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sábado, 21 de enero de 2012

Oscar Collazos / El chamán y la lluvia

 

Oscar Collazos

El chamán y la lluvia

Razón tenían quienes dijeron que no veían ninguna irregularidad en la contratación de un "chamán".

EL TIEMPO, 19 de enero de 2012
 
El debate que deberían haber dado los antropólogos lo están dando, entre prejuicios, chascarrillos, escepticismo e insultos, los seguidores de los medios de comunicación de masas. Todo se ha reducido a la contratación de "un brujo" o "chamán" que evitó la caída de la lluvia el día de la clausura del Mundial sub-20.
    Sin embargo, al margen de parámetros legales, amparada seguramente en el respeto a una cultura distinta a la racionalidad occidental, la actriz y empresaria Fanny Mikey había impuesto la costumbre de contratar a un chamán (al parecer, Jorge Elías González es un radiestesista) en la apertura de los festivales iberoamericanos de teatro.
    Aunque el objeto del contrato se cumplió (no llovió ese día), lo que ha sido motivo de escándalo no son los 4 millones pagados sino las dudas desatadas alrededor de la calificación profesional de González. La Contraloría tendrá entonces un dilema: ¿se cumplió o no el objeto del contrato?
    Más que el monto de la contratación por el espectáculo, llamó la atención este episodio mínimo. No la había llamado la visita de los presidentes Pastrana y Santos a los "mamos" de la Sierra Nevada, pero sí la contratación del psíquico Armando Martí por el fiscal Mario Iguarán.
    En una sociedad alertada por los zarpazos repetidos de la corrupción, nada más sospechoso que un contrato por la prestación de un servicio que no figura en la tabla de ocupaciones al uso, aunque el chamanismo sea uno de los temas "duros" de la antropología y el más misterioso refugio de quienes no se encuentran suficientemente protegidos por las leyes del "destino" o la naturaleza.
    Políticos y personalidades de todo el mundo, al margen de sus creencias religiosas, contratan los servicios de profesionales de la astrología y la parapsicología y se sirven de brujos o chamanes, auténticos o impostores, que les ayudan a domar el potro del poder y a sentirse menos inseguros con la incertidumbre de sus vidas. Un principio distinto a la racionalidad aparece como posible respuesta a las muchas que no acaban de dar la ciencia ni la naturaleza.
    Nada más sospechoso, pero también nada más morboso. Por eso se habla de "ignorancia" y supersticiones. Una muestra de esa ignorancia habría sido contratar a un "chamán" (muchos medios insisten en que González es un chamán) para que atajara la lluvia, pero mayor ignorancia habría en el desconocimiento y, por lo mismo, descalificación de prácticas ancestrales en sociedades distintas a las precariamente sustentadas en la racionalidad científica.
    Razón tenían quienes dijeron que no veían ninguna irregularidad en la contratación de un "chamán", como tampoco la veían en la contratación de una misa por "el descanso eterno" de un difunto o la suerte de, por ejemplo, un secuestrado. ¿Fanatismo "cientificista" versus fanatismo religioso?
    Ritos o plegarias, dos sistemas de creencia: el chamán puede alterar el comportamiento de la naturaleza; las plegarias pueden ser atendidas por el "ser superior" que las escucha. Al reducir el chamanismo a superstición, se están desconociendo creencias y prácticas milenarias. ¿Se refería a esto el vicefiscal general al pretender que el chamán (o radiestesista) "explique las circunstancias de tiempo, modo y lugar en que puede evitar el fenómeno de la lluvia"?
    "El chamanismo es un sistema coherente de creencias y prácticas religiosas, que tratan de organizar y explicar las interrelaciones entre el cosmos, la naturaleza y el hombre", dice el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff. ¿Debió empezar entonces por aquí la discusión pública, sin excluir el examen de los contratos entre particulares y el Estado?




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