martes, 12 de enero de 2016

Hernández Vigueras / "Los temas de David Bowie se convirtieron en activos financieros y fracasaron"


David Bowie
Paris, 1987
Fotografía de Catherine Cabro

Hernández Vigueras: 
"Los temas de David Bowie se convirtieron en activos financieros y fracasaron"

  • El doctor en derecho Juan Hernández Vigueras sostiene en 'El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro' que "los mercados financieros continúan sin cumplir con su misión de financiar la economía real"

 
¿Las canciones de David Bowie convertidas en títulos de bolsa? ¿La compañía Toyota obteniendo más beneficios en los mercados financieros que vendiendo coches? ¿La crisis de Grecia relacionada con la compra de armas? Estas son algunas de las llamativas cuestiones que responde Juan Hernández Vigueras, doctor en derecho y miembro de Attac-España, en el recién editado libro El casino que nos gobierna. Trampas y juegos financieros a lo claro (Clave Intelectual, 2012).

En una entrevista con LaVanguardia.com, Hernández Vigueras ofrece su análisis sobre algunos de los episodios más opacos de los mercados financieros que a diario aparecen en la prensa de todo el mundo.
¿Puede explicarme cómo terminó convertido David Bowie en un activo financiero? 
La cuestión es que Bowie tenía en 1997 más de 200 canciones de las que cobraba derechos de autor. Un banquero amigo, el estadounidense David Pullman, le aconsejó que sobre la base de esos derechos de autor se podían crear títulos bursátiles que podían ser más tarde comprados y vendidos en los circuitos financieros como activos. Y así se hizo. Lo cierto es que la idea no tuvo precisamente mucho éxito, y financieramente tuvo un significado relativo, pero sí marcó un precedente en los mecanismos financieros posteriores. Tal es el caso, por ejemplo, de las hipotecas subprime. Estos mecanismos están hoy en día más vigentes que nunca.

Recuerda al caso de Toyota que explica en el libro 
Así es. Toyota ganó más dinero en 2010 operando en los mercados financieros que fabricando vehículos. Lo hizo a través de los derivados de tipo de interés. Un mecanismo que utilizan todas las corporaciones internacionales para prevenir las variaciones que se producen en los tipos en relación a los préstamos obtenidos en diversos países. Conciertan con los bancos algo así como una apuesta. Uno asume un tipo de interés fijo y el otro variable. Lo cierto es que creó cierta inquietud en Toyota. Muchos temieron que se convirtiera en una corporación financiera en lugar de una industrial.

El titulo de su libro, 'El casino que nos gobierna', parece indicar que en el sector financiero todo es un juego 
Lo de 'casino' no se refiere al azar, es el término que se utiliza sobre todo en los medios anglosajones y responde a la terminología inglesa del sector: 'game', es decir, juego; 'bet', esto es, apuesta...  La cuestión está en qué consiste ese 'casino', que se compone de trampas, juegos y trucos. Y, sobre todo, lo de 'casino' quiere poner de relieve algo hoy evidente: los mercados financieros no cumplen con su misión fundamental, que es la de financiar la economía real, la economía productiva. Ahí es donde está la clave. La especulación sigue tan boyante como antes de la crisis y sin embargo la economía productiva no se ha recuperado. Al contrario, ha empeorado.

¿Qué hacer si los mercados financieros no cumplen su función, como usted sostiene? 
El objetivo del G20 en 2008 en Washington era conseguir que el sistema financiero financiara la economía real. Eso no se ha conseguido. Cuando en el segundo semestre de 2008 Nicolas Sarkozy, presidente de turno de la Unión Europea, quiso lograr más transparencia, regulación y mayor supervisión de los mercados financieros, no lo consiguió. De hecho, la especulación financiera continúa desarrollándose. Ejemplos hay muchos y de hecho de muy actuales.

¿Cuáles? 
Sin ir más lejos, las inyecciones de millones de euros (casi un billón de euros entre diciembre de 2011 y febrero de 2012) del Banco Central Europeo (BCE) a más de medio millar de bancos europeos. ¿Ha supuesto esta inyección que las empresas hayan recibido más crédito de los bancos que se han aprovechado de los préstamos? No.

¿A qué se ha destinado ese dinero, entonces? 
Básicamente a especular con la deuda soberana. Veamos, el dinero va primero a los bancos, después, una parte va a seguir escondiendo los valores tóxicos que todavía existen en los balances y otra a estabilizar la valoración inexacta de las grandes cantidades de pisos que las entidades se han visto obligadas a adquirir.

¿Es dinero que tapa las heridas de los bancos únicamente? 
¿Alguien ha notado alguna mejora después de que Mario Draghi (presidente del BCE) inyectará casi medio billón el pasado diciembre y más de medio billón de euros en febrero? ¿Alguien en Europa ha notado que haya más fluidez en el crédito a las empresas, no ya al consumo? Pues no.

Una de las opiniones que se escuchan desde determinados sectores es que el sistema financiero está devorando el sistema democrático 
Sí, esa podría ser una de las conclusiones del libro. Está todo documentado. Con todo, no he querido en el libro sacar conclusiones políticas. He preferido el análisis y que el lector que extraiga las consecuencias políticas que crea convenientes. Hay una realidad hoy demostrada. El 'casino' del que hablo en el libro se compone básicamente de especulación financiera. El problema gordo está íntimamente ligado con el sistema financiero que toda economía exige y necesita. Un sistema de pagos, de concesión de créditos, etcétera. Como lo que predomina es la especulación financiera se deriva casi todo en mercados, que no crean riqueza o empleos.

Entiendo 
El problema está en que si el juego va bien para los jugadores -bancos, fondos de inversión, grandes corporaciones, etcétera- pues estos se reparten los beneficios; pero como el sistema es de un riesgo enorme, si va mal y falla, las pérdidas las pagamos los contribuyentes. Se endeuda para resolver el sistema. Y ese endeudamiento luego se reparte en esas políticas tan injustas de recortes, que podrían ser más equilibradas. Y que conste que no no niego la necesidad de pagar las deudas. Ese es el gran drama que vivimos. El problema es tan gordo, que nos quedamos en analizar las consecuencias, y tanto los medios y los intelectuales se centran en cómo remediar las consecuencias y se olvidan de cómo abordar las causas que han creado esa situación.





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