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viernes, 7 de mayo de 2021

Tracey Emin / «Me arrepiento mucho de mi excesiva sobreexposición en el pasado»

 

Tracey Emin


Tracey Emin: «Me arrepiento mucho de mi excesiva sobreexposición en el pasado»

«An Insane Desire for You» (Art Projects Ibiza) es el regreso de Tracey Emin a España. El malditismo que precede a la miembro de la Young British Generation destila ahora en un canto al amor

Javier Díaz-Guardiola

23 de junio de 2019

Posiblemente, «escabroso» sea el término que mejor defina el pasado de Tracey Emin (1963). «Tierra extraña», sus memorias, publicadas con un retraso de una década en España por Alpha Decay, nos descubrieron a una adolescente disfuncional, violada con 13 años, que durante meses se alimentó de vodka y pollo frito... El exceso continuó como artista, cuando saltó a la palestra como «Young British Artist» de la mano de Saatchi con «Everyone I Have Ever Slept With», la tienda que llevaba bordados los nombres de todos aquellos con los que se había «acostado» hasta esa fecha, o, tiempo después, con «My Bed», con la que quedó finalista del Premio Turner en 1999, autorretrato de una mujer 15 días aislada en su devastación tras sufrir un aborto.

En la actualidad, Emin es otra persona (miembro de la British Academy y profesora de dibujo en la Royal Academy), más calmada, menos carne de amarillismo (aunque en 2016 nos desayunábamos con que se había casado con una roca de su jardín en Francia), que incluso afirma creer en el amor... Con esa actitud regresa a España (no lo hacía desde 2008) y entra en Art Projects Ibiza, en una muestra que cuenta con su réplica en la galería belga de Xavier Hufkens (hasta el 1 de octubre), mientras se cuentan los días para que sus dibujos dialoguen con la colección del Museo d'Orsay. Así afronta ella su madurez.

Es imposible entender su trabajo desligado de su biografía. La muestra de Art Projects Ibiza y Xavier Hufkens incluye 24 nuevas obras. ¿En qué momento vital se encuentra?

Es posible entender mi obra al margen de mi biografía. Trato temas universales como el amor, la muerte, el arrepentimiento, el sufrimiento o el deseo. Cualquiera puede conectar con ellos. No hace falta conocerme o conocer mi vida para saber lo que es la pena. Esta exposición trata de la exploración del deseo antes de encerrarlo en una relación; pero, más allá del deseo, las obras son un homenaje al verdadero sentimiento del amor.

¿Todo arte debe ser autobiográfico?

Por supuesto que no.

El título de la muestra queda plasmado en un neón a la entrada de cada sede, cuya luz «contamina» el resto de las obras. ¿Son los que marcan así el tono de todo lo demás?

Lo interesante de ese neón es que, en cada sala, sus corazones son de colores diferentes, y aunque las palabras sean las mismas, emocionalmente «suenan» distinto. Hay diferentes maneras de sentir deseo.

Su texto es «An Insane Desire for You» [Un deseo insano por ti]. ¿Cuáles son sus obsesiones actuales?

Siempre he dado la impresión de ser bastante obsesiva. A la gente que no me conoce, esto le suele asustar, pero la verdad es que las personas y las cosas que quiero me apasionan con locura, y a esa pasión la acompañan el amor y la entrega. Normalmente, mis obsesiones son absolutamente transparentes, a la vista de todo el mundo.

«An Insane Desire for You»
«An Insane Desire for You»

Recuerdo una frase de sus memorias: «Soy una alcohólica, neurótica, psicótica, quejica, una perdedora obsesionada conmigo misma, pero soy una artista». ¿Lo de «ser artista» es la parte buena de la definición?

Eso lo escribí hace veinte años, y creo que «anoréxica» también formaba parte de la lista... Y lo único que sigue siendo totalmente cierto de esa retahíla es lo que corresponde a lo de artista. De todas maneras, todavía podría escribir otra sobre mí, pero sería igual de triste aunque diferente.

Esas memorias, ¿eran una pieza artística más?

Escribí «Strangeland» [Tierra extraña] a lo largo de casi 25 años, entre los 18 y los 41. El libro cubría una parte de mi vida, la primera. Sé que cuando sea anciana me sentaré de nuevo y escribiré otro libro, pero por ahora tengo que conformarme con hacerlo un poco cada día. Sin la escritura no podría ser artista.

Siempre se ha dicho que el arte es un acto catártico para usted. Eso deja la pelota en el lado del espectador, al que traslada su «preocupación».

En realidad no le transmito mis preocupaciones o mi ansiedad, pero sí que creo que ser honesta y clara en cuanto a mis emociones permite que el espectador lo sea con las suyas.

A todas luces, se la puede considerar una artista «feminista», en el sentido de que fue de las primeras en mostrar sin paños calientes la sexualidad e intimidad femenina. ¿Abusamos hoy del término?

No utilizamos el término lo suficiente, y punto.

Toda esa exhibición de su realidad se hizo sin redes sociales. ¿Pasaría desapercibida hoy si empezara de cero?

Si volviese a empezar, haría las cosas de otra manera. Me arrepiento mucho de mi excesiva exposición en el pasado. Creo que ha influido en cómo me ve la gente. Pero, dicho esto, no soy una esnob del arte, y sé que, debido a esta visibilidad, mi obra y los temas que trato han llegado a un público mucho más amplio y diverso, ya sean estudiantes, mujeres en prisión, soldados en Afganistán, banqueros, políticos o amas de casa de los barrios residenciales, por citar algunos.

«Cada vez que hago “My bed” vengo del pasado. Es un fantasma que reconozco»

En sus inicios, se puso a dibujar fijándose en Munch y Egon Schiele. Sus pinturas actuales recuerdan más a un Basquiat o un Cy Twombly. ¿Existe un «estilo» Tracey Emin?

Sí, claro que hay una manera de pintar propia de Tracey Emin. En mi obra se puede ver el reflejo de otros artistas, pero esa es la Historia lineal de la pintura y, a menudo, lo que impide que las mujeres pinten.

Sin embargo, la crítica habla de lo suyo como «arte confesional», lo que suena a religión, y religión católica. ¿Está de acuerdo con este concepto, el de «arte confesional»?

Usted no sabe nada de mi religión. ¡Qué pregunta tan rara! El arte es para todo el mundo. Dios es para todo el mundo...

Le pido disculpas. Hablando de religión: no hace mucho me topé con uno de sus neones en la catedral de Liverpool («I Felt You and I Know You Loved me» [Te sentí y sé que me amaste]). Supongo que esa frase no se pensó para ese contexto.

La frase estuvo en mi mente mucho tiempo, y cuando me dieron la oportunidad de crear una obra para la catedral supe que allí sería perfecta. Esas palabras abarcan lo espiritual y lo físico.

No quedan obras de su primera etapa porque las destruyó. También se negó a reconstruir «Everyone I Have Slept With» tras su desaparición en un incendio, y cada vez que monta «My Bed» tiene que «vivir» esa cama de nuevo. ¿Se reconoce en las obras del pasado?

Creo que estaría moralmente mal volver a hacer «Tent» [nombre por le que también se conoce «Everyone I Have Slept With»] por dinero. No lo haría nunca. Y llegará un momento en que no seré la persona que haga «My Bed» porque estaré muerta. Porque sí: cada vez que hago «My Bed» vengo del pasado; es un fantasma que reconozco...

«You Touched me»
«You Touched me»

Eso dificulta pero no impide retrospectivas de su trabajo...

La más reciente fue la que montó la Hayward Gallery en 2011. Ahora mismo es lo último que quiero hacer de esta naturaleza. Me niego a ello. Estoy en una etapa de mi vida en la que es fundamental que avance.

Reconoce que lo suyo en el estudio es una auténtica pelea, que destruye mucho antes de dar con la versión definitiva. ¿Qué la serena?

En realidad, cuando pinto sobre una obra no la estoy destruyendo. Sigue estando debajo. Trabajo en ella una y otra vez hasta que consigo lo que quiero. A veces, por arte de magia, me sale al primer intento, pero hay lienzos en los que puedo llevar trabajando diez años...

«It's different When You Are in Love» [Es diferente cuando estás enamorada] reza aquí otro neón. Quedamos entonces que aún cree en el amor...

Cuando estás enamorada, las cosas son diferentes. Los días de tormenta se vuelven poéticos y melancólicos. La música tiene más claridad, el cielo se ve más azul y el sonido del corazón parece más intenso. Sí: Sigo creyendo en el amor.

Lo de pertenecer a la Young British Artists Generation, ¿es otra mancha en una trayectoria que la acompañará siempre o ya no la presentan así?

Forma parte de mi pasado, como pasa con muchos otros artistas. Fue una etiqueta que nos puso la prensa. Tengo casi 60 años, así que, de joven, nada.

Me quedo entonces con el dato de que habrá segunda parte de las memorias...

Habrá una segunda y una tercera. Esa la escribiré cuando tenga 90 años. Estaré tumbada en el sofá-cama dictando mi pasado con una gran sonrisa.


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