viernes, 11 de marzo de 2016

El centralismo ”ningunea” al escritor regional


"El centralismo "ningunea" al escritor regional

POR JOHN SALDARRIAGA
PUBLICADO EL 09 DE MARZO DE 2016


A los escritores que no hollan con sus pies la carrera Séptima, ni enfocan con sus ojos el Cerro de Monserrate se les hace difícil hacer parte del mapa literario.
El centralismo, siempre miope, excluye a los escritores que habitan las regiones, desconocen su labor. Parece que los encargados de los medios de comunicación y las grandes editoriales creyeran que la ubicación planetaria de esa ciudad, entre las coordenadas 4°35′56″Norte y 74°04′51″Oeste, o sus 2.600 metros de altura sobre el nivel del mar causaran que en sus aires flotara una sustancia que hiciera más creativos a los creadores que allí moran.
Juan Diego Mejía, escritor y director de la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, cuenta:
“Hace unas décadas, a editoriales e instituciones de Bogotá, al organizar eventos literarios, les parecía atractivo adicionar un nombre de una persona de provincia sólo para llenar una cuota de descentralización”.
Después, continúa, muchos escritores de las regiones migraron a Bogotá con la idea: “si nos ‘ningunean’ por estar en las regiones, llegamos para que nos tengan en cuenta”. Unos se mudaron por una larga temporada; otros, definitivamente.
José Libardo Porras, Óscar Collazos, Eduardo Escobar, Piedad Bonnett, Juan Manuel Roca, Juan Felipe Robledo, Catalina González... El primero, a pesar de que ganó un Premio del Ministerio de Cultura, no consiguió atención y regresó a Medellín; el segundo siguió viajando; los demás se quedaron allá y son ahora casi bogotanos.
“En Bogotá no se leen las regiones —sostiene Mejía—. Las consideran exóticas, folclóricas”. Cuando no, es porque la cuota de descentralización la llenan con esos escritores que se radicaron allá.
El escritor Pablo Montoya, en nota publicada el 28 de febrero pasado en El Espectador, dice: “El centralismo (...) influye en todo y, por supuesto, en la literatura de Colombia. Siempre ha sido así. Aún dependemos de Bogotá, de sus periódicos, de sus editoriales, de sus revistas. Si un escritor colombiano (...) no sale referenciado en Semana, o en Arcadia o en El Malpensante, pareciera no existir. Es una ridiculez, en el fondo, porque el sentido de la importancia literaria supera en creces estas coyunturas. Pero es una ridiculez que cuenta y que, por desgracia, siempre ha medido los parámetros de nuestra literatura y, sobre todo, de nuestros niveles de lectura”.

Canibalismo

El autor Darío Ruiz Gómez cree que en Bogotá tienden un manto de silencio sobre los escritores regionales y, en todo el país, otro sobre generaciones enteras de escritores.
“Estamos regresando curiosamente al siglo XIX cuando la cultura nacional la valoraba una élite bogotana. Hay una tendencia a desconocer el país plural, de regiones”. Cree que a eso se suma que en eventos regionales, como las ferias, hay propensión al “extranjerismo”: un afán de invitar a escritores bogotanos o de otros países, aunque sean nadie.
Juan David Correa Ulloa, director de Arcadia, dice que este es un país profundamente centralista. “Las regiones son fragmentarias: nos cuesta hablarnos entre sí. Nos cuesta aceptar que los logros de una región son los de todo el país”.
Cree que la situación obedece a una irresponsabilidad compartida. “Debemos mirar la diversidad”. Invita a las regiones a darse cuenta de la necesidad de constituir medios de divulgación fuertes, de alcance nacional, y fortalecer los que hay.
Por su parte, Norberto Vallejo, director de El Club de lectura, de Caracol Radio, señala: “El desconocimiento a escritores regionales se debe a que a los grandes medios no les interesa difundir la cultura. En nuestro programa nos enteramos de autores regionales, porque ellos mismos nos buscan o los conocemos en ferias regionales. En estas hay una salida para los escritores, aunque no tanto porque las editoriales se roban el show con los escritores más comerciales”.
El escritor Memo Ánjel advierte: “lo peor es que de esta manera se está perdiendo una cantidad de literatura buena que también debería ser imagen del país”.

CONTEXTO DE LA NOTICIA





“¿Qué nos queda? —Dice Memo Ánjel—. Ser tercos. Insistir. Y si no alcanzamos reconocimiento de los grandes medios, buscarlo afuera, como hemos venido haciendo. Y seguir con lo que hace la Fiesta del Libro de Medellín: destacar a los autores propios”.

Por su parte, Juan Diego Mejía, dice: “Destacarse y ser excelentes. Frente a esa discriminación hay dos opciones: dejarse asimilar por Bogotá en procura de aceptación o buscar una voz propia regional en su narrativa. El día que uno la encuentra llega a ser verdaderamente grande como escritor”.

Envigadeño dedicado a la escritura de periodismo narrativo y literatura. Libros publicados: Al filo de la realidad (cuentos), Contra el viento del olvido, en coautoría con William Ospina y Rubén López (periodismo), Crónicas de humo, El Arca de Noé (crónicas) y Vida y milagros (crónicas). Recibí el Premio a la Excelencia Periodística de la Sociedad Interamericana de Prensa en 2005; el Premio CIPA, en 2004.







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