sábado, 14 de abril de 2012

Helmut Newton en el Gran Palais de Paris

 

BIOGRAFÍA

 

Helmut Newton

en el Gran Palais de Paris

El 'porno chic' de Helmut Newton  

Por Liliana López Sorzano
El Espectador, 6 de abril de 2012

El Gran Palais de París inauguró la semana pasada la primera retrospectiva en Francia que se le hace al fotógrafo desde que murió en 2004.


Autorretato con June, su esposa, y modelos. París, 1981. / © Helmut Newton Estate
      
           Fue un encuentro con Erna la Roja, una célebre prostituta pelirroja de Berlín, fácilmente identificable por sus botas altas de cuero rubí y una fusta que enfundaba en su mano, el que fue definitivo. Helmut Newton apenas tenía siete años cuando, por medio de su hermano mayor, quedó encantado por la imagen poderosa e imponente de esta mujer. Esta escena se convertiría en el punto de partida de la construcción de su imaginario. A los 12 años, con el dinero de la mesada, se compró su primera cámara y gastó el primer rollo en el metro. Desde entonces, fantasearía con ser camarógrafo de cine, pero su madre lo puso como aprendiz de un reconocido fotógrafo, Yva (Else Neuländer-Simon), con el que aprendió el oficio. La fotografía se volvería su prioridad. Vendrían las fotos de bodas como trabajo alimenticio y en 1957 comenzaría su colaboración con la revista Vogue inglesa y después publicaciones como Elle, Marie Claire, Queen, entre otras, registrarían sus imágenes. Sin embargo, sus fotos harían verdadera historia en las páginas de Vogue francesa, con la que colaboró hasta el final. A pesar de haber trabajado para publicaciones haciendo editoriales de moda y retratos, nunca dejó su estilo libre y personal, desprovisto de restricciones impuestas.
            Esta retrospectiva, organizada por su esposa June, quien dirige la Fundación Newton en Berlín, aborda todos sus temas recurrentes, la moda, el sexo, el amor y los retratos para demostrar que no sólo era un fotógrafo de moda. “Una buena fotografía de moda debe parecer todo menos una fotografía de moda. Debe parecer un retrato, una foto de recuerdo, un cliché de paparazzi”, aseguró Newton.
             Su lente capturó el cuerpo femenino desvistiéndolo para darle fuerza. Mujeres seductoras, dominantes, voluptuosas, de esas que no necesitaban a los hombres para andar por la vida, darían nacimiento a un libro: Un mundo sin hombres, en 1984, que también correspondía a su propia visión. Newton lanzó una legión de mujeres desnudas para comerse el mundo, les quitó la ropa para volvérselas a poner, en la serie “Grandes desnudos”, que realizó intermitentemente desde 1980 hasta 1990. En la misma posición y ángulo, fotografiaba a las modelos vestidas para luego, como en un acto de magia, dejarlas en su propia piel. Este ejercicio lo dejó de hacer porque técnicamente le resultaba bastante complicado.
“Busco y adoro buscar reacciones. No me gustan ni la dulzura ni la fineza. La voluntad de provocación no responde al deseo de provocar, pero algunos temas me son necesarios para crear nuevos efectos fotográficos, nuevas tensiones visuales. La sola provocación que odio es la de la imagen surrealista. No tiene lugar en mi universo”, sentenció Newton en una conferencia de prensa en 1984.
            El estilo que muchos llamaron ‘porno chic’, el que situaba a sus modelos rodeados de lujo, enfundados en pieles, alrededor de una piscina, desnudos en un hotel cinco estrellas, captaba las tensiones de ese mundo al que él pertenecía, la burguesía, el universo de la moda y del poder. Al mismo tiempo, revelaba su gusto por el juego y su sentido crítico, lo que hizo que muchos lo tildaran de rebelde o un simple provocador. Eso no le pudo importar menos: “Si el mundo del arte me rechaza, sólo puedo decir “Good luck to the world of art” (Buena suerte al mundo del arte). Si busco la verdad de un punto de vista no me voy a conformar con que el arte lo acepte o no”.
    • Liliana López Sorzano | Elespectador.com








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