Elmer
Mendoza
“Soy un
escudriñador”
Por
María del Rosario Laverde
Entrevista inédita
Es
difícil resistirse a las artimañas usadas por algunos escritores para entrar en
nuestras vidas. Me encontraba de visita en Tepoztlán con el propósito de cumplir
un par de promesas: ver a Chavela Vargas y visitar la Posada del Sol y
la Luna. No me permitieron ver a la cantante porque
su fin ya había empezado, pero me hospedé en la Posada del Sol y la Luna: la
habitación podía perfectamente ser la torre del castillo, más del sol y la
luna, la habitación Cielo, como la nombran Athena y Aberto Berber, los propietarios y anfitriones.
La posada tiene libros en varios
rincones y en uno de ellos me topé con un título de Elmer Mendoza, El amante de Janis Joplin. Había tanto por hablar y tanto por visitar que
no me detuve en sus páginas: salí en busca de alcanzar la cúspide del Tepozteco, monte al que
está obligado a subir todo el que va a Tepoztlán. En mi travesía pensé de nuevo
en el amante de Janis, no como título sino como posibilidad, quién sería capaz
de darle la talla a una mujer como Janis, en fin, había tanto monte por delante
que traté de concentrarme en mi tarea. Una
o dos veces más me topé aquel libro en la posada y el título no dejaba
de perseguirme. Al acercarse la hora de mi partida, Alberto Berber decidió hacerme
un regalo para leer en el avión, no sin antes contarme lo mucho que
admiraba al hombre que se había atrevido
a usar a Janis como personaje de su novela. De regreso en Colombia y ya siendo miembro honorario de la secta de
seguidores de Élmer Mendoza, quise hacerle una entrevista. No fue difícil ubicarlo. El autor y yo tenemo en común un gran afecto
por Sonora y algunos amigos en el lugar,
él por razones de familia y yo por el maravilloso destino que me llevó
allá. Con la ayuda de Alberto construí
esta entrevista y este es el resultado. No conozco personalmente al autor, pero
dejo constancia de mi gratitud por sus respuestas y por las lecturas que vinieron después de Janis.
¿Élmer Mendoza (EM), tú eres Édgar Mendieta (EM), el Zurdo Mendienta?
Sí,
pero no le digan a Nadie, no quiero tener problemas con él, y menos cuando anda
con ese trozo de madera en sus manos y me invita un aguardiente.
¿Te consideras un esteta de la violencia?
Mi
pureza no es tanta. Lo que sí, soy un escudriñador. Busco el punto de quiebre
entre la acción violenta y el dolor y trato de crear un discurso de ese punto.
Justo donde los enemigos se convierten en víctima y victimario.
Has dicho que escribes novelas sociales –a veces
califican tus novelas como negras o policiacas– ¿Cómo ve a la actual sociedad
mexicana –después de las elecciones– el escritor de Un asesino solitario?
La veo
igual que antes de las elecciones y creo que debe ser así. La democracia es
competencia pero una vez que dictaminan se debe entrar en otra etapa. Mi país
tiene el problema de los perdedores. Pasa lo mismo en los concursos literarios,
en la elección de la reina del ejido y en los apoyos a los artistas. Poco
queremos saber de reglas cuando perdemos.
¿Te duele
narrar lo que ven tus ojos de escritor mexicano?
A
veces. Sobre todo cuando los hechos se convierten en recuerdos.
Tú impartes cátedra en la Universidad Autónoma de
Sinaloa y das talleres en otros estados de tu país ¿Qué escriben los narradores
que acuden a ti?
De
ciencia ficción, textos históricos, fantásticos, de amor, suspense, de humor y
de violencia.
¿Qué otros autores mexicanos tratan el tema de la
violencia o narcoviolencia?
Recomiéndanos unos libros.
El más buscado, de
Alejandro Almazán; Policía de Ciudad
Juárez, de Miguel Ángel Chávez, Hielo
Negro, de BEF, El diablo me obligó,
de F. Haghenbeck, Confesión de un sicario,
de Juan Carlos Reyna, Trabajos del reino,
de Yuri Herrera, y con sentido periodístico, El cártel de Sinaloa, de Diego Enrique Osornio.
Sabemos muy bien que te gustan los corridos, en
especial los del grupo Los tigres del
norte ¿Qué escucha Élmer Mendoza cuando escribe?
Nada.
Has dicho que escribes de madrugada ¿cambiaría tu
literatura si escribieras por la tarde? ¿Tiene rituales Élmer Mendoza al
escribir?
No creo
que cambie si escribo por la tarde, porque lo que invento nace de mi subconsciente
que seguramente poco sabe de horarios. Mis rituales son varios y tienen que ver
con el confort, con darme confianza y estímulo de la adrenalina; por ejemplo,
hago un poco de ejercicio, leo poemas, preparo té verde y hablo con Dios.
Faulkner es a Yoknapatawpha como García Márquez a
Macondo ¿Y Élmer Mendoza a la Col Pop?
Pudiera
ser, aunque últimamente identifican más a Culiacán.
Hace poco ingresaste a la Academia Mexicana de la
Lengua y en tu primer discurso como miembro, mencionaste que tu forma de narrar
a veces es incómoda ¿Cómo te han acogido en la Academia?
Súper
bien. Es un grupo espectacular; por cierto, acaba de fallecer el maestro
Ernesto De la Peña, que nos dio una sacudida estrepitosa: uno piensa que los
sabios no deberían dejarnos.
¿Qué expresiones usuales de tu país: México y de
Sinaloa, se incluirán dentro de las nuevas ediciones del diccionario académico?
Tatagüila:
dar giros a quien se desea atarantar. Pipisqui: aplicado a los ojos casi
cerrados por deslumbramiento. Tagarnia: especie de bolsa o morral en que los
erranos llevan comida y otras cosas. Entre otras.
¿Tú opinión de las redes sociales? ¿Se escribe
literatura en las redes sociales?
Claro,
desde luego que tiene sus características particulares. Y bueno, son nuevos
medios para coincidir.
¿Cómo serán los narcos del futuro?
Tendrán
el poder que les den los adictos.
Hace unos años la imagen de Colombia era absolutamente
narco, ahora le toca el turno a México, habrán otros temas que convoquen a
nuestros países literariamente otra vez?
En
materia de trasiego podrá haber cambiado la imagen de Colombia pero los
colombianos no: siguen poderosos e imaginativos. Además me asustó comprobar
cómo se ha fortalecido el mercado interno. La agenda de temas es amplia:
Educación, economía, cultura y seguridad, deben ser reencauzadas.
¿Qué significa para ti la figura de Janis Joplin?
El
emblema de la mujer tomando su destino en sus manos. Y por supuesto, una voz
mestiza y un sonido para el corazón. La quiero tanto.
Finalmente, nos gustaría conocer tu
concepto sobre el género del cuento (en particular y la importancia de la
figura del detective dentro del mismo.
El
cuento es un género difícil. Es importante conjugar, una propuesta lingüística
cercana a la poesía, una tensión narrativa que nazca del suspenso, de la
acción , de las expectativas del lector y del final. UN buen cuento no
termina con el punto final. El lector lo continúa. El detective sigue siendo
clásico: irónico, corrupto, instintivo, con cursos en USA, con alguna adicción,
un poco culto, fuera de la vida normal, afectado positivamente por el narco.
Bogotá,
26 de febrero de 2013
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