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sábado, 31 de mayo de 2014

Antonio Caballero / Coloquio de perros


Coloquio de perros
Por Antonio Caballero

Semana, 31 de mayo de 2013

De modo que, no filtradas a nadie ni comunicadas a la Fiscalía las anunciadas pruebas, no se sabrá si hubo delito de Santos, o de Uribe, o delito de un tercero. Todo quedará en la intimidad privada del par de amigotes.

Antonio Caballero / Resignación y miedo



Resignación y miedo
Por Antonio Caballero



A todas esas malas mañas de su amo quiere devolvernos Zuluaga,
 como un perrito fiel, si gana las elecciones. 
A la guerra abierta, a la guerra sucia, a la corrupción,
 a la mentira. 
Por eso es el peor de los candidatos.



La mejor de los candidatos presidenciales, o, más exactamente, la única buena, es Clara López, del Polo Democrático. Por su programa, por su convicción –es la única de todos ellos que parece convencida de lo que dice-, y por su claridad. De los otros cuatro ninguno me convence.

Esteban Carlos Mejía / Ni Santos ni Zuluaga



Ni Santos ni Zuluaga: ¡oposición!

Esteban Carlos Mejía
A mi juicio, los candidatos más ejemplares de la izquierda en Colombia han sido Jaime Piedrahíta Cardona y Carlos Gaviria Díaz.
Por Esteban Carlos Mejía
El Espectador, 31 de mayo de 2014

Piedrahíta Cardona fue candidato del Frente por la Unidad del Pueblo en 1978, cuando ganó Turbay Ayala. Sacó 27.059 votos. ¿Una bicoca o una hazaña? Venía de la Alianza Nacional Popular, Anapo, del general Rojas Pinilla, y migró a la izquierda por convicción. Sin tregua atacó al imperialismo, fase superior del capitalismo, y sus estructuras semifeudales. Honesto y valiente, jamás se humilló ante los poderosos ni se afligió por su magra votación. Era (¡es!) consecuente con sus ideales. Paradigma de oposición.

Petro, el nuevo fichaje de Santos




Vargas Llosa y Grossman hablan sobre la responsabilidad del escritor

Mario Vargas LLosa
Poster de T.A


Vargas Llosa y Grossman hablan sobre la responsabilidad del escritor

Los novelistas abordaron en la pasada FIL el papel social de la literatura. Un encuentro inédito



30 MAY 2014 - 17:01 COT




David Grossman (izquierda) y Mario Vargas Llosa.Ampliar foto
David Grossman (izquierda) y Mario Vargas Llosa. DANIEL MORDZINSKI

Sus primeras lecturas, su formación como novelistas y la relación de la literatura con la sociedad fueron algunos de los temas que abordaron Mario Vargas Llosa y David Grossman en un encuentro moderado por Juan Cruz en noviembre pasado en la Feria del Libro de Guadalajara (México). Los fragmentos que siguen pertenecen al final de la charla, momento en el que, con el conflicto entre Israel y Palestina de fondo, hablaron sobre la vigencia del compromiso del escritor.

Maya Angelou / Y aun así me levanto

Maya Angelou, 1972

Maya Angelou
BIOGRAFÍA
Y AUN ASÍ ME LEVANTO



Tú puedes escribirme en la historia
con tus amargas, torcidas mentiras,
puedes aventarme al fango
y aún así, como el polvo... me levanto.

¿Mi descaro te molesta?
¿Porqué estás ahí quieto, apesadumbrado?
Porque camino
como si fuera dueña de pozos petroleros
bombeando en la sala de mi casa...

Como lunas y como soles,
con la certeza de las mareas,
como las esperanzas brincando alto,
así... yo me levanto.

¿Me quieres ver destrozada?
cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

¿Mi arrogancia te ofende?
No lo tomes tan a pecho,
Porque yo río como si tuviera minas de oro
excavándose en el mismo patio de mi casa.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.



Maya Angelou / Tres poemas

Atsushi Suwa
Maya Angelou
BIOGRAFÍA
TRES POEMAS
Versiones de Sandra Toro
UNA PRESUNCIÓN

Dame tu mano

Hazme lugar
para que te lleve
y  te siga
más allá de este furor de la poesía.

Deja para los otros
la intimidad
de tocar las palabras
y el amor por la pérdida
del amor.

A mí
dame tu mano.

RECUERDO


El peso lento 
de tus manos, alborotando a las abejas
que anidan en mi pelo, tu sonrisa en la
pendiente de mi mejilla. Te aprietas
sobre mí
esta vez, encendido, derramando
urgencia, y el misterio viola
mi razón

Cuando te retiras,
tú y la magia, cuando
sólo el olor de tu
amor persiste entre
mis pechos, entonces, sólo
entonces, puedo devorar con gula
tu presencia.


TOCADOS POR UN ÁNGEL

Nosotros, desacostumbrados al valor,
exiliados del placer,
enroscados en la caparazón de la soledad
hasta que el amor baja de su templo sagrado
y se presenta a nuestros ojos
para liberarnos a la vida.

Llega el amor
y en su tren vienen éxtasis,
viejos recuerdos de gozo,
antiguas historias de dolor.
Y si somos audaces,
el amor arranca de nuestras almas
las cadenas del miedo.

Al calor de la luz del amor
abandonamos nuestra timidez
nos atrevemos a ser valientes
Y de pronto vemos que el amor
nos cuesta todo lo que somos
y todo lo que podemos ser.
Y sin embargo es el amor




jueves, 29 de mayo de 2014

Quino / Los chicos fueron mis mejores lectores

Quino 

“Los chicos fueron mis mejores lectores”

El creador de Mafalda presenta '¿Quién anda ahí?'', una mirada desde el humor sobre los miedos contemporáneos



Viñeta recogida en '¿Quién anda ahí?'.
"Conozco a una señora en mi Mendoza natal que cuando se enojaba con su perro lo trataba de usted”, cuenta al teléfono Joaquín Salvador Lavado, Quino, y reímos ante la originalidad de ese desdén, que le sirve al papá de Mafalda para dibujar un chiste en el aire. Es la tercera conversación telefónica que mantenemos y falta una aún para que acceda a un encuentro cara a cara en su apartamento de Buenos Aires, a pocas calles del Obelisco, donde pasa la mitad del año (“mi mujer Alicia y yo seguimos al invierno: cuando el calor empieza aquí, volvemos a Italia”).
No resulta sencillo entrevistar al humorista gráfico más global y más querido de Argentina: es casi un tímido profesional. A pesar de haber cumplido 80 años y de ser homenajeado en cada ciudad que pisa por haber creado a esa niñita sabihonda, internacionalmente famosa y políticamente comprometida, que Umberto Eco calificó en 1969 como "una heroína iracunda", las entrevistas le gustan tan poco como que le pidan autógrafos. Pero quiere la suerte que la cronista se llame como la mamá de Mafalda (“le puse Raquel en homenaje a mi dentista de muchos años”, contará luego el autor) y ese detalle sumado a la publicación en España de su nuevo título, ¿Quién anda ahí? (Lumen), justifican la excepción.
En ese libro Quino refleiona desde el humor sobre los miedos de nuestro tiempo a partir de las últimas páginas que publicó en medios “y de algunos inéditos”. Irónico como siempre, pasa revista con agudeza y sensibilidad a situaciones tan diversas como reveladoras de la topografía contemporánea. Viñetas de muestra sobran: la oración nocturna de una señora —más consumidora compulsiva que creyente— que le ha conseguido a su Cristo un par de cascos conectados al micrófono desde el que reza, para que no pierda palabra de su ristra de peticiones; un terrateniente ante una videowall que vigila con cámaras la productividad de cada rincón de su campo; un detective que duda ante el puñal clavado en el ombligo de la víctima si está ante un caso de body piercing; un matrimonio desavenido porque el “hobby” de él consiste en “imaginar gorditas” o un alto ejecutivo que ve cómo el recambio generacional define que su puesto lo ocupe un crío que aún usa chupete. La selección incluye además una rareza: los escasísimos dibujos en color realizados en la carrera de alguien que, devoto del cine mudo, se ha expresado en blanco y negro.
Sentado frente a su escritorio —un tablero de dibujo rodeado de libros, retratos de sus afectos y una pequeña escultura de su criatura más famosa (“la hizo el mismo artista que realizó la estatua de Mafalda que hoy está en el barrio de San Telmo”)— , Quino nos recibe finalmente una mañana. Es amable, habla lentamente, le gusta reír y no escatima ternura cuando recuerda cómo llegó al dibujo: “Yo heredé el nombre y el oficio de mi tío Joaquín. Ver que de su lápiz salían montañas, árboles, personas… me maravillaba. Todos los chicos dibujan, pero yo seguí. Estudié un poco en Bellas Artes y dos años después cometí el error de creer que a los 15 ya lo sabía todo y abandoné. De eso me arrepiento cada vez que puedo”.