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martes, 13 de octubre de 2020

Louise Glück / “Escribo sobre la mortalidad, fue un terrible shock descubrirla en la infancia”

Louise Glück

Louise Glück, Premio Nobel: “Escribo sobre la mortalidad, fue un terrible shock descubrirla en la infancia”

La poeta, aún sorprendida por el reconocimiento, habla del “terror diario” al Covid, de su universo creativo, y dice: “Una de las pocas cosas buenas de la vejez es que se tiene una nueva experiencia y eso es invaluable para un autor”.

Alexandra Alter

The New York Times 

9 de octubre de 2020

"Soy una persona muy sociable. El hecho de que no me gusten las entrevistas no significa que sea una reclusa", dijo la poeta Louise Glück (77) al principio de la entrevista. Estaba en una situación incómoda. El jueves por la mañana ganó el Premio Nobel de Literatura. Frente a su casa en Cambridge, Massachusetts, los periodistas hacían cola en la calle. Su teléfono no había dejado de sonar desde las 7, todo un ataque de atención que ella describió como "pesadillesco".

A estas alturas, Louise debería estar acostumbrada. A lo largo de una trayectoria que lleva más de cinco décadas, ha publicado una docena de volúmenes de poesía y ha recibido prácticamente todos los premios literarios prestigiosos en los Estados Unidos.

"Su obra es como una conversación interior. Tal vez habla consigo misma, tal vez nos habla a nosotros. Hay una especie de ironía en eso", dice su viejo amigo y editor Jonathan Galassi, presidente de Farrar, Straus & Giroux. "Algo muy constante es esa voz interior. Siempre está evaluando la experiencia en oposición a algún ideal con el que nunca coincide".  Los últimos meses han sido difíciles para Glück, que es divorciada, vive sola y estaba acostumbrada a cenar con gente amiga seis noches a la semana antes de la pandemia. Durante varios meses en la primavera del hemisferio norte, debió esforzarse para escribir. Luego, a finales del verano, volvió a componer poemas y terminó una nueva selección titulada Winter Recipes From the Collective, que la editorial FSG planea lanzar el año próximo.

El jueves por la mañana, luego de conocer la noticia. / (AP Photo/Michael Dwyer)

El jueves por la mañana, luego de conocer la noticia. / (AP Photo/Michael Dwyer)

"La esperanza es que si se sobrevive a todo esto habrá arte al otro lado", dice Galassi.

Glück habló con el diario The New York Times pocas horas después de que se conociera la noticia de su Premio Nobel. 

"Esta mañana recibí una llamada como a las siete menos cuarto. Acababa de despertarme. Un hombre que se presentó como secretario de la Academia Sueca me dijo: 'Llamo para decirle que ha ganado el Premio Nobel'. No puedo acordarme de lo que dije, pero había cierta sospecha en mis palabras. Creo que no estaba preparada".

-¿Cómo se sintió una vez que asimiló que era real?

-Completamente asombrada de que eligieran a una poeta lírica estadounidense blanca. No tiene sentido. Mi cuadra está llena de periodistas ahora. La gente no deja de decirme lo humilde que soy. No soy humilde. Pero pensé, vengo de un país al que no se lo ve con cariño actualmente, soy blanca, y hemos tenido todos los premios. Así que parecía muy poco probable que tuviera que vérmelas con este hecho en particular alguna vez en mi vida.

“Me sentí asombrada de que eligieran a una poeta lírica estadounidense blanca. No tiene sentido”.

-¿Cómo ha sido su vida durante estos meses intensos y aislados de la pandemia? ¿Ha podido escribir?

-Escribo muy erráticamente de todos modos, así que no es una disciplina constante. Venía trabajando desde hace unos cuatro años en un libro que me ha atormentado. Luego, a finales de julio y en agosto, inesperadamente escribí algunos poemas nuevos y de repente vi cómo podía darle forma a aquel manuscrito y terminarlo. Fue un milagro. Los sentimientos habituales de euforia y alivio se vieron comprometidos por el Covid, porque tenía que pelear contra mi terror diario y las limitaciones necesarias en mi vida cotidiana.

-¿De qué trata su nueva colección?

-Del desmoronamiento. Hay mucho duelo en el libro. También hay mucha comedia y los poemas son muy surrealistas. Escribo sobre la muerte desde que sé escribir. Literalmente, cuando tenía 10 años, escribía sobre la muerte. Sí, bueno, y era una chica muy alegre. Envejecer es más complicado. No es simplemente el hecho de que una se acerca más a la muerte, es que las facilidades con las que contaba -la gracia física, la fuerza y la agilidad mental- esas cosas están comprometidas o amenazadas. Ha sido muy interesante pensar y escribir sobre esto.

“Escribo sobre la muerte desde que sé escribir. Literalmente, cuando tenía 10 años, escribía sobre la muerte. Sí, bueno, y era una chica muy alegre. Envejecer es más complicado...”

-Gran parte de su trabajo se basa en la mitología clásica y entreteje arquetipos míticos con versos contemporáneos más íntimos sobre lazos familiares. ¿Qué le atrae de esas figuras míticas y cómo esas historias mejoran lo que está tratando de explorar y comunicar a través de su poesía?

-Todo el que escribe saca sustento y combustible de los primeros recuerdos, y de las cosas que le cambiaron, le tocaron o lo emocionaron en su infancia. Mis visionarios padres me leían mitos griegos, y cuando pude leer por mi cuenta seguí leyéndolos. Las figuras de los dioses y los héroes eran más vívidas para mí que los otros niños de la cuadra en Long Island. No era como si estuviera tratando sobre algo adquirido tarde en la vida para dar a mi trabajo algún tipo de barniz de aprendizaje. Esos eran mis cuentos para dormir. Y ciertos cuentos resonaban particularmente en mí, especialmente Perséfone, y he estado escribiendo sobre ella de vez en cuando durante 50 años. Y creo que estaba muy atrapada en una lucha con mi madre, como suele ocurrir con las chicas ambiciosas. Creo que ese mito en particular les dio un nuevo aspecto a aquellas cosas. No quiero decir que fuera útil en mi vida diaria. Cuando escribía, en lugar de quejarme de mi madre podía quejarme de Demetrio.

-Algunos han comparado su trabajo con Sylvia Plath y han descrito sus versos como confesionales e íntimos. ¿Hasta qué punto se ha basado en su propia experiencia en su trabajo, y hasta qué punto está explorando temas humanos universales?

-Una siempre se basa en su propia experiencia porque es el material de su vida, empezando por la infancia. Pero yo busco la experiencia arquetípica, y supongo que mis luchas y alegrías no son únicas. Parecen únicas cuando una las experimenta, pero no me interesa hacer que el foco de atención se pose en mí y en mi vida particular, sino en las luchas y alegrías de las personas, que nacen y luego son obligadas a irse. Creo que escribo sobre la mortalidad porque fue un terrible shock para mí descubrir en la infancia que esto no es para siempre.

En la puerta de su casa, en diálogo con periodistas. / (AP Photo/Michael Dwyer)

En la puerta de su casa, en diálogo con periodistas. / (AP Photo/Michael Dwyer)

-En el transcurso de su carrera usted ha experimentado diferentes formas poéticas, pero su voz ha permanecido definida. ¿Ha sido un esfuerzo deliberado y consciente imponerse usted misma a ensayar formas diferentes?

-Sí, todo el tiempo. Una escribe para ser una aventurera. Quiero ser llevada a un lugar del que no sé nada. Quiero ser extraña a un territorio. Una de las pocas cosas buenas que se pueden decir de la vejez es que se tiene una nueva experiencia. La disminución no es la alegría más esperada por todos, pero hay novedades en esta situación. Y eso, para un poeta o escritor, es invaluable. Creo que siempre hay que sorprenderse y ser, en cierto modo, un principiante de nuevo, de lo contrario me aburriría hasta las lágrimas. Y ha habido momentos en los que he pensado, usted sabe, ya escribiste ese poema. Es un poema muy bonito, pero ya lo escribiste.

-¿De qué manera siente que el envejecimiento la ha llevado a explorar un nuevo territorio como poeta?

-Una se descubre perdiendo un sustantivo aquí y otro por allá, sus oraciones generan vastas lagunas en el medio, y hay que reestructurar la oración o abandonarla. Pero el punto, fijese, es que esto nunca antes había sucedido. Y aunque es triste y desagradable y es un mal presagio, desde el punto de vista del artista, sigue siendo excitante y nuevo.

-Su estilo ha sido descrito a menudo como reducido o austero. ¿Es la voz que le llega naturalmente cuando escribe, o es algo que ha desarrollado y pulido?

-Reducido a veces, sí. A veces escribo de forma conversacional. No se trabaja con una voz. La frase encuentra una manera de hablar por sí sola. Es algo difícil de analizar una voz. Creo que me fascina la sintaxis, siempre sentí su poder y los poemas que más me conmovieron no fueron los más opulentos verbalmente. Eran poetas como Blake y Milton, cuya sintaxis era asombrosa, la forma en que se desplegaba el énfasis.

-Usted enseña en la universidad de Yale y ha hablado de que la enseñanza le ha ayudado a superar dificultades que afrontaba en su propia escritura. ¿De qué manera enseñar la ha formado como escritora?

-Se está en contacto permanentemente con lo inesperado y lo nuevo. Hay que reorganizar las ideas propias para poder sacar de los estudiantes lo que les entusiasma. Mis estudiantes me sorprenden; me deslumbran. Aunque no siempre pudiera escribir, siempre pude leer lo que escribían los demás.

-Muchas gracias por su tiempo. ¿Hay algo más que le gustaría agregar?

-Si considera el hecho de que empecé queriendo no mencionar nada y luego hablé hasta el cansancio, no, no se me ocurre nada. La mayor parte de lo que tengo que decir con alguna urgencia real surge en los poemas, y el resto es solo entretenimiento.

​Traducción: Román García Azcárate

CLARÍN




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