domingo, 2 de septiembre de 2018

La historia del mundo en un puñado de camas





La historia del mundo en un puñado de camas

Daniel Samper fabula sobre rincones íntimos de de grandes personajes de la Humanidad


JUAN CRUZ
Madrid, 29 de agosto de 2918




La historia del mundo en un puñado de camas
MATADOR


Daniel Samper ha hecho una excursión por camas famosas y ha encontrado en ellas a personajes como Oscar Wilde, Virginia Woolf, Antoine de Saint Exupèry o Al Capone. Incluso ha vislumbrado qué pasa en la cama de un hombre solo, el futbolista sueco Zlatan Ibrahimovic, que afirma que se basta consigo mismo. De ese encuentro con camas ajenas, el escritor colombiano, columnista de El Tiempo de Bogotá, académico en su país, y humorista de corazón y de verbo, ha dado de sí Camas y famas (Aguilar). Aquí está su relato de algunas de esas camas famosas.


Oscar Wilde. “Era homosexual, claro. Y en algún momento estuvo casado y tuvo hijos. La mujer, Constance, lo acompañó siempre. Le dijo: ‘El día que quieras volver, vuelves, pero me dices la verdad’. Estuvo a punto de regresar, por un día o para toda la vida. Pero su novio, el perverso Douglas, se lo volvió a llevar. Ella murió apenada, antes que Wilde. Y este dejó de existir a los 50. Antes le puso nombre a la tumba de la amada que lo esperó en vano. Constance y él tuvieron una correspondencia ardiente. Y él vivió apenado por esta mujer tan buena que le daba dinero para mantener a sus novios, a algunos de los cuales que acogió en la casa del matrimonio. Ella lo sabía todo; era periodista, defendió la ropa liberada de corsés. En tiempos de igualdad ella hubiera tenido igual o más trascendencia que su marido. Él fue el descubridor de la conversación moderna, que ahora está sepultada por Twitter. No todo lo que dicen que dijo es suyo, pero es igual: podía haberlo dicho también”.
Saint-Exupery. “También pudo haber sido un tuitero, con ocurrencias a veces muy banales, en El principito. ¡Cuando filosofa es de un aburrimiento terrible, como Paulo Coelho! Saint-Exupèry sabe que tiene que morir en un avión, es una pérdida de tiempo morir en una cama. Cuando conoce a su amor, Consuelo, queda profundamente enamorado, la invita a subir al avión, la obliga a experimentar peripecias absurdas, se tira en barrena con ella a su lado y le dice: ´Si no me das un beso no aterrizo`. Al final del acoso, ella accede, y él le espeta: ´ Pero en la boca`. Si no me dices que te casarás conmigo sigo para siempre en el aire`. Indignada y maravillada, esa misma noche se prometen y se acuestan juntos. Un tipo raro, un machista enamorado de su propio éxito con las mujeres”.
Potemkin. “Hizo más que inventar el acorazado. Fue el amante de Catalina la Grande de Rusia. Era un tipo muy ilustrado, con él habría hecho yo un viaje alrededor de Rusia. No era un lector extraordinario, ella sí lo era. Catalina leyó a Voltaire y a los revolucionarios franceses. Potemkin no leía ‘pero tenía orejas’, se quedaba con todo. Era muy bueno en la cama. Ella lo dice; es lo que le encantó de él. Debía tener dos cosas enormes, una era el humor. Le fascinaba Potemkin”.








La historia del mundo en un puñado de camas
MATADOR


Virginia Woolf. “Era bisexual, aunque sexualmente era muy fría. De hecho, se podría pensar que con Vita Sackville, su gran compañera, no tuvo más que dos o tres relaciones físicas en la cama. Tampoco impresionaba su relación con su marido, Leonard. Lo que a ella le importaba eran las amistades profundas que en algunos casos la llevaban a la cama. La carta que le deja a su marido, pisada por una piedra antes de tirarse al río, es preciosa: ´Es difícil pensar que alguien pueda haber sido tan feliz como nosotros`. Estaba muy descontenta con la vida y al tiempo tenía cara de broma y tentación de tomadura de pelo. Hacía interpretaciones cómicas, fiestas. Su grupo de gente era mucho menos triste que lo que aparenta Virginia Woolf. Una autora extraordinaria que cambió la literatura y cuyo aspecto era tristón como su final. Y, sin embargo, le encantaba la vida social con sus amigos. De esos personajes cuya vida pública no coincide con el aire en el que viven su vida privada”.
Al Capone. “Aquí no pongo foto de ella, Mae Coughlin; un tipo de Estados Unidos compró todos sus retratos y para conseguir los derechos de uno solo hay que pagar millones… Al Capone fue el mejor padre y el mejor esposo del mundo. De Pablo Escobar, otro bandido, se decía lo mismo, y cayó precisamente gracias a eso, a que era buen padre y llamó por teléfono a su familia para saber si no les pasaba lo que la policía que lo buscaba estaba diciendo… Al Capone no cayó por esas bondades, sino por evasión de impuestos”.
Zlatan Ibrahimovic. "Lo elegí entre los egocéntricos que no necesitan a nadie al lado. Cuando lo llaman para la selección sueca dice que todo eso es una mierda y no va. Luego el equipo nacional se clasifica y él dice: "Estoy dispuesto". Y no lo llevan, claro. Su narcisismo es de chiste, de hombre enamorado de sí mismo, ni Cristiano se hubiera atrevido a tanto. Al entrar en su casa, en Malmoe, se ve una fotografía extraordinaria, gigante, del tamaño de una pared: es la foto de unos pies horribles, son los suyos, con las uñas rotas, llenas de mierda, rodeadas de pelos… Pues eso es lo que te recibe en su mansión, la foto de los pies a los que tanto debe".
¿Qué ha aprendido haciendo estas búsquedas en camas y famas ajenas?

-Que incluso los personajes que hemos comprado de niños en cromos de blanco y negro en realidad son multicolores. Otra cosa: cada quien se organice como quiera en la cama siempre que la felicidad que procuren sea entre adultos, con consentimiento y sin causar daño a nadie. Para pasar el río puedes hacerlo en canoa, transatlántico, nadando o con la ayuda de un amigo o una amiga: lo importante es que nadie se entrometa, ni la Iglesia ni el Estado.


EL PAÍS



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