Los favoritos del Nobel |
Murakami contra todas: última hora sobre las apuestas al Premio Nobel de Literatura
Este jueves se falla el gran premio de las letras y el japonés parte como favorito frente a Anne Carson, Annie Ernaux, Maryse Condé, Margaret Atwood o Jamaica Kincaid
El año pasado sonaban con fuerza mujeres negras, de fuera del mundo anglosajón y activistas. Finalmente, el Premio Nobel de Literatura, el más prestigioso y dotado además con 980.000 euros, se lo llevó una mujer, pero blanca, estadounidense y poco o nada reconocida en el mundo del activismo. Es difícil acertar siempre con la Academia sueca. Cuando las apuestas apuntan a un nombre conocido aparece por ahí el chino Mo Yan. Cuando en el listado destacan los nombres desconocidos, salta la sorpresa con Bob Dylan. El año pasado nadie, al menos en España, esperaba a la poeta Louise Glück. Y si tuvo tirón fue por el salseo que se montó con Manuel Borrás, el editor con el que llevaba media vida traducida al español —y quien apenas había ganado cuatro euros con ella— y la espantada que dio la autora yéndose con Chus Visor solo unos días después de la concesión del galardón.
Los asuntos extraliterarios siempre han rodeado a la Academia. Antes de la pandemia, se había visto acorralada por el escándalo sexual de Jean-Claude Arnault, ese arquetipo de listillo 'bon vivant' que Honoré de Balzac creara en ‘La comedia humana’ y que había engañado a las elites intelectuales suecas durante más de 50 años. El aquelarre sueco fue tal —además, estábamos en plena ebullición del #MeToo— que el premio se acabaría suspendiendo en 2018.
Si Louise Glück tuvo tirón, fue por el salseo que se montó con la espantada que le dio a su editor español solo unos días después del Nobel
En 2019 se intentó arreglar con dos premiados. No resultó. La desconocida polaca Olga Tokarczuk sí entró con gran pie y poco después obtuvo buenísimas críticas por parte de los lectores españoles con novelas como 'Los errantes' o 'Un lugar llamado antaño'; pero al alemán Peter Handke, más reconocido, pronto se le sacaron las costuras por sus loas al dictador serbio Slobodan Milosevic durante la guerra de los Balcanes. Varias voces, entre ellas las asociaciones de víctimas del genocidio serbio, pidieron que se le revocase el galardón. No ocurrió.
Un año ¿convencional?
Este año, las apuestas reflejan una cierta convencionalidad. A tres días de conocer al damnificado, el japonés Haruki Murakami domina todas las quinielas. El autor de 'Tokio blues' y 'Kafka en la orilla' siempre revolotea por ahí y el chiste sobre su No-Nobel es uno de los más repetidos en la tuiteresfera, pero quizás a sus 72 años es una de las veces que mejor posicionado se encuentra. Y después de tanto tiempo sería un error descartarlo. Sería un regalo también para Tusquets, la editorial que le ha publicado todo en España y que acaba de lanzar los relatos de ‘Primera persona del singular’.
El japonés tiene junto a él serias contrincantes. Son nombres habituales de los últimos años y las probabilidades de que alguna de ellas sea la premiada son altas. Aquí sus perfiles:
Anne Carson (Torono, Canadá, 1950). La poeta del amor romántico y erótico
Es la segunda favorita al Nobel de este año. El hándicap es que es anglosajona y poeta, las mismas características que Louise Glück, ganadora del año pasado. Y ganó el Princesa de Asturias de las Letras en 2020. Nunca ha pasado que estos dos premios coincidan… y menos con tan escaso margen de tiempo.
A su favor: según los críticos, es la crítica literaria y la poeta más importante actualmente de las letras anglosajonas (suponemos que con permiso de Glück). Y también una de las personas que más saben del mundo clásico. Su formación es completamente académica. Y su profesión también. Una persona muy ligada a la universidad norteamericana.
Aunque empezó a escribir en los ochenta, su fama empezó a crecer en los dos mil, alabada por los críticos, con libros de poesía como ‘La belleza del marido’, que obtuvo el prestigioso premio T.S. Elliot. Sus textos, que hablan sobre el amor romántico, erótico, incluso han saltado a las tablas con monólogos protagonizados por actrices como Juliette Binoche. En España, sus libros están publicados por Lumen, Vaso Roto (casi toda su poesía, como ‘Tipos de agua’, ‘Nox’, ‘Economía de lo que no se pierde’) y Pre-Textos (‘Hombres en sus horas libres’).
Annie Ernaux (Lillebonne, Francia, 1940). La novelista de la intimidad
Este año parte en tercera posición esta francesa de 81 años que ha conseguido una gran relevancia en los últimos tiempos. En España, sobre todo gracias a obtener el Premio Formentor en 2018. A su favor juega el 'boom' sobre la autoficción y los relatos sobre las cuestiones más íntimas. Ernaux ha escrito con la hoja de un bisturí sobre su matrimonio, su aborto —otro tema que está en el candelero literario—, su cáncer de mama y su madre (que es otro asunto que da para bastantes hilos narrativos). Lo suyo no es ficción, sino memoria individual (con el fin de atrapar la colectiva). Prácticamente todos sus libros están publicados en español por el pequeño sello Cabaret Voltaire.
Ernaux se ha ganado la vida como catedrática y profesora de letras modernas, pero escribe desde los años setenta y ya obtuvo prestigiosos premios en los ochenta como el Renaudot. Reivindicada por Carrère y Despentes, sus últimos años son un continuo reconocimiento a su literatura. Tiene en contra que es francesa, la nacionalidad con más premiados en toda la Historia. También es por algo: son los que mejor se han movido para obtener los galardones de Literatura. Quizá desde el escándalo Arnault eso haya cambiado.
Lyudmila Ulitskaya (Davlekánovo, Rusia, 1943). La novelista y dramaturga anti Putin
Esta escritora rusa anti Putin y que tampoco se reconoce como feminista —son dos de las primeras cuestiones que se encuentran al bucear por su biografía en internet— también se ha colado entre las favoritas en los últimos tiempos.
Nacida en la época de la Unión Soviética, se crio en Moscú y es bioquímica de formación. Durante mucho tiempo trabajó en el Instituto de Genética, pero le llamaba más la atención la literatura. Sobre todo aquella que no se podía leer en su país. Por eso fue despedida. Y por eso cambió su vida. Empezó a interesarse por los judíos y a escribir novelas y obras de teatro que se representaban de forma clandestina. Ponía el acento en la libertad individual. Y en las diferencias entre hombres y mujeres en su país.
Ha publicado más de 30 obras entre novelas, teatro y cuentos. Y ha obtenido numerosos premios, también el Booker ruso, el Cavour, y ha sido finalista del Booker Internacional. En España está publicada por Anagrama (‘Sinceramente tuyo, Shurik’, ‘Mentiras de mujeres’, ‘Soniechka’).
Quizás en su contra juega que en 2015 el premio fue a parar a la biolorrusa Stvelana Aleksiévich. A su favor: el anterior premio a un escritor ruso fue para Aleksandr Solzhenitsyn en 1970, todavía en tiempos de la URSS.
Margaret Atwood (Ottawa, Canadá, 1939). La autora del superventas 'El cuento de la criada'
Desde que su novela ‘El cuento de la criada’ se convirtiera en un 'bestseller' en la última década, pese a haber sido publicado originalmente en 1984, la canadiense Atwood no ha dejado de aparecer en las quinielas. Ha sido alabada por la crítica y los lectores la han encumbrado como una de las voces más potentes el movimiento feminista. También la serie basada en la novela ha hecho su parte. Tanto, que en 2019 obtuvo el Booker Prize (el más prestigioso de las letras anglosajonas) por ‘Los testamentos’, la segunda parte de ‘El cuento de la criada’. Por cierto, es la segunda vez que gana este galardón. La primera vez fue en 2000, con ‘El asesino ciego’.
De Atwood se ha resaltado su feminismo, pero también es muy activa en otras causas como su compromiso con la lucha medioambiental. De hecho, donó el dinero del Booker a asociaciones ecologistas. Y no solo ha escrito ‘El cuento de la criada’. Tiene una veintena de novelas, más de una decena de ensayos y casi una treintena de poemarios. Casi toda su obra traducida se encuentra en Salamandra, Lumen y Navona.
Maryse Condé (Guadalupe, 1937). La novelista de la raza, el género y la identidad
En una entrevista este año con El Confidencial, esta guadalupeña señalaba que “la pandemia destruirá el mundo o lo cambiará definitivamente". Desde luego hay signos que hacen que poco se parezca a 2019 y menos a 2018, cuando le dieron el Nobel alternativo por el escándalo sexual que suprimió el oficial.
En la misma conversación, Condé contaba por qué empezó a escribir con casi 40 años: “Me faltaba confianza en mí misma. Suelo contar que, de niña, le confesé mi sueño de ser escritora a una amiga de mi madre y esta me respondió lo siguiente: 'La gente como nosotros no escribe”. Con ánimos así se le quitan las ganas a cualquiera, pero Condé no se amilanó y en 1976 publicó su primera novela, ‘Hérémakhonon’. En ella ya estaban sus temas cruciales: la raza, el género y la identidad.
Condé cambió Guadalupe por París a los 16 años y después se ganaría la vida como profesora en Guinea, Ghana y Senegal, y en las universidades de Columbia, California, Berkeley, La Sorbona, Virginia y Nanterre. A finales de los ochenta comenzaría a ganar prestigiosos premios en Francia, país con el que mantiene una relación ambivalente, puesto que siempre ha defendido la independencia de Guadalupe. En España, está publicada por Impedimenta.
Tiene bastantes papeletas de obtener el Nobel de este año.
Jamaica Kincaid (Saint John, Antigua y Barbuda, 1949). La novelista del colonialismo
Hace un par de años partía como favorita y, aunque ha bajado algunos enteros, su candidatura se mantiene todavía entre las favoritas. Jamaica Kincaid, caribeña como Condé, nacida en una colonia británica —la isla lo fue hasta 1967—, ha vivido en EEUU desde los 17 años, así que sería un premio para las letras norteamericanas, lo que no suma puntos a su favor.
Nació como Elaine Potter Richardson, hija de una familia obrera. Se empezó a ganar la vida con pequeños trabajos de adolescente. En los setenta comenzó a escribir relatos que enviaba a revistas y ahí fue cuando se puso el nombre artístico de Jamaica Kincaid, Jamaica porque Colón llamó Xaymaca a la zona de islas donde ella nació, y Kincaid porque combinaba sonoramente bien con Jamaica.
Pronto revistas como 'The Paris Review' y 'The New Yorker' publicaron sus relatos. En 1976 entraría a trabajar como redactora en esta última, donde estaría dos décadas relacionándose con la flor y nata de la intelectualidad burguesa y progresista neoyorquina. De hecho, se casó con Allen Shawn, hijo del editor de la revista. Dejó su puesto cuando el magazine se orientó hacia las celebridades y adquirió un tono más comercial. Dio el salto como profesora de literatura en la Universidad de Harvard.
Sus libros tienen un tono autobiográfico y a menudo están orientados hacia problemáticas políticas y sociales. Los temas que toca son el colonialismo, el racismo, el género, las clases sociales y el imperialismo británico y el estadounidense. En España está publicada por Txalaparta con libros como 'Lucy' —una caribeña que llega a EEUU a trabajar como 'au-pair'—, 'Un pequeño lugar' o 'Autobiografía de mi madre', entre otros. Ha sido reivindicada por autores como el Nobel Derek Walcott y Susan Sontag.
Otros sospechosos
En las quinielas tampoco faltan nombres que han figurado en otras ocasiones. Como el del keniata Ngũgĩ wa Thiong'o, que lleva más de 15 años siendo uno de los grandes favoritos (aunque luego el chiste sea el de Murakami). O Don De Lillo y Joyce Carol Oates, los norteamericanos que, como le pasaba a Philip Roth, siempre están a puntito y luego nada. Más deseo que realidad. Lo mismo les ocurre al rumano Mircea Cartarescu y a Javier Marías.
Sin embargo, este año en que Italia lo ha ganado todo —Eurocopa, Eurovisión— y ha perdido a dos de sus iconos —Raffaella Carrà y Franco Battiato— quizá sería el momento de aplaudir a las letras italianas. Desde 1997 con Darío Fo no se lo lleva nadie del país transalpino. En la lista está Elena Ferrante, pero debería tener muchas más papeletas Dacia Maraini, a la que se puede leer en español en el sello Altamarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario