martes, 28 de abril de 2020

Per Olov Enquist / La partida de los músicos / Una excelsa novela comprometida

Per Olov Enquist.




















Una excelsa novela comprometida

Per Olov Enquist narra en 'La partida de los músicos' la llegada de las reivindicaciones sindicales al norte de Suecia


José María Guelbenzú
10 de octubre de 2016

Per Olov Enquist (Hjoggböle, Suecia, 1934) es un novelista y dramaturgo sueco de gran prestigio dentro y fuera de su país. En España se conocen algunas de sus novelas, La biblioteca del capitán Nemo (Nórdica), La visita del médico de Cámara (Destino), sus memorias (Otra vida, Destino), libros juveniles como La montaña de las tres cuevas (Siruela). Es autor de una treintena de obras, además de colaboraciones con Bille August o Ingmar Bergman, y está considerado como el más grande de los novelistas suecos vivos.
En su narrativa predominan las obras de corte dramático y las de asunto histórico, pero La partida de los músicos contiene ambos aspectos. Estamos a principios del siglo XX, cuando en la zona más dura de Suecia, al norte, en un mundo pietista de propietarios, pastores, agricultores y obreros, se oye hablar por primera vez de algo tan extraño como las asociaciones de trabajadores, de las condiciones de vida y explotación que obligan a la gente a emigrar, de las dificultades para extender el socialismo en las regiones más atrasadas y alejadas de la urbe.

Enquist no va a utilizar la historia más que como telón de fondo. El mundo de esta novela es el de la infancia del autor, el de los pueblos de la región de Norrland establecidos alrededor del golfo de Botnia, en el extremo norte, a más de 1.000 kilómetros de Estocolmo. La dureza del clima se corresponde con la rudeza de sus habitantes, personas sin instrucción que hablan un dialecto incomprensible y responden de la manera más elemental a las circunstancias adversas en las que se mueven.



Enquist es un socialdemócrata y esta novela está directamente comprometida con la realidad y con una abierta mentalidad socialista. No es común en nuestro tiempo encontrar narrativa comprometida con principios de acción social porque el personalismo y el individualismo actuales desdeñan semejante actitud, pero lo cierto es que Enquist es un escritor de primera categoría y en ningún momento pone la ideología por delante de la escritura, como tampoco hizo el gran dramaturgo Bertolt Brecht, que hasta se permitió hacer teatro didáctico de una calidad literaria excelsa. La novela se centra en un muchacho de una familia humilde, Nicanor, al que el narrador conoce un día, ya anciano, y del que extrae toda la historia para contarla. La historia comienza el día en que Nicanor ve por primera vez a un tal Elmblad, enviado por los sindicatos desde Estocolmo para hacer labores de agitación allí donde la palabra socialismo es algo absolutamente desconocido.
La familia de Nicanor responde a una religiosidad exacerbada embutida en la pobreza. El miedo al pecado, el puritanismo riguroso, el no tocarse (incluso en familia) que forma parte de la moral, acompañado de una violencia agresiva hacia todo lo que fuera jactarse…, todo ello genera una vida de una sequedad agobiante que Enquist describe con mano maestra, sin ahorrar detalle. La suya es una escritura tallada a presión, pero con una soberbia delicadeza. La dureza del mundo que narra se adecua a ella. Y en ese mundo compacto, sin fisuras y sin salida, va a contar la primera y elemental toma de conciencia de Nicanor y las desgracias que se ocasionan a la familia Markström por los cambios que apenas se atisban, pero se avecinan. Los personajes (Josefina, la madre; el tío Aron, Nicanor, Elmblad…) son extraordinarios, creaciones de una fuerza impresionante, conmovedores. Todo se despliega desde y en torno a los problemas de la familia Markström. Este es un tipo de narrativa de fuerza que parecía perdida. No hay concesiones, no hay miedo a contar aun lo más repulsivo y doloroso; hay belleza: la tremenda belleza de la humanidad.
La imagen de los desahuciados animales de la fábula de Los músicos de Bremen, que deciden ponerse en marcha porque siempre hay algo mejor que la muerte es la imagen de esta historia. Con ella regresa una leyenda de la traducción al español, Paco Uriz, que ha hecho con Marina Torres un trabajo excepcional inventando incluso el dialecto de Norrland, una mezcla del bable y el habla de Jar Jar Binks, el primer gungan de Star Wars




Este es un tipo de narrativa de fuerza que parecía perdida. No hay concesiones, no hay miedo a contar lo más repulsivo

La partida de los músicos. Per Olov Enquist. Traducción de Marina Torres y Francisco J. Uriz. Nórdica. Madrid, 2016. 378 páginas. 23,50 euros




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