ALMEJAR
Hay un verbo precioso en portugués: _almejar_, que expresa un deseo intenso. Anhelar, ansiar, aspirar, son todos cognados que en ambas lenguas lo recogen, pero desvanecen en él la presencia del _alma_ a la que el sufijo _ejar_ parece llevar una y otra vez algo que se le escapa. Lo he encontrado muy poco en Pessoa, pero hoy releí este poema que toda traducción cercena, y que, justo en esa palabra, termina y recomienza:
Sei que nunca terei o que procuro
E que nem sei buscar o que desejo,
Mas busco, insciente, no silêncio escuro
E pasmo do que sei que não almejo.
Fernando Pessoa [119-36ar]
10-4-1927
(Acompaño una traducción si acaso literal, que persigue el sentido, incapaz de mayor musicalidad)
Sé que nunca tendré lo que procuro
y que tampoco sé buscar lo que deseo,
pero busco, inciente, en el silencio oscuro
y pasmo con lo que sé que no _anhelo_.*
Fernando Pessoa, 10-4-1927
Trad CC.
Subrayo la opción por _anhelo_, de preciosa etimología también, acaso coincidente en aquello que el alma y el hálito tienen de común origen; pero me quedo pensando en una palabra que ocasionalmente usaba mi padre. Un colombianismo de etimología acaso más prosaica, que el diccionario define como «Desear ardientemente algo que se añora»: _amalayar_. Acaso en ese nudo de tiempo que se forma entre el deseo y la añoranza que extienden sus brazos en direcciones contrarias para reunirse en el presente, palpiten al unísono el verbo portugués y el colombiano.
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