La fascinación de los objetos
Chema Madoz nos espera en su taller. Una luz clara entra por las ventanas, descubriendo un espacio distinto al de un estudio fotográfico. Aquí no se encuentran flashes, cámaras o trípodes, como cabría esperar, sino objetos y herramientas de todo tipo. Y es que Chema Madoz, además de fotógrafo, es artesano.
Pasa la mayor parte de su tiempo ideando relaciones y tensiones imposibles entre los objetos de nuestro día a día. Por eso, paseando por su taller, podemos encontrar cucharas, libros con mirillas, tazas, lupas y un sinfín de herramientas que sirven para dar forma a esas enigmáticas imágenes que pueden definirse como auténticas poesías visuales.
Desde su taller Chema Madoz reflexiona con PHE.es sobre su trayectoria y su obra fotográfica.
Presentación
Chema Madoz- Me llamo Chema Madoz y hago fotografías. Comencé a relacionarme con ello hacia principios de los años 80. Fue todo un descubrimiento para mí encontrarme con la posibilidad de trabajar con algo con lo que realmente disfrutaba, que me permitía contar historias y me brindaba la posibilidad de crear una realidad distinta. Llevo cerca de 30 años dedicándome a esto y curiosamente todavía no me he cansado.
Inicios en la fotografía
CM-Mi primera cámara fue una Olympus, una cámara reflex de 35 mm, me deshice de ella con el paso del tiempo. Me la compré de una forma casual, se podría decir que casi absurda. En realidad yo quería comprar un equipo de música. Había estado ahorrando y cuando fui a comprarlo, el equipo había subido de precio y no me daba. Entonces me encontré con un dinero y no sabía qué hacer con él.
Recuerdo que tenía un amigo que se había comprado una cámara hace poco tiempo y habíamos estado haciendo algunas fotos. Eran fotos de principiante, muy ingenuas, pero me había llamado mucho la atención. Decidí comprarme una cámara, aunque en ese momento no tenía ningún tipo de pretensión. La decisión no iba mucho más allá que el simple hecho de hacer fotos. Sirvió para entrar en contacto con la fotografía y descubrir las posibilidades que me brindaba.
Creo que la fotografía tiene esa especie de “patente de corso” sobre la realidad, parece que lo que se ha fotografiado es algo que ha ocurrido. Que la fotografía digital siga manteniendo algo de ese carácter es muy llamativo, pero en aquellos años ver una fotografía era situarte ante una imagen de algo que había ocurrido o que el fotógrafo había vivido. A mí me llamó mucho la atención como todo estaba mediatizado y condicionado. Como, desde el momento que eliges un fragmento y no otro para fotografiar, estás dando una visión propia y particular. En esos momentos previos a la toma se abría la posibilidad de jugar, de manipular, de condicionar la lectura que podría hacer el espectador posteriormente. Eso para mí fue un descubrimiento porque evidentemente nunca había reflexionado sobre la fotografía y fue fascinante porque me permitía jugar y tener la posibilidad de modificar esas posibles lecturas de la imagen. Después de este descubrimiento quise adentrarme más en ese universo que para mí era completamente desconocido.
En un primer momento lo último que pensaba era que pudiera vivir de mis fotografías. Entonces tenía otro tipo de trabajo y la gran diferencia era que mi trabajo era alimenticio y la fotografía era algo con lo que me lo pasaba bien. No fue hasta que pasaron los años que me di cuenta de que realmente podía empezar a vivir de ella.
En el nuevo libro de La Fábrica Colección Obras Maestras se ha incluido la primera foto que hice cuando era un enano. Recuerdo que mi padre tenía una cámara y me pidió que les hiciera una foto a ellos. Es una foto en la que aparecen los dos con la cabeza cortada. Sobra espacio por todos sitios, aun así su rostro no cabía. Hay todo un recorrido de aquella foto hasta ahora. Ahora por lo menos las pocas personas que aparecen en mis fotografías, entran.
Fotografía figurativa/fotografía conceptual
CM- Hubo un salto natural en mis fotografías. Vino dado un poco por la propia búsqueda que había dentro del trabajo. Me interesaba ir eliminando todo aquello que no aportara algo definitivo a la imagen. Llegué a la conclusión de que el uso que hacía de las personas era muy formal, en la medida de que yo los utilizaba como punto de apoyo para construir un juego de relaciones vinculándolos a su propio entorno, pero en realidad esas imágenes no transmitían nada de lo que estaba ocurriendo con esas personas.
El elemento humano no tenía un gran peso dentro de mis fotografías y por ello intenté prescindir de él. Hubo un momento en el que el corte fue radical y la mirada comenzó a centrarse en los objetos de una forma intuitiva. Cuando arranqué a trabajar con los objetos no sabía que quería transmitir. No me interesaban mucho las naturalezas muertas ni los objetos, eso ya estaba hecho a lo largo de la historia. En ese sentido no veía que pudiera aportar nada distinto. Encontré una forma de trabajar con el objeto de una forma diferente. Me producía vértigo porque era algo desconocido pero ahí se creó una atracción que dura hasta ahora.
Relación con los objetos de las fotografías
CM- No tengo una relación especial o fetichista con los objetos. Es algo más amplio, es mi relación con la imagen la que me hace centrarme en el objeto y éste es una especie de medio que me permite contar mis propias emociones, mis propias sensaciones, ideas… Pero ha sido algo que he ido descubriendo con el paso de los años.
Curiosamente cuando aparecían las personas en mis fotografías llegó un momento en que aquello dejó de tener interés para mí. Me quedé con la sensación de que podía hacer cientos de fotos iguales y entonces perdió el misterio, dejó de atraerme.
En cambio el trabajo con los objetos sigue ejerciendo esa fascinación sobre mí. La fotografía me permite trabajar con estos objetos desde aspectos muy diferentes. Está el aspecto puramente fotográfico, hay otras en las que tiene un carácter más gráfico, otras que son casi esculturas y otras que están mucho más cercanas a la instalación. Es un territorio que me permite trabajar en muchos ángulos y direcciones diferentes. Al fotografiar esas manifestaciones tan distintas, doto al trabajo de una cierta homogeneidad que en este caso viene dada por el uso formal de una misma técnica.
Método de trabajo
Método de trabajo
CM- Cualquier método puede ser válido. No tengo un sistema concreto para llegar a una conclusión, si entendemos por conclusión una fotografía. Los procedimientos pueden ser muy distintos, pueden surgir a partir de la relación con un objeto o de la contemplación de algo. Otras veces tengo una sensación concreta y busco el objeto que la defina, que ponga en evidencia esa sensación que yo he tenido.
En otras ocasiones se da el caso de que hay imágenes con las que me tropiezo sin más. Estas imágenes con las que me encuentro están cercanas al hallazgo y pueden ser absurdas o pueden tener sentido. Hago un ejercicio de reflexión para ver si realmente tiene sentido, cuáles son las posibilidades de lectura que ofrece esa imagen, etc…y es lo que me empuja a dejarla de lado o a darla por válida.
Tratamientos de los objetos
Tratamientos de los objetos
CM- Hay objetos muy sencillos a la hora de elaborar y otros que llevan un proceso más complejo. En ocasiones necesito echar mano de otra gente para que me ayude a trabajar, por ejemplo, con una madera que lleve una xerigrafía, con un lacado, etc… busco a estos profesionales que me pueden ayudar a dar el acabado que necesito para construir ese objeto. Pero disfruto por igual con todos y cada uno de ellos.
Siempre he tenido la sensación de que en realidad el trabajo que hago es algo que estaba intuido en las primeras imágenes, aunque son distintas, pero hay una manera de ver, de establecer relaciones entre los diferentes elementos que entiendo como propia y constante en mi obra.
Sólo tomo conciencia de ella en el momento en que empiezo a fotografiar. Al final la mirada que podemos tener cada uno de nosotros viene condicionada por infinidad de cosas. Nos influye la música que escuchamos, las películas que vemos, los artistas que conocemos…Hay tantas cosas que es difícil de definir de una manera concreta, pero creo que ahí reside el atractivo de todo este tipo de historias. La fotografía capta esas imágenes y eso da paso a un abanico sumamente amplio de posibilidades. Cada persona que utiliza una cámara está viendo una cosa diferente… y ahí es donde radica el atractivo y la riqueza de la fotografía.
Poesía visual
CM- Cuando hago una fotografía intento crear una imagen que aclare mis propias ideas, mi propia forma de ver y de entender el mundo. Muchas veces me quedo con la impresión de que a la hora de comunicarme con los demás en el día a día no termino de explicarme especialmente bien. De alguna manera me cuesta mucho más el llegar a matizar cuando me expreso verbalmente, mientras que con un lenguaje visual tengo otras capacidades a la hora de trabajar. Puedo ser más contundente, puedo ser más sutil… Tengo la sensación de que controlo mejor los diferentes planos y las diferentes posibilidades de lectura que si contemplo solo el aspecto verbal. Para mí la fotografía siempre ha sido una especie de apoyo. Soy consciente, por otro lado, de que esas fotografías las va a ver un espectador y trato, a la hora de construir esa imagen, como se va a ver con unos ojos diferentes a los míos.
Mis imágenes son muy elementales, muy sencillas, pero hay en ellas algo de mecanismo de relojería, algo en el que la imagen está dotada de una especie de engranaje en el que una vez que te pones delante de ella arranca. Me gusta pensar que estas imágenes permiten diferentes tipos de lectura. Cuando tengo la ocasión de hablar con gente que ha visto la exposición o ha visto un libro puedo observar como lo interpretan de maneras radicalmente diferentes a partir de un mensaje muy elemental. Es algo tan elemental que permite todo un abanico de lecturas.
Ausencia de título en las fotografías
CM- El título se puede utilizar en diferentes medidas. Me viene a la cabeza la obra de Magritte que tenía unos títulos fantásticos que pasaban a ser un elemento más de la obra y venía a añadir más desconcierto al desconcierto que ya te producía la propia imagen.
A mí me costaba el enriquecer la imagen cuando añadía un título. Veía que con los títulos que barajaba estaba dando como una pista, una línea de interpretación de esa imagen. Entonces preferí prescindir de ellos y dejar las puertas abiertas.
Escenarios de las fotografías
CM- En un primer momento los objetos aparecían en escenarios que les eran propios. Si aparecía un libro lo hacía en una estantería, un sitio en el que era habitual que te lo encontraras.
Con el tiempo esa relación entre esa localización y el propio objeto se fue difuminando. La mirada se fue centrando única y exclusivamente en el propio objeto y los fondos comenzaron a jugar un papel diferente. Con el paso del tiempo se convirtieron en fondos más neutros, más claros, más limpios que hacían que el objeto cogiera una mayor importancia dentro de la imagen.
Estos escenarios desnudos aíslan al objeto en el tiempo, hay algo en ello intangible, da otro tipo de lectura, adquiere un carácter mucho más gráfico y se centra en dónde está esa pequeña alteración, en esa manipulación que hace que podamos cambiar la comprensión que teníamos de esos elementos que aparecen en la imagen. Algunos objetos pueden seguir situados en lugares concretos, pero en general se le va quitando información a las fotografías y hay veces que siento que están en un punto en el que es difícil seguir eliminando porque el siguiente paso ya sería el vacío total.
Blanco y negro/Color
CM- El mecanismo de toda la obra es trabajar siempre con los mínimos recursos posibles. Si comparamos el color con el blanco y negro nos estamos quedando también con la opción más “reducida”. El blanco y negro sitúa la imagen de una forma diferente, es mucho más evidente que lo que estás viendo es una representación, una reelaboración de los elementos que aparecen en las fotografías. El blanco y negro es más difícil de centrar en el tiempo. Con el color es más sencillo datar una determinada época.
Por ejemplo el color de cada década es diferente uno de otro. Una foto de los sesenta o de los ochenta es distinta a las de ahora. No somos conscientes de las condiciones que tiene el color en una década hasta que no pasa un poco de tiempo. Cuando pasa el tiempo y cambia el color vemos que la concepción que teníamos de color real ha cambiado. Es una especie de convención, pero con el paso de los años se ve que el color es diferente. Al final eso sirve para situar la imagen en un periodo muy concreto, mientras que una fotografía en blanco y negro podría estar hecha a principios de siglo o muchísimos años después. Es más ambiguo y por eso también me interesa. En definitiva es un recurso y lo adapto a lo que cuento.
Proyectos
CM- Siempre tengo la sensación de que tengo una mirada muy corta. No suelo trabajar con proyectos a largo plazo, ni siquiera a medio plazo. Suelo trabajar en el día a día. Cuando termino una exposición no tengo ni idea de lo que voy a hacer para la próxima. Por un lado da una especie de sensación de vértigo, parece que entras en una dinámica de repetición… pero al poco tiempo me encuentro descubriendo posibilidades que no se habían pasado por mi cabeza.
Sigo trabajando a partir de objetos pero la sensación es que hay imágenes que tienen un carácter diferente, que permiten otro tipo de lecturas o de acercamientos. Yo creo que va cambiando la forma de trabajar con los propios elementos que aparecen en las fotografías. Son elementos más gráficos.
Fotografía digital
CM- Estoy incorporando algunas imágenes que tienen tratamiento digital de forma puntual y evidente. Siempre creí que utilizar fotografía digital no tenía sentido dentro de mi trabajo, pero luego me fui dando cuenta de que la propia fotografía pone en evidencia el tratamiento digital que se ha hecho con ella y con esto se está consiguiendo lo mismo que con las imágenes anteriores, pues todas son imágenes que están manipuladas de alguna manera.
Me llama la atención que en ocasiones cuando los niños ven mis fotos dicen: “Ah, ya he visto el truco”. Para ellos es evidente que hay una manipulación, que hay “algo” que hace cambiar la mirada o la comprensión de esa imagen. Entonces si hacemos caso de esa definición que hacen los niños, el truco en la imagen siempre es patente y siempre es evidente.
En las ocasiones en las que he resuelto algo desde un punto de vista digital queda igualmente a la vista. Esto permite que convivan con las otras imágenes porque se sigue trabajando con las mismas claves, pero te permite trabajar con objetos que sin retoque digital sería imposible. Por ejemplo: yo no puedo moldear una nube y meterla dentro de una jaula. Precisamente esta evidencia hace que de alguna forma las fotografías con retoque digital se relacionen con fotografías que se producen de una forma mucho más artesanal. Me interesa manipular la realidad dentro de su propio territorio, de una manera más artesanal, pero la conclusión es que ambas técnicas pueden convivir.
Objetos que se repiten
Objetos que se repiten
CM- Las partituras se repiten mucho. Podría decir que es porque me interesa la música, pero no sé leer una partitura. Hay algo ahí que me interesa mucho, como son las notas, las partituras por ese carácter gráfico tan evidente y las evocaciones que despierta la música. También trabajo mucho con los libros.
No es nunca de una forma exclusiva pero siempre trabajo con partituras y libros. Evidentemente si vuelvo a trabajar con un objeto es porque he encontrado una posibilidad nueva, aunque se repita el elemento no se repite la idea. Esto enriquece el propio trabajo más que limitarlo.
Hay imágenes que resuelvo con el paso del tiempo. Con la solución que creía haber dado en su momento no funcionaba y con los años encuentro una pequeña vuelta de tuerca que hace que la imagen cobre todo el sentido.
Objetos después de ser fotografiados
CM- Los objetos en el estudio están almacenados. No conservo un archivo de objetos tal y como los he fotografiado. Si, por ejemplo, he fotografiado una cuchara que proyecta la sombra de un tenedor, posiblemente esa cuchara ahora esté en el cajón de los cubiertos. No conservo los montajes. Hay muy pocas de esas obras que se conserven como tal.
Hay alguna de ellas que, por temas de conservación, no se pueden mantener como es una manzana, unas zapatillas de hierba, huellas en la arena o fotografías que han sido hechas en el exterior.
Instalaciones
CM- No desestimo hacer instalaciones. La pieza que hice en el 2006 en Fundación Telefónica fue para mostrar parte de mi propio proceso de trabajo. De hecho luego se iba a fotografiar e iba a existir como fotografía y no como instalación. Una serie de circunstancias complicaron esa última parte de tomar la foto, porque justo en aquel momento yo salía de una operación.
Es algo que me interesa y que creo que en algún momento terminaré abordando.
Fotografía en movimiento
CM- Recientemente hice una especie de pieza corta de lo que era una fotografía que permitía esa idea de movimiento. Podía resolverse como una imagen fija pero a la vez permitía el movimiento en ella. No se ha mostrado por el momento y ya veremos si se presenta o no.
Cualquiera de esas posibilidades está ahí y en realidad sólo hace falta encontrar la idea idónea para desarrollarla en un ámbito diferente.
FOTOGRAFÍAS DE CHEMA MADOZ
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