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sábado, 19 de abril de 2008

Carlos Ruiz Zafón / "Soy el mayor de los dragones"


Carlos Ruiz Zafón, en Barcelona en 2008. En Estados Unidos vivió compaginando su labor literaria con la escritura de guiones cinematográficos. En esta última faceta quedó finalista de la Nicol Fellowship, beca que concede la Academia de Hollywood.
Carlos Ruiz Zafón, en Barcelona en 2008. En Estados Unidos vivió compaginando su labor literaria con la escritura de guiones cinematográficos. En esta última faceta quedó finalista de la Nicol Fellowship, beca que concede la Academia de Hollywood.
FOTO DE CARLES RIBAS


Carlos Ruiz Zafón


"Soy el mayor de los dragones"


KARMENTXU MARÍN
19 ABR 2008 - 17:00 COT




Pregunta. ¿El juego del ángel es, otra vez, un libro dentro de un libro?



Respuesta. No. En La sombra del viento había ese juego. Éste es un juego de ángeles, de sombras y de misterios.


P. Ha dicho que los premios se curan con dos aspirinas. ¿La Bayer le ha puesto un piso?

R. Los premios, no, las críticas demasiado elogiosas. Dos aspirinas y una siesta. La Bayer no me ha puesto un piso, pero ahora que lo menciona, no estaría de más. Yo soy gran consumidor de aspirinas. Me ha dado una idea.

P. ¿Usted es un talento?




R. No sé. Lo intento ser.



P. ¿Está por encima del bien y del mal o es mi vista?

R. No, no estoy por encima ni por debajo. Estoy más o menos en medio, como todo el mundo.

P. Pues da la impresión de pasarse por el forro a la crítica.

R. No. No me las paso por el forro. Lo que pasa es que no estoy obsesionado por una reseña o por lo que alguien diga en un blog.

P. ¿Se ve más enfant térrible o más Daniel el Travieso?

R. Soy un poco viejo para ser enfant térrible. Ni una cosa ni la otra. Hay quien me ve como muy travieso en muchas cosas. Pero yo intento parecer santito.

P. ¿Mandó un jamón a Joschka Fischer por la publicidad gratuita que le hizo de La sombra del viento?

R. No, no le envié un jamón. Si hubiera que enviarle un jamón por cada libro de los que él habla bien... Aunque él tiene la gentileza de enviarme uno de sus libros cada vez que los publica.

P. ¿Cuántas aspirinas le costó digerir los diez millones de ejemplares en 30 idiomas y 50 países de La sombra...?

R. Ninguna. Hubieran sido muchas si el libro no hubiera interesado a nadie. Las aspirinas no son para los éxitos, sino para las críticas elogiosas o los comentarios altisonantes.

P. ¿En su Cementerio de los Libros Olvidados están Cartas a un joven español, de Aznar, o las memorias de César Antonio Molina?

R. A lo mejor les deniegan la entrada. A ambos.

P. "El beso no se puede ni se debe explicar a priori". ¿Usted besa de repente?

R. No. Doy aviso.

P. ¿Y la española cuando besa?

R. ¿Besa de verdad? Depende de la española. Y depende de la frivolidad, que tiene diferentes grados.

P. ¿Es partidario de los amores imposibles?

R. No especialmente. Normalmente, los amores imposibles no son amores. Hay una palabra técnica, no sé si es infatuación, que suena muy pedante.

P. Usted, para la infatuación, ni dos aspirinas. No padece.

P. No. He padecido en mis años mozos, como todo el mundo.

P. Cuando The New York Times le comparó con un cóctel entre García Márquez, Borges y Umberto Eco, ¿se pasó algún pueblo?

R. Una de las pocas ventajas que tienen los escritores es que no tienen que opinar sobre las opiniones que se vierten sobre ellos.

P. ¿Carece de pasiones?

R. No. Tengo las mismas pasiones, las mismas fobias y las mismas manías que cualquier otra persona.

P. ¿Cómo anda de tentaciones?

R. Creo que las tengo bien cubiertas.

P. ¿En qué área se mueven?

R. No sabría decirle. Cuando las hay, normalmente sucumbo a ellas, y dejan de ser tentaciones.

P. "Los escritores no son tan famosos como los futbolistas, los políticos o los asesinos en serie". ¿Añora ser alguno de ellos?

R. No [ríe]. Yo estoy muy contento de ser lo que soy, y de ser mucho menos famoso. Para futbolista no tengo condiciones ni edad. Y para político, edad, a lo mejor sí; pero voluntad, ninguna.

P. Y ya de asesino en serie, ni hablar...

R. Tampoco. De momento no he sentido la tentación de matar a nadie. Pero si la siento, será la primera en saberlo.

P. ¿Se afincó en Los Ángeles por si le daban un papelito en Hollywood?

R. Pues no. Fue porque me apetecía. Y nunca he intentado ser actor.

P. ¿Tiene alma?

R. No sé. Tengo conciencia.

P. Usted con los dragones, Vargas Llosa con los hipopótamos... ¿Otras perversiones?

R. Ésta es muy inocente. La colección de dragones, pobrecillos, no hacen nada, y yo, menos. Si tengo una afición es la música. Es mi droga principal.

P. ¿Es usted el mayor de sus monstruos?

R. Soy el mayor de los dragones, quizás. Por eso colecciono los otros.

P. ¿Qué san Jorge tiene capacidad de matarle?

R. Interesante pregunta. Seguro que no faltan san Jorges que me quieran hacer desaparecer del mapa. Otra cosa es que puedan.

P. Asegura que casi nunca dice lo que piensa. ¿Cuántas bolas me ha metido?

R. Todas las que he podido. Es mi obligación, en una entrevista como ésta.



* Este artículo apareció en la edición impresa del sábado, 19 de abril de 2008.


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