Julio Cortázar |
Adolfo Bioy Casares
12 febrero 1984
Aurora Bernárdez y Julio Cortázar |
Muerte de Cortázar. Vlady me previno: "Escribile pronto. Está enfermo. Va a morir". Como siempre, me dejé estar. Yo quería agradecerle la extraordinaria generosidad de referirse a mí, tan elogiosa, tan amistosamente en su admirable "Diario de un cuento". La carta era difícil. ¿Cómo explicar, sin exageraciones; sin falsear las cosas, la afinidad que siento con él si en política muchas veces hemos estado en posiciones encontradas? Es comunista, soy liberal. Apoyó la guerrilla; la aborrezco, aunque las modalidades de la represión en nuestro país me horrorizaron. Nos hemos visto pocas veces. Me he sentido muy amigo de él. Si estuviéramos en un mundo en que la verdad se comunicara directamente, sin necesidad de las palabras, que exageran o disminuyen, le hubiera dicho que siempre lo sentí cerca y que en lo esencial estábamos de acuerdo. Pero, ¿la política no era esencial para él? Voy a contestar por mí. Aunque sea difícil distinguir el hombre de sus circunstancias, es posible y muchas veces lo hacemos. Yo sentía cierta hermandad con Cortázar, como hombre y como escritor. Sentí afecto por la persona. Además estaba seguro de que para él y para mí este oficio de escribir era el mismo y lo principal de nuestras vidas. No porque lo creyéramos sublime; simplemente porque fue siempre nuestro afán.
13 febrero 1984
Cuando me dicen "Cortázar murió a los setenta años" voy a protestar, voy asegurar que no era tan viejo, pero entonces recuerdo que yo cumpliré en el próximo mes de septiembre esa edad, que imagino como una nevada cumbre de la vejez, peor, de la humanidad.
Carol Dunlop y Julio Cortázar |
Adolfo Bioy Casares
Descanso de caminantes. Diarios íntimos
Buenos Aires, Sudamericana, 2001
Buenos Aires, Sudamericana, 2001
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