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lunes, 23 de diciembre de 2019

Los 25 mejores libros del siglo XXI / Edmund de Waal / La liebre con ojos de ámbar


Los 25 mejore

libros


del siglo XXI

No 21

Edmund de Waal


LA LIEBRE CON OJOS DE ÁMBAR

Un fascinante ensayo



Más de doscientas figuritas de madera y marfil, ninguna de ellas mayor que una caja de cerillas, son el origen de este fascinante libro en el que Edmund de Waal describe el viaje que han hecho a lo largo de los años. Un viaje lleno de aventuras, de guerra, de amor y de pérdida, que resume, en la historia de una familia, la historia de Europa en los siglos XIX y XX. Un texto evocativo y de gran belleza que comienza con una pequeña liebre de ojos de ámbar que se mezcla en un bolsillo con las monedas, y termina, como todo auténtico viaje, con el descubrimiento de uno mismo.


"Un fascinante ensayo. De Waal es un gran escritor, nutrido de una copiosísima varia erudición, cuya riqueza, sin embargo, nunca empece el flujo de una pasión desbordante. La clave de esta venturosa travesía narrativa es haberla urdido a partir de ese pequeño botón del netsuke".
Francisco Calvo Serraller, 
El País


"Un grandioso relato de la decadencia europea. Es apasionante seguir el rastro de los antepasados de De Waal desde el París de la Belle Époque, en plena eclosión del impresionismo, y encontrarse con Charles Ephrussi, el que primero adquirió estas curiosas figuritas, rodeado de personajes como Renoir, Degás o Marcel Proust. Pero es casi la propia búsqueda de De Waal, el descubrimiento de sus orígenes, lo que convierte su investigación sobre los netsuke en una epifanía fascinante con inicio y final en Japón".
Pablo González, La Voz de Galicia


"Un festín para quienes gustamos de las evocaciones demoradas y emotivas en búsqueda de las raíces propias. De Waal traza con mano maestra el devenir de una saga apasionante y lo hace con amenidad y erudición, dos conceptos muy difíciles de conjugar pero que en este libro es capaz de fundir con delicadeza y gracia, hasta conmover al lector".
Fermín Herrero, 
El Norte de Castilla


"Esta obra maestra parte de algo minúsculo como un níspero para captar el espíritu de dos siglos y siete ciudades, medir con la precisión de un sismógrafo los estragos del odio en el frágil tejido humano y su asombrosa capacidad de regeneración. "Mire el azul de los jacintos-recomendaba Rilke a una antepasada del autor- antes que leer literatura". Por mostrar la persistencia de la memoria y la literatura al rozar la solidez y la belleza de un netsuke, libros así merecen invertir el orden de prioridades".
Antonio Lozano, 
Qué Leer


«Una obra brillante que aporta una visión panorámica y que a la vez inspira un amor profundo hacia las pequeñas cosas que evocan un mundo desaparecido».Colm Tóibín

«Una obra maestra».The Sunday Times

«El libro de la década... Una obra maravillosa, para ser conservada y leída una y otra vez por tantas generaciones como describe».The Times Literary Supplement

«Elegante. Modesta. Trágica. Homérica».
Stephen Frears, 
The Guardian


«El libro más brillante que he leído en años... Un gran relato sobre los placeres y las penas de lo que significa ser humano».

The Daily Telegraph


«La mejor lección de historia imaginable».

The New Yorker


«El evocativo relato de un interesante hombre lleno de talento a la búsqueda de sus raíces».

The New York Review of Books



Prefacio

Iggie murió en 1994, poco después de que yo regresara a Inglaterra. Jiro me telefoneó: sólo habían sido tres días en el hospital, lo que significó un alivio. Volví a Tokio para el funeral. Éramos dos docenas: los viejos amigos, la familia de Jiro, la señora Nakano y su hija, bañados en lágrimas.
Viene la cremación, nos reunimos y traen las cenizas y, por turnos, cada uno toma un par de largos palillos negros y pone en una urna los fragmentos de hueso sin quemar.
Vamos al templo donde Iggie y Jiro tienen una parcela. Lo planearon hace veinte años. El cementerio está en una colina detrás del templo; bajos muros de piedra delimitan las parcelas. Hay una lápida gris con los dos nombres ya grabados y un espacio para flores. Cubos de agua y cepillos y grandes carteles de madera con leyendas pintadas. Uno aplaude tres veces y saluda a su familia y se disculpa por el hecho de que hace mucho que no viene a limpiar, a sacar los crisantemos marchitos y a poner en agua otros frescos.
En el templo se coloca la urna en una pequeña tarima con una foto de Iggie delante; la foto de él en el crucero, con traje de cena. El abad canta un sutra, ofrecemos incienso e Iggie recibe su nuevo nombre búdico, su kaimyo, que lo auxiliará en la otra vida.
Luego hablamos de él. Yo intento decir en japonés cuánto significa mi tío abuelo para mí y no lo consigo porque estoy llorando y porque, pese a mi onerosa beca de dos años, cuando lo necesito, mi japonés no alcanza. Así que en vez de eso, en esta sala de un templo budista, en un suburbio de Tokio, recito el Kaddish por Ignace von Ephrussi, que está tan lejos de Viena, por su padre y su madre, y por su hermano y sus hermanas que están en la diáspora.

BOOMERANG



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