domingo, 10 de octubre de 2010

Vargas Llosa / Premio Nobel

Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa
PREMIO NOBEL 2010

DOMINGO, 10 DE OCTUBRE DE 2010

Alfredo Saavedra

Con la adjudicación del premio Nobel de la literatura al escritor derechista de origen peruano – hoy a mucho orgullo nacionalizado español – Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, se desmiente el mito de que el premio es otorgado preferentemente a escritores de izquierda.


El anuncio lo recibió el escritor en la ciudad de Nueva York, donde dijo que no esperaba tal sorpresa, lo cual no podría ser cierto porque en los círculos literarios siempre se ha especulado sobre las expectativas de los escritores y en cierta forma porque en el caso de Vargas Llosa ya fue público que su nombre ha sido barajado anteriormente entre probables ganadores.



Lo que ha ocurrido es que el mismo Vargas Llosa presentía que no recibiría el premio por su radicalizada posición política en contra del resurgimiento de los gobiernos progresistas en Latinoamérica. Porque el Nobel de la literatura, según postulados de la academia sueca, se adjudica, entre otros requisitos, a quien contribuya al progreso de la humanidad y en el caso del escritor de origen peruano eso parece una contradicción.



Vargas Llosa adquirió la nacionalidad española en 1993, poco después de haber perdido, en 1990, las elecciones presidenciales en lo que hasta entonces fue su país natal y al convertirse español por nacionalidad ha hecho de España su preferencia residencial, aunque vive ocasionalmente en Lima y mucho más en Estados Unidos, nación con la que tiene gran identidad y en la que por sus ideas de derecha tiene mucha acogida en los sectores políticos conservadores. En 1988 fue recibido con honores por el presidente Ronald Reagan, en la Casa Blanca. Ya por entonces, en el fragor de la guerra contrarrevolucionaria en Nicaragua, Vargas Llosa publicitaba su oposición al gobierno sandinista.



No es verdad que Vargas Llosa haya dado un giro de la izquierda a la derecha en algún momento de su vida como escritor. En los años sesenta con el surgimiento del denominado “Boom” de la literatura, estuvo de moda la alineación de los escritores de ese movimiento con el fenómeno socialista, en particular con la revolución cubana en auge por ese tiempo. Vargas Llosa, como otros escritores afamados en ese momento, estaría en La Habana más de alguna vez, pero no se conoce que se haya pronunciado a favor del gobierno revolucionario y si lo hizo sería de diente al labio.

Simular una posición de izquierda para los escritores que no lo eran les prometía dividendos publicitarios, ya que la masa de lectores era formada principalmente por los sectores estudiantiles y la clase media con acceso a la cultura identificada de alguna forma con los principios de reivindicación social que la intelectualidad proclamaba, en momentos también cuando estaban en acción varios movimientos guerrilleros.


Don Mario Vargas Llosa, según se desprende de su historia personal, tiene afinidad con las ideas del liberalismo a partir de su origen de una clase social europeizada en un medio predominantemente indígena. Su familia era de clase media emergente y por consiguiente tuvo una formación pequeño burguesa que supone una tendencia poco proclive a simpatizar de forma comprometida con la problemática social de un conglomerado sumido de forma perpetua en las injusticias.



La posición reaccionaria de Vargas Llosa ha tenido matices extremistas y rebasando toda lógica ha arremetido en contra de los gobiernos progresistas actuales en Latinoamérica. Sus ataques han sido dirigidos en contra de Evo Morales en Bolivia, país donde el escritor pasó parte de su infancia. Pero también son blanco de sus diatribas los gobiernos de Ecuador, Brasil y Venezuela, muy en particular en estos días en contra del presidente Chávez.



Hace dos años tuvo una participación muy pública en su ataque al candidato presidencial en México Andrés López Obrador, considerado un moderado dentro del esquema político de izquierda. Pero Vargas Llosa, en su afán de defender el sistema mercantilista y el proceso de globalización, lanzó en ese entonces su acción radical en contra de un candidato popular con vocación democrática.



Se ha hecho muy sospechosa esa posición de Vargas Llosa, que hace rememorar la campaña en contra de la revolución en El Salvador, del también Premio Nobel Octavio Paz, convertido también por entonces en un furibundo enemigo de la izquierda, de la que había formado parte en alguna época de su vida. Se llegó a especular que el famoso escritor mexicano sustentaba esa posición por intereses personales vinculados a la embajada de los Estados Unidos, en ese país. ¿No será lo mismo ahora con don Mario, y hasta el Nobel no será una recompensa a sus esfuerzos contrarrevolucionarios?

La Quinta Pata, 10 – 10 – 10





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