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viernes, 18 de noviembre de 2016

El Laberinto de los Espíritus / Última visita con Carlos Ruiz Zafón al cementerio de los libros olvidados


El Laberinto de los Espiritus (El cementerio de los libros ...

Última visita con Carlos Ruíz Zafón al cementerio de los libros olvidados

El escritor publica 'El Laberinto de los Espíritus', el cierre de la serie superventas iniciada a partir de 'La Sombra del Viento'


Mercè Pérez Pons
Barcelona, 18 de noviembre de 2016


El escritor Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964) echa el cierre al cementerio de los libros olvidados. El autor visita por última vez la biblioteca ubicada en la Barcelona imaginaria y brumosa para despedirse de la saga de La sombra del viento. El último libro de la tetralogía superventas, El Laberinto de los Espíritus (Planeta), salió a la venta ayer en España y Latinoamérica con una tirada de 700.000 ejemplares. En catalán lo edita Columna (Grup62).


Para caldear las ventas el autor avanzó que es la historia con más “intriga y misterio” de las cuatro. “Es la piedra de encaje del laberinto, el más laborioso, lo que había soñado muchos años antes”, aseguró el autor de La sombra del viento (2001), El juego del Ángel (2008) y El Prisionero del Cielo (2011). “Me siento más sabio, más viejo y en paz” tras terminar este proyecto, añadió.
La serie de tintes góticos centrada en el librero Daniel Sempere y su familia en la Barcelona del siglo pasado llega a su fin, pero aunque Ruiz Zafón acumula un ejército de 25 millones de lectores a sus espaldas, ayer a mediodía aún contemplaba desubicado la expectación creada a su alrededor. “Parezco el ciervo que se queda atrapado en la carretera”, confesó al periodista Carles Francino mientras decenas de cámaras intentaban fotografiarle. Ruiz Zafón escogió una zona con gran significado para la trama, el Tibidabo, y embarcó a más de 200 personas, entre periodistas y libreros, a una excusión en funicular hasta el cielo de Barcelona.
Con la ciudad a los pies y una ligera niebla reveladora envolviendo el horizonte, la presentación tuvo lugar en una iglesia, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón de Jesús. Cuando las campanas anunciaron el inicio del acto, los turistas no daban crédito a las hordas de personas que se agolpaban a las puertas del recinto sagrado. Ya dentro, desde la última fila un sacerdote repasaba atónito el montaje desplegado en el altar, que se convirtió para la ocasión en una suerte de librería ambientada con la música de un órgano.
El Laberinto de los Espíritus, explicó el autor, arranca en la Barcelona de finales de los años 50. Daniel Sempere, casado con Bea y con hijo, sigue indagando en la muerte de su madre en un contexto barroco, gótico y romántico.
Un nuevo personaje, Alicia Gris, llegado desde las sombras de la guerra, aterriza en sus vidas para hacerlas tambalear. Es brillante, atractiva y lucha en favor de la verdad. Pero lo hace con métodos un tanto particulares. “Alicia me rondaba en la cabeza desde hacía tiempo, es muy próxima a mí", dijo sobre ella el novelista.
En paralelo, bajas pasiones como el odio cobran más protagonismo si cabe en El Laberinto de los Espíritus. La última opinión, sin embargo, Ruiz Zafón se la deja a los lectores. “Nunca discuto sus conclusiones”, desgranó. También quiso dar a conocer la cara más dura del éxito: “Despierta rechazo en personas que ni conoces, te transformas en un objeto”, se quejó vestido con un elegante traje negro, corbata roja y sombras de colores proyectadas por los ventanales en el rostro.
El Laberinto de los Espíritus está ambientado en El Raval, la torre del Pinar del Tibidabo y en enclaves de Barcelona tan sugerentes como el Círculo Ecuestre. Son rincones de la ciudad que Ruiz Zafón empezó a recorrer con 12 años al ayudar a su padre, un agente de seguros, en los cobros. Una parte de la trama también transcure en Madrid, en concreto en El Círculo de Bellas Artes, el Hotel Palace o el Café Gijón. En Girona, una casa en S'Agaró será clave para el desenlace.
Con la saga completa en las librerías, el escritor desestima embarcarse de nuevo en un proyecto tan complejo. Pero ya da vueltas a nuevas ideas literarias. “Me apetece más que nunca contar historias, sin pensar en si van a interesar”, aseguró. Cargó contra el IVA cultural (“estrangula el sector”), y la piratería. “El cementerio de los libros pirateados ya existe. Es una deforestación cultural”, dijo contundente.
Afincado durante largas temporadas en Los Ángeles, el catalán se mostró muy preocupado por las futuras políticas de Trump (“afectará globalmente a muchas personas”, vaticinó), a la vez que recetó “diálogo” entre Cataluña y el Gobierno.
Ruiz Zafón quiere pensar que el malogrado Terenci Moix, que apostó fervientemente por La sombra del viento, se sentiría orgulloso. Leer “todo el edificio construido” le gustaría, aventuró. Y dejó claro que la saga no dará el salto a la televisión. Sería una “traición”, cree, a una trama que rinde homenaje a la literatura en papel y que quiere permanecer como lo que es, un embrujo que desvanece en la niebla de la memoria.
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