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jueves, 10 de octubre de 2024

Han Kang, Premio Nobel de Literatura 2024

 

Han Kang

La surcoreana Han Kang, Premio Nobel de Literatura 2024

La Academia sueca ha destacado la “intensa prosa poética que afronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana” de la autora


BERNA GONZÁLEZ HARBOUR
Madrid - 


Una noticia sensacional ha recorrido hoy el mundo literario: la surcoreana Han Kang ha sido la elegida este jueves 10 de octubre por el Comité del Nobel de la Academia sueca como ganadora del máximo galardón de las letras universales en 2024. Premio a una mujer; premio a una joven en términos de reconocimiento a toda una carrera (53 años); premio a una surcoreana, un reconocimiento soberbio a una cultura que está penetrando en Occidente y en todo el mundo por las buenas razones y en todas las disciplinas; y premio, por último, a una temática de enorme actualidad: nuestra relación con el cuerpo y con la naturaleza. Han Kang, primera surcoreana en recibirlo, es la galardonada más joven en la lista de premiados de los últimos 37 años. Y hace solo  un año la autora declaró a EL PAÍS: “El lenguaje es un medio único e importante, pero al mismo tiempo es lo que me hace sufrir”. Palabra de Nobel.

El jurado de Estocolmo ha destacado al anunciar el fallo su “intensa prosa poética que afronta traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”. La narradora, cuya obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, había tenido este jueves “un día normal y acaba de cenar con su hijo” cuando recibió la llamada más deseada por los escritores, según relató el secretario permanente de la Academia Sueca, Mats Malm, después de desvelar su nombre. El galardón literario más prestigioso del mundo está dotado con 11 millones de coronas suecas (unos 970.000 euros), además de garantizar un aumento de prestigio, fama y ventas de libros para quien lo reciba.

La vegetariana, publicada en España por Rata en 2017, es el libro con el que Han Kang se dio a conocer internacionalmente y por el que recibió el Booker Internacional en 2016. Es sin duda una novela rica, precisa, afinada, capaz de sostener la tensión y la trama a partir de la intimidad de una mujer que empieza a cambiar su relación con la comida y con la naturaleza. Hay gran reflexión interior, hay destreza narrativa, hay angustia solapada en una construcción literaria que ambiciona iluminar un momento social, urbano y familiar sacudido por una conciencia en pleno choque con las convenciones. La forma de consumir, de relacionarnos, de trazar nexos con los seres más próximos y el entorno es tema de primer orden en este primer cuarto del siglo XXI que muy pocos literatos se atreven a abordar o que son capaces de hacerlo con semejante calidad. Cambiar sin pedir permiso, cambiar a pesar del qué dirán, cambiar incluso a costa de las relaciones con los seres más queridos es el motor de un relato poderoso que esconde la zozobra en su seguridad, en su determinación rotunda a pesar del sufrimiento sobrevenido. Nadie envidiará la idea de convertirse en vegetariana al leerlo, pero todos aplaudiremos su prosa, capaz de incluir una dimensión irreal en pleno trazado de la realidad en dosis más que adecuadas.

Más tarde llegó La clase de griego, esta vez en Literatura Random House, un relato minucioso en el que esa asfixia que supuraba La vegetariana ya desborda la corriente de su escritura. La angustia está en primer plano. La protagonista ha perdido la voz, como ha perdido a su madre e incluso la custodia de un hijo y solo el recurso a un idioma clásico como el griego (de nuevo la lejanía de lo normativo, de la convención social más próxima, la ruptura con la cotidianidad) podrá convertirse en su salvación. Su conexión con el profesor empieza a ser chaleco salvavidas, extraño baluarte para volver a flote. Y si ella está perdiendo la voz, no menos angustiosa es la pérdida de la vista que está sufriendo él, como Borges, al que alude desde el inicio. En septiembre de 2023 Han pasó por Madrid y nos explicó esta novela en una entrevista con EL PAÍS: “Después de La vegetariana, que era mi tercera novela, empecé a escribir la cuarta y me bloqueé. Dejé de escribir durante un año y olvidé cómo hacerlo. Tampoco podía leer nada de ficción. Después de un descanso profundo pude volver a hacerlo y así nació La clase de griego, que surgió ciertamente de esa idea de silencio que he experimentado”, confesó.

La noticia del Nobel sacudió al mundo literario y lo tomó por sorpresa. Nunca una escritora asiática había obtenido el galardón. Y, aunque todas las miradas apuntaban a una apuesta por ese continente, las quinielas señalaban más bien a Can Xue, de 71 años, después de varios años con predominio europeo, como es habitual (el noruego Jon Fosse ganó en 2023; la francesa Annie Ernaux en 2022), y alguna sorpresa como el tanzano Abdulrrazak Gurnah (2021). Pero la elegida ha sido una voz reconocida internacionalmente y que aporta al Nobel un golpe de actualidad, la que sus libros y temas han puesto sobre la mesa. Y esto no es lo habitual. El Nobel de Literatura se ha hecho moderno.

Han Kang (Gwangju, Corea del Sur, 53 años) empezó su carrera como novelista al ganar el concurso literario de primavera Seúl Shinmun en 1994. El jurado del Nobel ha hablado este jueves de La vegetariana (Rata), un libro que publicó como tres nouvellesantes de reunirlas en un solo tomo y que fue su primer trabajo traducido al inglés, un asfixiante retrato del aislamiento en el que puede sumergirse una persona al cambiar sin permiso de los demás. “Escrita en tres partes, retrata las consecuencias violentas que aparecen cuando el protagonista, Yeong-hye rechaza someterse a las normas del consumo de comida”, lo resumió un portavoz de la Academia sueca.

Con El libro blanco volvió a ser seleccionada para el Booker Internacional, aunque esta vez solo fue finalista. El año pasado publicó en España La clase de griego (Literatura Random House), un grito de silencio en el que la voz y el lenguaje luchan contra su aniquilación. La autora estaba entre los favoritos de las apuestas, pero no entre los primeros. Las casas inglesas la situaban al nivel del español Enrique Vila-Matas: su victoria se pagaba 33/1.

A lo largo de la última década, la Academia sueca ha apostado por una mayor diversidad en sus premiados, tanto en los orígenes de los autores (europeos, africanos y chinos) como a los géneros, del reporterismo de Svetlana Alexiévich a las canciones de Bob Dylan.

El último premio a un hispanohablante, Mario Vargas Llosa, fue hace 14 años; el anterior data de 1990, a Octavio Paz. Los escritores en castellano suman 11 laureados, frente a 29 en lengua inglesa, 16 francesa, 15 alemana o seis italiana. En la lista de premiados, a lo largo de la historia, aparecen nombres como W. B. Yeats, Ivan Bunin, Thomas Mann, Samuel Beckett, Camilo José Cela, Nadine Gordimer, Wislawa Szymborska, J. M. G. Le Clézio, Patrick Modiano, Orhan Pamuk, Gabriel García Márquez, John Steinbeck, Saul Bellow o Herta Müller. Jean-Paul Sartre, galardonado en 1964, fue el único autor en rechazar el Nobel de Literatura, así como su dotación económica, por miedo a que afectara “el impacto de sus escritos” y para evitar ser “institucionalizado”. En los últimos diez años han ganado el Nobel de Literatura cinco hombres y cinco mujeres. A lo largo de la historia, solo 18 mujeres lo han conseguido, incluida Han Kang, de entre los 121 premiados. La sueca Selma Lagerlöf fue la primera, en 1909.


EL PAÍS 



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