sábado, 6 de noviembre de 2004

Margaret Atwood / "Las mujeres criminales resultan más llamativas que los hombres asesinos"


Margaret Atwood

MARGARET ATWOOD

"Las mujeres criminales resultan más llamativas que los hombres asesinos"


MIGUEL ÁNGEL VILLENA
Madrid 18 FEB 1999

Está convencida de que los asesinos siempre provocan una mezcla de repulsión y de atracción. Esta idea le ha servido a Margaret Atwood (Ottawa, 1939), una de las escritoras canadienses más prestigiosas, aunque poco conocida en España, para recrear la historia de Grace Marks, una joven sirvienta que estuvo involucrada en un famoso crimen ocurrido en Canadá a mediados del siglo XIX. "Las mujeres criminales resultan más llamativas que los hombres asesinos, porque sus casos son menos frecuentes", ha comentado recientemente Atwood durante una visita a Madrid para presentar su última novela, Alias Grace, publicada por Ediciones B.Al explicar por qué eligió una protagonista femenina para su narración, Margaret Atwood subraya que no había candidatos masculinos que la atrajeran tanto como Grace Marks, al tiempo que sostiene que le resultó más fácil contar esa historia desde el punto de vista de una mujer. "El concepto de inmoralidad, la ambigüedad de las conductas femeninas y la mirada de una sociedad hipócrita y represiva sobre la presunta asesina me brindaban un material literario mejor que en el caso de un hombre", señaló esta autora, una de las más populares tanto en Canadá como en Estados Unidos.
La peripecia de aquella sirvienta canadiense, implicada en el asesinato de su señor y del ama de llaves y recluida después en cárceles y manicomios, fascinó a Atwood, sobre todo por las miradas tan distintas que se proyectaron sobre Grace Marks.
Miradas subjetivas
"Creo", manifestó la escritora canadiense, "que la subjetividad de la mirada de los otros fue lo que más me interesó de aquel episodio. En la época en que ocurrieron los hechos narrados no sólo diferían las opiniones sobre el carácter de la criada, entre la bondad y la perversión, sino que algunas gentes la describían con colores de ojos distintos o con apariencias diferentes".
La novela no está centrada en desvelar, por tanto, la participación de la sirvienta en el crimen. Lo que vertebra la narración apunta al contraste de la experiencia de Grace Marks, tras salvarse de la horca, con los demás, y en especial con un médico psiquiatra que intenta ayudar a la joven. "La protagonista", cuenta Margaret Atwood, "se niega a desvelar el misterio porque sabe que, si cuenta la historia verdadera, esa confesión puede costarle la vida". Aunque rechaza el término feminista o el concepto de literatura de mujeres, lo bien cierto es que la mayoría de personajes de la literatura de Atwood son femeninos. Ha escrito narrativa, ensayo y poesía, pero la escritora canadiense no encuentra una explicación al hecho de que las mujeres occidentales lean mucha más novela, y los hombres, muchas más obras históricas o científicas. "Quizá", aventura, "los hombres tienen una cultura más visual y prefieren el cine o la televisión, mientras las lectoras prefieren la fabulación. La verdad es que no dispongo de una respuesta, si bien estoy persuadida de que las mujeres conocemos mejor a los hombres que a la inversa".
Declara la escritora canadiense que cada tema le dicta el género que ha de utilizar y añade que puede compaginar la elaboración de una novela con la redacción de un ensayo. "De cualquier modo", aclara, "escribir poesía exige una concentración tan fuerte que impide hacer otras cosas. Cuando estoy trabajando en un libro de poesía necesito concentrarme y abandonarme. En una palabra, no hacer nada".
Bilingüismo
Margaret Atwood ha impartido clases de inglés en diferentes universidades, ha residido en varios países europeos y ha sido presidenta de la Unión de Escritores de Canadá. Esta consagrada escritora, que recibió el martes un homenaje en Madrid, ha visto adaptadas al cine dos de sus novelas: Resurgir y El cuento de la criada.
Desde esa perspectiva tan cosmopolita, la autora defiende el bilingüismo como una ventaja a la hora de dedicarse a escribir. "Siempre supone un avance dominar dos o más idiomas", señaló. "Un país bilingüe como Canadá, donde todos sabemos hablar inglés y francés, permite una mayor apertura cultural. En mi caso han influido más autores en francés que escritores en inglés".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de febrero de 1999


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