miércoles, 7 de noviembre de 2018

Raúl Zurita / Tres poemas

Raúl Zurita

Raúl Zurita
TRES POEMAS


III

Allá va la que fue mi amor, qué más podría decirle
si ya ni mis gemidos conmueven
a la que ayer arrastraba su espalda por las piedras.
Pero hasta las cenizas recuerdan cuando no era
nadie y aún están los muros contra los que llorando
aplastaba su cara mientras al verla
la gente se decía “Vámonos por otro lado”
y hacían un recodo sólo para no pasar cerca de ella
pero yo reparé en ti,
sólo yo me compadecí de esos harapos
y te limpié las llagas y te tapé, contigo hice agua
de las piedras para que nos laváramos
y el mismo cielo fue una fiesta cuando te regalé
los vestidos más lindos para que la gente te respetara.
Ahora caminas por las calles como si nada de esto
hubiese en verdad sucedido
ofreciéndote al primero que pase
Pero yo no me olvido
de cuando hacían un recodo para no verte
y aun tiemblo de ira ante quienes riendo te decían
ponte de espalda y tu espalda se hacía un camino
por donde pasaba la gente
Pero porque tampoco me olvido del color del pasto
cuando me querías ni del azul
del cielo acompañando tu vestido nuevo
perdonaré tus devaneos
Apartaré de ti mi rabia y rencor
y si te encuentro nuevamente, en ti me iré amando
incluso a tus malditos cabrones.
Cuando vuelvas a quererme
y arrepentida los recuerdos se te hayan hecho ácido
deshaciendo las cadenas de tu cuello
y corras emocionada a abrazarme
y Chile se ilumine y los pastos relumbren.
(De Anteparaíso)

VI

Chile esta lejano y es mentira
no es cierto que alguna vez nos hallamos prometido
son espejismos los campos
y solo cenizas quedan de los sitios públicos
pero aunque casi todo es mentira
sé que algún día Chile entero
se levantara solo para verte
y aunque nada exista, mis ojos te verán…
(De Anteparaíso)

X

Yo sé que tú vives
yo sé ahora que tú vives y que tocada de luz
ya no entrará más en ti ni el asesino ni el tirano
ni volverán a quemarse los pastos sobre Chile
Abandonen entonces las cárceles
abandonen los manicomios y los cuarteles
que los gusanos abandonen la carroña
y los torturadores la mesa de los torturados
que abandone el Sol los planetas que lo circundan
para que sólo de amor hable todo el universo
Que solo de amor hablen hasta los orines y las heces
porque está de novia la vista
y de casamentero el oído
porque volvieron a reverdecer los campos
y ella está ahora frente a mí
Griten entonces porque yo sé que tú vives
y por este Idilio se encuentra los perdidos y los desolados
(De Anteparaíso)


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