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viernes, 31 de julio de 2015

Siete motivos por los que el mundo es más aburrido sin Amy Winehouse

Amy Winehouse

Siete motivos por los que el mundo 

es más aburrido sin Amy Winehouse


Hoy se cumplen cuatro años de su muerte. Se fueron su talento y su personalidad extrema. La vida es menos excitante sin ella


    Amy Winehouse
    Amy Winehouse en el Festival de Glastonbury (Inglaterra), en 2008, con su característico peinado imposible. / GETTY IMAGES
    “Me imagino a mí misma establecida, casada y con hijos”, fantaseaba Amy Winehouse en una de sus primeras entrevistas. Fue en el periódico inglés The Independent, que le preguntó cómo veía su vida dentro de diez años. Un deseo truncado por una intoxicación etílica que desembocó en muerte, en 2011 cuando contaba solo 27 años. El 23 de julio es el cuarto aniversario de un duro golpe para la música y el arte: la pérdida de un talento que todavía no se sabía hasta dónde podía llegar.

    En Amy (documental sobre su vida estrenado el pasado 17 de julio) se reconstruye la vida compleja y sobreexpuesta de la cantante nacida en el seno de una familia judía del norte de Londres, hija de un taxista aficionado al jazz y de una farmacéutica. Desde la publicación de su primer álbum en 2003, Frank, tanto sus logros como sus altibajos fruto del abuso del alcohol y las drogas, sus desórdenes alimenticios, las trifulcas familiares y un estilo de vestir tan amado como cuestionado fueron relatados minuciosamente por la prensa dentro y fuera del Reino Unido. Una fama tan extendida como la popularidad sus éxitos: Rehab (2006), su canción más celebre producida por Mark Ronson, alcanzó 1,7 millones de descargas en EE UU antes de su muerte. Fue una de las pocas artistas capaz de conseguir 6 Grammys con tan solo 24 años.

    Lamentablemente Amy se nos fue, y el mundo es peor y más aburrido sin su talento y su estrafalaria personalidad. Argumentamos por qué lo vemos así.
    1. Capaz de convertirse en musa Karl Lagerfeld con su estilo de barrio
    “Había algo en su estilo que resultaba enormemente enigmático. El modo tan caótico y espontáneo en el que interpretaba las tendencias, si lo analizas en profundidad, resulta una lección magistral de estilo”, señala María Viñas, asesora de imagen de bandas de música. “Mezclaba estéticas retro como el rockabilly, el ska o el jazzpotenciándolo con un acabado despreocupado tan propio de los iconos del rock. Un manera muy personal de jugar con la moda, porque sólo un estilo perdura en el tiempo si se rompen las reglas”.

    En 2007, el influyente diseñador de moda Karl Lagerfeld se refirió a ella como “un icono de estilo” rindiéndole homenaje con una colección en la que las modelos llevaban cardados de pelo a tamaño XXL o el uso extremo del lapiz de ojos, elementos tan familiares en la imagen de Amy como los pendientes dorados de plástico, los tatuajes de pinups o unas bailarinas destartaladas de las que nunca se separaba.

    2. De las pocas que hablaba con crudeza y sin pelos en la lengua
    “Cállate, me importa una mierda lo que dices”. Con estas palabras interrumpió al cantante Bono. de U2, durante su discurso en los premios Q Music Awards. Amy era célebre por sus declaraciones públicas exentas de decoro y con un humor a veces cuestionable. Durante la grabación del programa cómico Never Mind The Buzzcocks, el presentador, Simon Amstell, tuvo que ponerse serio cuando la cantante pidió en directo “si podía beber” entre síntomas claros de ebriedad.
    “Tiene algunas cosas de mi estilo, pero somos diferentes. Ella lo único que hace es insultar, y hablar mal. Es fría”. Así describió a Lily Allen ante la televisión británica, con la que compartía la producción de Mark Ronson. Pero una de sus declaraciones más sonadas se dio durante la sesión de fotos para la campaña de Fred Perry. Ante la insistente preocupación del fotógrafo, el músico Bryan Adams (también fotógrafo), sobre sus hábitos alimenticios, Amy incitó a una periodista a que le diera un pepino. “Quiero golpear a Bryan con él”. Tampoco tenía remilgos en hablar abiertamente sobre su adicción con las drogas y sus problemas de salud, como declaró en una entrevista con Rolling Stone: “Padezco depresión, supongo. No es algo muy inusual hoy en día. Mucha gente lo sufre”,


    La cantante abrazada a su padre, Mitchell Winehouse. / GETTY IMAGES
    3. Tenía propósito de curarse, aunque lo negara en la letra de su mayor éxito
    “Intentaron llevarme a rehabilitación, pero yo dije que no, no, no...”. El comienzo de su mayor éxito, Rehab, narra cómo Simon Fuller, su primer manager y creador de American Idol, quiso ingresarla en más de una ocasión en Priority, la clínica en la que fueron tratados celebridades de la música como Pete Doherty o Justin Hawkins. Ella alegaba que “no tenía tiempo y que si su papá pensaba que estaba bien”... nunca iría a rehabilitación. Algo incierto ya que en repetidas ocasiones accedió a su ingreso para dejar sus adicciones. La última en mayo de 2011, como confirmó su representante a la revista People,sólo unos meses antes de su muerte.
    4. Era millonaria, pero no se desprendía de su bolso de marca falso
    “Mantiene ese bolso desde hace siglos”, declaró su marido, Blake Fielder-Civil, en repetidas ocasiones. Era una réplica del modelo Monogram de la firma francesa Louis Vuitton, en azul y oro, desgastado por su uso desmesurado y que se convirtió en un sello inconfundible de su imagen. Con una fortuna valorada en tres millones de libras (4'2 millones de euros), que legó íntegramente a sus padres, ella prefería su bolso de imitación de siempre a cualquier objeto de lujo.
    5. Renegaba de la máquina del espectáculo
    “Yo no nací artista, sino cantante. De hecho soy bastante tímida”. Amy Winehouse confesaba así, en su última entrevista a Telegraph, uno de sus grandes miedos: subirse a un escenario. En ella, el legendario Tony Bennett, con el que Amy realizó un dueto para la que sería su última grabación, hacía referencia a su manera “contraída” de cantar, por la que su cuerpo actuaba a modo de péndulo en frente del micrófono. Capaz de protagonizar más titulares en la prensa amarilla que la Familia Real británica, registró algunos desafortunados momentos, como su actuación en Belgrado, por la que fue abucheada, y la posterior cancelación de su gira europea.


    Con Blake Fielder-Civil, con el que mantuvo una relación envenenada. /CORDON PRESS
    6. Era una romántica a pesar de su relación tóxica
    “Todas las canciones de Back to Black hablan de nuestra relación”, confesó la cantante. “Nadie me había hecho sentir lo que Blake cuando llegó a mi vida. Era un amor catártico. El modo en el que nos tratábamos me hacia sentir mal, pero nos separamos durante un tiempo y nos dimos cuenta de lo que nos amábamos mucho”. Puro romanticismo destructivo a lo Nancy Spungen y Sid Vicious.

    Blake Fielder-Civil y ella se conocieron en un antro de Camden Town, tuvieron una boda exprés en Miami por 130 dólares y los episodios violentos y de reconciliación transcurrían casi simultáneamente entre abusos de drogas y alcohol. En una ocasión, Amy declaró: “Si me dice una cosa que no me gusta, le golpeo”. Y se convirtieron en familiares las imágenes de la pareja discutiendo en público. Desde prisión, donde Blake ingresó en julio de 2008 por agredir al propietario de un pub londinense, pidió el divorcio de su mujer alegando adulterio tras la publicación de unas fotos en las que ella salía coqueteando con otro hombre.“Diva basura del soul”, fueron sus últimas palabras, mientras Amy siempre confesaría que fue “el amor de su vida”.
    7. Fue la mejor voz del nuevo 'soul'
    “Amy no sólo era un ejercicio de estilo, tenía grandes canciones. Ha sido de las mejores voces en el revival soul de los últimos años, además de contar con los Dap Kings, claro”. Ana Naranjo, al frente del proyecto musical de Linda Mirada, señala a su banda de acompañamiento como uno de las claves del éxito para que triunfara una chica anónima de Southgate. Amaestrados en el funk soul, Mark Ronson reclutó a la formación de Brooklyn para la grabación deBack to black (2006). Su segundo y último álbum de estudio alcanzó la cima de las ventas inglesas, además de cosechar espléndidas críticas en todo el mundo. Sólo la muerte frenó un futuro tan prometedor en la música. “Tengo todo el tiempo para que esto suceda, eso es lo excitante. Tengo muchos años para seguir haciendo música”. Pero en eso, Amy, se equivocaba.



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