El rey Juan Carlos Cacería de elefantes Botsuana, abril de 2012 |
FOTOS MEMORABLES
Foto infame
Entre
las dos fotos no hay las típicas diez diferencias: se trata de los mismos dos cazadores (el más viejo es el rey) y el mismo elefante muerto. El triste árbol también es el mismo. |
Por razones de supervivencia la caza tiene su justificación pero no por
placer o deporte. Y mucho menos cuando la víctima es un animal tan majestuoso
como el elefante. ¿Cómo es posible que la agonía de un animal signifique el
placer del hombre?
En fin, aquí vemos al rey Juan Carlos en una más de sus caídas, en
Botsuana. (A los Borbones siempre les ha gustado matar animales. Así es la
cosa: mientras unos pasan hambre otros matan por placer.) Se cayó con su
pueblo, y se cayó con la reina Sofia: andaba de cacería con otra mujer, según
se dice. Es decir, entre cuernos y colmillos. Nada novedoso. Con sus frágiles
huesos de 74 años, y en este momento de 75, el rey sigue haciendo desastres.
Creo que en Botsuana se partió algo: una costilla o la cadera. A eso lo llaman
justicia poética.
La muerte del elefante se volvió noticia debido a la fractura del rey. Si no, hubiese pasado como si nada. En este mundo, vale más un hueso de rey que todo un elefante.
Solo nos queda el consuelo de considerar la caza y la monarquía como dos delirios que van volviéndose parte del pasado. Ojalá que así sea.
Triunfo Arciniegas
Los Ángeles, California, 17 de noviembre de 2013
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