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viernes, 24 de mayo de 2019

Siri Hustvedt / Los ojos vendados / Reseña





Siri Hustvedt

LOS OJOS VENDADOS

Traducción de Claudio López de Lamadrid. Seix Barral, 2018. 237 páginas, 19,90 €. Ebook: 9,99 €
LOURDES VENTURA
6 de mayo de 2018


Siri Hustvedt (Minnesota, 1955) ha dicho que el acto de leer una novela es un modo de reflejarse en sus páginas. El juego de espejos de Los ojos vendados se centra en el conflicto de identidad de la protagonista, Iris Vegan, hasta sumirnos en sus precipicios mentales. En el Nueva York de finales de los 70, una joven estudiante de literatura se va desintegrando a lo largo de un verano. El itinerario pesadillesco de Iris está preñado de las constantes de la época: demonios interiores, deseos de emancipación, noches de alcohol en tugurios sórdidos, exploración de la sexualidad, combate entre lo masculino y lo femenino.



La historia, contada en primera persona por Iris, se divide en cuatro episodios, que en un principio crecen como relatos aislados entre sí. Esa fragmentación del conjunto contribuye a la atmósfera de irrealidad que envuelve a la protagonista. La cronología va mudando de un episodio a otro y carga el argumento de incertidumbre temporal. La sutil deconstrucción del relato y la articulación entrecortada de los hechos se entrelazan con el ritmo urbano de Nueva York. En medio de encrucijadas, más pintorescas que trágicas, Iris trata de encontrar un camino de salida.

La aparición de personajes masculinos perturbadores en la existencia de la joven estudiante desencadena una amalgama de sucesos grotescos. Esos personajes acaban siendo manipuladores, peligrosos para una psique debilitada, tan torturados como la narradora.

El sinuoso Morning abre la galería de tipos desconcertantes. Se trata de un escritor con falsos nombres que contrata a Iris Vegan para escribir pequeños ensayos sobre las pertenencias de una misteriosa mujer que apareció muerta en el sótano de los apartamentos del señor Morning. Con mínimos retazos de vida, el hombre dice buscar una coherencia, obsesionado por la mujer muerta. Cuando Iris se entera de que la mujer fue asesinada y su empleador uno de los sospechosos, la narración se decanta del lado de lo detectivesco, para tomar otra deriva. En el siguiente episodio aparecerán George, un artista fotógrafo y Stephen, un amante trivial de la narradora. Unas fotografías tomadas por George, generarán una conmoción en la vida de Iris. Cuando, más tarde, en un hospital psiquiátrico, se revela su profundo desarreglo mental, con sus terribles migrañas y un indecible abismo de identidad, se adensa el personaje, siempre de cabeza al desastre.

El eminente profesor Rose, en el capítulo final, director del seminario “Hegel, Marx y la novela del siglo XIX” al que asiste Iris, será la ilustración literaria de los intimidantes y seductores caballeros que fascinaban a las heroínas del XIX. Con Michael Rose, la alumna realiza la traducción de un relato alemán cuyo protagonista es un joven sádico llamado Klaus. Las relaciones de Iris con el personaje ficcional Klaus y con el profesor Rose van a ser la espina dorsal de la trama. Desvelar el encadenamiento de esos pasajes, con la aparición de otro amigo singular, Paris, excesivo e incoherente, sería precipitar lo más interesante del argumento. La astucia de la novelista está en engancharnos hasta el final en la caótica secuencia temporal de los hechos. A la escritora le interesa reflexionar sobre la escritura misma y sobre la capacidad de hipnosis de una narración.

Los ojos vendados (1992) fue la primera novela de Siri Hustvedt, y el inicio de una brillante carrera literaria (Los misterios del rectánguloEl verano sin hombresLa mujer que mira a los hombres que miran a las mujeres). Hay un guiño secreto a la obra de su marido; cita un restaurante chino llamado El palacio de la luna. El que sea la esposa de Paul Auster sería irrelevante, salvo para recordar el machismo de cierto crítico alemán que llegó a decir que esta novela había sido escrita por Auster. Ocurría con las escritoras de otros siglos: siempre se afirmaba que sus libros eran la obra de un hombre.

Columnista en The New York Times, Hustvedt, al tiempo que ha desarrollado una intensa obra de ficción, se ha especializado en trastornos neuronales y otros temas psiquiátricos. Su novela inaugural ya señala el interés por la psique, los personajes agitados por la búsqueda identitaria y contaminados por las violencias exteriores o internas. “Mujeres escondidas tras máscaras masculinas”, “escritura y enigma”, son conceptos constantes a lo largo de su obra. Buena muestra de su calidad narrativa, es esta sintética e imaginativa novela, en la que Siri Hustvedt habla de singulares personajes de la “movida” neoyorquina. Lúcida observadora de la psique humana, la escritora no hace análisis juguetones, sino inquietantes. 


EL CULTURAL






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