UNA CENA
Cenábamos como siempre flores y manzanas, rosas, mariposas. Desconocidos se sentaron a la mesa, hablando un idioma distinto al nuestro, con palabras que entendíamos y no entendíamos. Corría jugo de manzanas y tomates, un zumo colorado que, a ratos, tomábamos pasando la lengua por el mantel; había huevos como llamas, como estrellas; explotaban dulcemente, salpicando a todos con pepitas de oro y granos de maíz; comimos pollitos nonatos, azucarados y salados.
Luego, un largo interludio, se demoraba el atardecer.
Se fueron sin saludar los desconocidos.
Yo di un paseo leve y sin rumbo.
Revoloteó el Hada sobre mi doliente paso, mi apesadumbrada belleza de otros siglos.
Marosa di Giorgio
Los papeles salvaje
Arca, Montevideo, 1991
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