donde se ganaba la vida imitando al Correcaminos.
El Coyote es hoy un alto ejecutivo de la WB. Hace años fue reemplazado en las filmaciones por un comediante muy dotado que reavivó su gloria. En su esplendorosa mansión de Sunset Boulevard lo único que atormenta sus inviernos es el dolor de una antigua fractura del brazo derecho, ocasionada por una carga excesiva de explosivos marca Acme®, que nunca consideró accidental.


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