No hay duda de que el pintor angloirlandés Francis Bacon es uno de los artistas modernos más cotizados en el mundo del arte. Y prueba de ello es que el tríptico que dedicó a su amigo y también pintor Lucian Freud en 1969, considerado como una de sus obras más icónicas, fue subastado en Nueva York por 127 millones de dólares, lo que ha supuesto el récord en el precio de un cuadro del artista y lo convirtió en uno de los diez más caros de la historia. Era la primera vez que este tríptico era subastado. El precio final, con impuestos, llega a los 142,4 millones de dólares.
«Tres estudios de Lucian Freud», como así se denomina este tríptico, casi duplicó los 86 millones de dólares que hasta ahora fijaban la plusmarca para el pintor británico.
Este cuadro, curiosamente, retrata a quien se convirtió en el pintor vivo más cotizado al vender en 2008 su «Benefits Supervisor Sleepeing» por 33,6 millones de dólares. El tríptico reúne a dos de los principales nombres de la pintura figurativa del siglo XX cuando su amistad estaba en su plenitud. Fue un relación de compañerismo no exenta de rivalidad que despuntó al concluir la Segunda Guerra Mundial,
El tríptico de Francis Bacon (1909-1992), que tenía un precio de salida de 80 millones de dólares y había sido subida en el orden de subasta por la expectativa generada, superó los 120 millones de dólares por los que fue adquirido «El grito», de Edward Munch, que se vendió por 119,5 millones de dólares en 2012, y entró en la lista de los diez cuadros más caros jamás vendidos, lista que continúa encabezada por «Los jugadores de cartas», de Paul Cézanne.
La distorsión de las formas, la convulsión expresiva en el rostro y el esquematismo de todo aquello que no es figura humana caracterizan estos tres cuadros consecutivos de Bacon, de una dimensión de 198 por 147,5 centímetros y que han pertenecido a la galería Galatea de Turín, a la galería Odermatt de París y a colecciones privadas de coleccionistas italianos, franceses y japoneses.
Andy Warhol y su Coca-Cola
Otro artista que hizo una gran noche fue Andy Warhol, cuya Coca-Cola, síntesis del espíritu del Pop Art («Todas las cocacolas son iguales y las cocacolas son buenas. Lo sabe Liz Taylor, lo sabe el presidente, lo sabe el vagabundo y lo sabes tú», decía el artista), se subastó por 51 millones de dólares.
En esta misma velada, el «Mercedes-Benz W 196 R Grand Prix Car» de Warhol se vendió por 11,5 millones de dólares; su retrato de Mao y su "Hammer and Sickle» por 3 millones cada uno; el «One Dolar», por 4,5 millones, sus «Zapatos de polvo de diamante» por 4,25 millones y, cerrando la noche, se adjudicó su «Fragile» por 1,7 millones. En total, sin contar impuestos, 78,95 millones de dólares en una sola sesión.
Y su compañero de corriente artística, Roy Lichtenstein, también triunfó con la venta de «Seductive Girl» por 28 millones de dólares, y «Sleeping Girl» por 2 millones.
Un Mark Rothko por 41 millones de dólares destacaba entre los mejor vendidos de la noche, aunque quedaba esta vez lejos del récord del pintor, que orgullosamente ostentan en Christie's y que se sitúa en los 86 millones, y justo antes de adjudicarse el tríptico de Bacon, la pintura de Christopher Wool «Apocalypse Now» alcanzaba en la puja un precio de 23,5 millones de dólares, superando las expectativas más optimistas.
Obras de Jasper Jones, Jean-Michel Basquiat (dos, por 10,6 y 26 millones de dólares), Alexander Calder, Louise Bourgeois, Jackson Pollock o Gerard Richter iluminaron la estelar noche de Christie's, que aspiraba a lograr su propio récord de 495 millones de dólares en ventas en una sola sesión y lo consiguió con creces, alcanzando los 611,35 millones de dólares sin impuestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario