Pablo Milanés
"EL SOCIALISMO CUBANO
SE HA ESTANCADO"
Por Carlos Fuentes
Es hora de siesta, pero Pablo Milanés (Bayamo, 1943) responde con brío desde Vigo. Está de nuevo en España, ahora a la espera de ser papá de gemelos (y ya tiene seis hijos) y calentando motores para una nueva gira. Responde resuelto, habla sin tapujos de Cuba, del momento histórico que se avecina. Y considera agotada la etapa de los hermanos Castro. “Este socialismo dio todo lo que iba a dar, estamos paralizados y tenemos que hacer reformas”, afirma el cantautor.
¿Cómo lleva vivir sin La Habana?
“Terrible, la verdad. Ya llevo un mes aquí y nunca me había separado más de veinte días de La Habana. En cuarenta años de oficio no recuerdo haber estado un mes fuera. Y me siento muy extraño, tengo mucha nostalgia, voy aquí a la playa de Samil, pero no es lo mismo que el malecón de La Habana”.
¿Ha sido la nostalgia una fuente de alimentación para su canción?
“Sí, esa nostalgia está perenne en mi obra y se manifiesta a veces de forma indirecta, pero siempre se manifiesta. Es una característica del isleño”.
Ya lo cantó: “El tiempo pasa, nos vamos poniendo viejos”.
“Y amo a esta isla, soy del Caribe esas características no se pueden obviar ni al hablar, ni al reír, ni al disfrutar; ni siquiera cuando sufres o eres pasional. Todo tiene que ver con lo isleño”.
Hábleme de su isla, ¿cómo ha dejado Cuba?
“Bastante mal. Después de tres ciclones, una crisis que no se acaba de solucionar y unos dirigentes que no hacen nada por sacar adelante el país nuevamente en medio de esta parálisis. Si a esto se agrega la crisis mundial, pues estamos bien arreglados”.
¿No confía en que Raúl Castro dé un paso hacia delante?
“Yo no confío ya en ningún dirigente cubano que tenga más de 75 años porque todos, en mi criterio, pasaron sus momentos de gloria, que fueron muchos, pero que ya están listos para ser retirados. Hay que pasar el testigo a las nuevas generaciones para que hagan otro socialismo, porque este socialismo ya se estancó. Ya dio todo lo que podía dar, momentos de gloria, cosas imperecederas que aún perviven en la memoria y en los hechos cotidianos del cubano, pero tenemos que hacer reformas en muchísimos frentes de la Revolución, porque nuestros dirigente ya no son capaces. Sus ideas revolucionarias de antaño se han vuelto reaccionarias y esa reacción no deja continuar, no deja avanzar a la nueva generación que viene implantando un nuevo socialismo, una nueva revolución que hay que hacer en Cuba”.
Y a esos viejos revolucionarios, ¿la historia los absolverá?
“Sí, creo que sí. Simplemente deben retirarse, pero no creo que haya que juzgarlos por nada. Hicieron lo que tenían que hacer en su tiempo. Simplemente, ahora no están haciendo lo que deben hacer”.
¿Qué es lo más triste que contempla usted?
“Es tal la situación que está viviendo el cubano que ya no puede vivir más de promesas. Las conquistas antiguas están ahí. Hay que ir hacia nuevas conquistas. Se logran con nuevos pensamientos y una dinámica nueva que [los dirigentes] no son capaces de ejercer . Estamos paralizados en todos los sentidos, hacemos planes para un futuro que nunca acaba de llegar”.
Lo que causa resignación y desasosiego en nuevas generaciones…
“No solamente el desasosiego. Los jóvenes cubanos se forman de un modo muy hermoso, pero luego tienen que emigrar para proyectar lo que estudian. Es muy triste porque ni siquiera un exilio político, sino un exilio económico por las pocas condiciones que hay en nuestro país. Que se divida la familia, que se cercene esa relación filial es absolutamente inadmisible en estos momentos”.
Hace días, Wendy Guerra escribió sobre la caída de estereotipos; ya es políticamente correcto tener amigos gays, ya no hay represión brutal como en los primeros años de la Revolución…
“No es tan brutal, pero tampoco es tan abierta. Hace quince años deciqué la canción Pecado original a mi director artístico, que es gay. En esencia esa realidad no ha cambiado todavía. Hay que ir más allá, pasar de las palabras a los hechos. Todavía hay mucho prejuicio contra los homosexuales en Cuba”.
También con el turismo sexual, y los españoles son campeones…
“Turismo sexual hay en todas partes del mundo. Cuba destacó por una imagen inmaculada ante los ojos del mundo y cuando empezó a ser un país normal, como todos, parecía que se caía el mundo. Prostitución hay en todas partes, y mucho más corrupta que la que existe en Cuba. Simplemente, la imagen de Cuba se ensució, entre comillas, ante la imagen que daban admiradores, entre comillas, de la Revolución”.
¿Qué influencia tiene esta trayectoria política en la poética cubana?
“Puedo hablar por mí: en Regalo, mi último disco, manifiesto todo mi pensamiento actual sobre la situación cubana e internacional. No es que el artista deba expresarse siempre en estos términos, pero si sus canciones tienen un ápice de realismo y dignidad hay que retratar el momento en el que vive. Así como expresamos la gloria que vivimos en un momento, también debemos expresar lo que estamos sufriendo ahora. Pero hay que tener valor, en primer lugar, y hay que tener dignidad y entereza para poder afrontar la situación que atraviesa Cuba ahora. Mucha gente tiene miedo a hablar porque hay un sistema detrás de censura, de represión callada y oculta que no te permite hablar libremente y que hay que echar abajo ya, cuestionarlo de un modo radical. Son cosas que se han venido planteando anteriormente, inclusive por la dirigencia cubana, pero no se han llevado a cabo”.
¿Es necesario un dictador para que haya canción de autor?
“No, hombre, no. Eso es una barbaridad. Esa pregunta que usted me ha hecho es una barbaridad. No hacen falta dictadores en ningún lugar para nada”.
Política aparte, Cuba sigue de moda. Ha vuelto el bolero…
“En Cuba tenemos un defecto: olvidamos las expresiones que nos han antecedido. Y dos de ellas han sido el filin y la canción tradicional. En 1981 empecé a recuperar el bolero filin y en 1982 inicié la serie Años, que ya tiene seis discos. En aquel momento, esa música estaba completamente olvidada. No quiero decir que todo sea gracias a mí porque sería demasiado pretencioso, pero no hay duda de que fui el primero en tratar de reconquistar esos valores que se habían perdido y que estaban olvidados”.
Tuvieron que ir un guitarrista norteamericano y un productor inglés a grabar Buena Vista Social Club. ¿Cómo le sentó?
“Indudablemente muy mal, porque yo estaba haciendo pobremente, de manera muy artesanal, todo ese trabajo que anteriormente no había sido reconocido. De hecho, a día de hoy aún no ha sido reconocido”.
Al menos, Buena Vista Social Club permitió una vejez cómoda a muchas leyendas…
“Sí, la vejez que siempre debieron haber tenido”.
Que era imposible en Cuba…
“Fueron completamente olvidados”.
¿Alberga esperanzas en la presidencia de Barack Obama?
“Sí, cómo no. Soy un ciudadano negro y que Estados Unidos haya tenido una ley de derechos civiles conquistada en los años 60 y que, menos de cuarenta años después, ya tenga un negro presidente es tanto o más que lo que hemos logrado nosotros en Cuba, donde los negros aún no tienen ni poder real ni verdaderas oportunidades. Es una vergüenza que en Estados Unidos haya un presidente mestizo no hayan ejercido el poder en cincuenta años”.
Medio siglo también tiene el bloqueo, muchas veces utilizado como mera excusa…
“El bloqueo tiene dos caras: realmente nos ha afectado durante cincuenta años, pero está la otra cara, el auto-bloqueo, que hemos utilizado como una emergencia para defendernos de nuestros errores en determinados momentos”.
En una de sus últimas canciones…
“Quisiera que me preguntaras por algo artístico, parezco un ministro en lugar de un cantante”.
En Suicidio esboza a un creador que está en el ocaso…
“No es que esté en el ocaso, más bien está decepcionado por todo lo que ocurre a su alrededor”.
¿Es una canción autobiográfica?
“Sí, totalmente autobiográfica”.
¿Y siente Pablo Milanés que le quedan pocas cosas por contar?
“No, me quedan muchas por contar. Cuando canto cosas negativas parece que voy a morir, pero no, estoy vivo todavía”.
Publicado en el diario Público en diciembre de 2008
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