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lunes, 26 de agosto de 2019

Érase una vez… el nepotismo de Hollywood

Maya Hawke y su madre Uma Thurman, y Margaret Qualley, y su madre Andie MacDowell


Érase una vez… el nepotismo de Hollywood

Tarantino contrata para su novena película a cuatro hijas de famosos: Maya Hawke (Uma Thurman), Margaret Qualley (Andie MacDowell), Rumer Willis (Demi Moore) y Harley Quinn Smith (Kevin Smith)


Eneko Ruiz Jiménez
Madrid, 11 de agosto de 2019

"Soy producto del nepotismo de Hollywood. Cuando dos famosos copulan, este es el resultado". Carrie Fisher, hija de la actriz Debbie Reynolds y el cantante Eddie Fisher, nunca temió en bromear con las razones genéticas por las que ella, y no otro, había logrado un puesto en la primera plana de la meca del cine, y el calvario que eso supuso. Allí nunca se escondió, así que hasta Quentin Tarantino saca provecho a estos clanes cinematográficos en su último canto de amor a la industria. A la sombra del primer encuentro entre dos de las mayores estrellas en décadas, Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, el elenco de Érase una vez en... Hollywood reúne a cuatro de las hijas de quienes eran estrellas cuando él comenzaba: Maya Hawke (Uma Thurman), Margaret Qualley (Andie MacDowell), Rumer Willis (Demi Moore) y Harley Quinn Smith (Kevin Smith).

Tampoco es casualidad que el director coloque a dos de las miembros de esta nueva generación a la sombra de una de las sectas más cercanas a la factoría de estrellas de Los Ángeles. Así, Hawke, hija de 21 años de la musa tarantiniana Uma Thurman, se convierte en la cita en acólita del asesino Charles Manson. Pero, aunque solo hay que mirarla para adivinar su parentesco, la revelación deStranger Things 3 tuvo que pasar por una audición corriente para lograr el papel. Le ayudó a grabarse, eso sí, Ethan Hawke, actor, guionista, director y su padre. De la secta ficticia forma parte asimismo Harley Quinn Smith, de 20 años, y cuyo curioso nombre de villana de cómic DC recibe gracias al fanatismo por los superhéroes de su padre, el director Kevin Smith, quien la lleva contratando desde que tenía dos años. Curiosamente pasea ahora por una cinta encabezada por Margot Robbie, intérprete real de la homenajeada Harley Quinn y que en Érase una vez encarna a Sharon Tate, asesinada por la secta de Manson.





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Ya son mujeres Tarantino también Margaret Qualley, nominada al Emmy por Fosse/Verdon, protagonista de la serie de culto The Leftovers y heredera de los ojos de su madre, Andie MacDowell; y Rumer Willis, una de las tres hijas de Bruce Willis y Demi Moore. La mayor del protagonista de Pulp Fiction es la más veterana del grupo, con 30 años, e incluso ya reinventa su carrera como concursante de The Masked Singer, programa de talentos donde cantaba disfrazada de un pomposo león sin que el espectador supiera quién escondía la máscara. El objetivo: que nadie la juzgara por su apellido. A veces el nepotismo es un incordio. Qualley, a sus 24, era sincera en una entrevista en la revista Paper: "Algunas veces me planteo que no merezco esta vida. Aunque me gusta creer que el trabajo duro ayuda, soy consciente de que recibí oportunidades desde pequeña que no lograría de otro modo".
Margaret Qualley

Eso no quiere decir que Tarantino se olvide de los veteranos. Ni mucho menos. El director rinde homenaje en su novena cinta a los actores clásicos de televisión y las producciones de acción levantadas con poco dinero. Burt Reynolds, uno de los mayores exponentes de la época, murió poco antes de rodar un papel, pero Tarantino logró trabajar con el ídolo juvenil de Sensación de vivir Luke Perry antes de su muerte en marzo. Para el cineasta son actores a los que Hollywood mira por encima del hombro y que él idolatra: "No era tan distinto a esos de los setenta a quienes homenajeo. (...) Algunos trabajaban en películas de televisión o eran nombres famosos dignos invitados especiales en un capítulo. Interpretaban personajes muy interesantes, mejor que lo que jamás hicieron en cine, y sus capítulos se repetían constantemente", explicaba Tarantino a Deadline.



Rumer Willis en 'The Masked Singer'.

La película tiene un reparto ecléctico formado por Nicholas Hammond (niño en Sonrisas y lágrimas y Spiderman televisivo en los setenta), Dakota Fanning (cuya hermana, Elle Fanning, la ha superado en popularidad) y Austin Butler, Elvis en la biografía que dirigirá Baz Luhrman (Moulin Rouge). El rey del rock, por cierto, mantiene su estirpe en Hollywood: su nieta Riley Keough apareció en Mad Max: Fury Road o The Girlfriend experience. En este cruce de caminos generacional aparece Kurt Russell, en su tercera colaboración con Tarantino y con una estirpe propia. No solo su hijastra, Kate Hudson, fue estrella de la comedia romántica, sino que el hijo que comparte con Goldie Hawn, Wyatt Russell, es un rostro a tener en cuenta, con serie en AMC y varios papeles cinematográficos en proyecto. Visible promesa es también John David Washington, hijo de Denzel y protagonista de lo próximo de Christopher Nolan tras sorprender en Infiltrados en el KKKlan.
Algunos argumentarían que al sustituto de Burt Reynolds en la cinta, Bruce Dern (otro en su tercer tarantino) ha llegado a ser superado por la carrera de su hija, la omnipresente Laura Dern, musa de David Lynch que estos días brilla en la serie Big Little Lies junto a, por ejemplo, Zoey Kravitz, hija del cantante y la actriz Lisa Bonet. Porque muchos hijos de famosos se refugian en televisión de esa sombra. Allí los espectadores ni conocen el parentesco.
Jack Quaid, hijo de Dennis Quaid y Meg Ryan, protagoniza la macabra serie sobre superhéroes The Boys, Sam Levinson (hijo del director Barry Levinson) ha creado Euphoria, la revelación adolescente de la temporada, y Billie Lourd, que deslumbra con una alocada adolescente en el filme Superempollonas, ha interpretado cuatro personajes en American Horror Story. Incluso ha logrado un hueco como rebelde en el universo Star Wars. Una lección aprendida de su madre, Carrie Fisher, y de su madrina, Meryl Streep, que colocó a sus tres hijas. Así, el nepotismo que parodiaba Leia sigue su curso. Hollywood sabe que por cada Tori Spelling habrá una Sofía Coppola.

EL PAÍS




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